El escritor, columnista y colaborador televisivo Ángel Antonio Herrera, se ha convertido en el protagonista de un libro sobre su obra. Y es que, acaba de editarse ‘Ángel Antonio Herrera y la alucinada sínquisis’, un ensayo de Diego Vadillo, con un profundo análisis sobre las creaciones del albaceteño.
Ángel Antonio Herrera tiene, hasta el momento, 15 libros publicados, a los que hay que añadir sus originales columnas en la prensa y sus colaboraciones televisivas, todo ello con su estilo y sello propios. Sin embargo, nunca pensó que un día estaría al otro lado. Ahora, gracias al escritor Diego Vadillo esto se ha hecho realidad. El escritor albaceteño confiesa que “fue un dulce susto. El hecho de que alguien como Diego Vadillo, un escritor muy formado respecto a la literatura en general, y al barroquismo en particular, haya decidido escribir algo sobre mi vertiente de columnista y poeta, es muy gratificante. Entre otras cosas porque, de este modo, se ata un vínculo con esa persona, hasta ese momento desconocida, mediante algo tan profundo como es la escritura”.
Durante la pandemia, Diego Vadillo escribió en varias revistas algunos artículos sobre las diferentes facetas de la escritura de Ángel Antonio Herrera. “Me había intercambiado algún correo con él en forma de agradecimiento, algo escueto y casi protocolario, hasta que un día, a través de un amigo escritor, me enteré de que había escrito un libro sobre mí, y que además ya andaba circulando por ahí”, refleja Herrera, añadiendo que cuando pudo leerlo, se dio cuenta de que “el autor había levantado un larguísimo y muy ahondado recorrido sobre el estilo barroco de mi poesía y de mi faceta como columnista. Lo insólito es que no recurrió a mí para nada. Vadillo trabaja de una manera plenamente solitaria y lo hizo todo por su cuenta, y la verdad es que le ha quedado un libro muy digno y muy bien resuelto. Ahora que ya lo he conocido personalmente, he descubierto que es un personaje que parece salido del siglo XVI, en pleno siglo de oro, y que charlar con él es como tener una conversación con un amigo de Lope de Vega. Diego es muy partidario del linaje del lenguaje, de lo surrealista, y de los creadores verbales, y es ahí donde me encuentro”.
El nexo de unión fue Francisco Umbral
Diego Vadillo llegó hasta el escritor albaceteño a través de Francisco Umbral. Herrera reconoce que “Umbral podría ser el culpable final de que exista este libro. Vadillo es uno de los estudiosos oficiales y habituales de la obra de Umbral, y yo soy su primer biógrafo. Llegó a mi obra buscando documentación sobre Umbral, y encontró mi semblanza biográfica sobre él. A partir de ahí empezó a tirar del hilo, descubrió mis poemarios y se decidió a escribir sobre ellos”. Por su parte, Diego Vadillo nos cuenta que “estaba en una librería de viejo buscando cosas de Umbral, y de repente me topé con ‘El sur del solitario’, una antología de la poesía de Ángel Antonio Herrera, la adquirí y me quedé fascinado. Hacía mucho tiempo que no me encontraba con algo tan legítimo en poesía. Me llamó tanto la atención que me decidí a hacer un análisis, un estudio crítico de algunas de esas poesías tan estudiadas y trabajadas, dignas de una persona muy orfebre y minuciosa a la hora de escribir poesía”.
Diego Vadillo encontró un componente muy interesante en la obra de Ángel Antonio Herrera, y es que “en la vertiente de la poesía es muy melancólico, pero a la vez enrevesado desde el punto de vista formal. Asimismo, ha publicado libros tan maravillosos como la novela ‘Cuando fui Claudia’, de una prosa lírica estremecedora. También otros más ligeros y desenfadados, de carácter ensayístico y crónica social, muy divertidos y agradables de leer. En ellos se aprecia una crítica subyacente y muy lucida, de cómo ve el autor el panorama social. Además, la figura de Ángel Antonio tiene mucho encanto, y posee un punto dandi, castizo y cheli que le hace muy interesante y llamativo. Por otro lado, sus columnas son, al igual que las de Umbral en su día, de un componente lírico tremendo, y tienen un punto canalla y muy madrileño. Así que me sumergí en su mundo y leyendo y extrayendo cosas, me encontré con mucho material que fui dándole forma hasta convertirlo en un libro”, revela Vadillo.
Un libro de análisis y crítica literaria
‘Ángel Antonio Herrera y la alucinada sínquisis’ no es una biografía al uso. Aunque se hace semblanza del personaje, es un libro más académico que ensayístico, ya que aborda todos los flancos de su creación literaria. Vadillo aclara que “nada cuelga del vacío celeste, y toda obra depende de una personalidad. La personalidad de Ángel Antonio se aborda en relación con la obra, y qué rasgos de esa personalidad se transfieren a la misma. Hablamos de un escritor claramente de filiación barroca, con influencia de Umbral y de otros escritores de nuestra tradición literaria. Escritores barrocos como Quevedo, Gómez de la Serna, Valle Inclán, y más escritores de esa estirpe. Escritores que son los que le gustan a Ángel Antonio, y en realidad son también los que me gustan a mí. Me gusta ese tipo de escritor que no pasa desapercibido y no deja indiferente a nadie, como le pasaba a Umbral. Ángel Antonio también tiene ese punto ácrata que le hace muy peculiar y singular dentro del panorama mediático”.
Los inicios en la literatura de Ángel Antonio Herrera
El padre de Ángel Antonio Herrera fue profesor de lengua castellana en las Escuelas Pías de Albacete, y le instruyó mucho en esas lides, hasta el punto de que “mi decantación literaria como modo de vida, es fruto de la influencia de mi padre. Desde pequeño siempre tuve una vocación muy firme con respecto a la escritura. Con 12 años ya escribía versos, y no he desmayado nunca. Mi vínculo con Albacete es muy importante, porque además de ser la ciudad donde nací, es donde pude dar mis primeros pasos en la escritura. Cuando estudiaba bachillerato en el ‘Tomás Navarro Tomás’, ya iba al Hotel ‘Los Llanos’ a las reuniones de la revista ‘Barcarola’, donde con 15 años empecé a publicar cosas gracias a sus responsables, Juan Bravo y José Manuel Martínez Cano”, explica Herrera.
Al cumplir 19 años se fue a Madrid, donde conoció el mundo de la bohemia y el periodismo descarriado de la ciudad, decantándose por el mundo periodístico. Al poco tiempo de llegar a la capital comenzó a colaborar con la revista ‘Interviú’, donde descubrió que “el periodismo es un oficio, un modo de vivir. Era un crío que acababa de llegar a la ciudad, y tuve la suerte de forjarme con los periodistas del reporterismo salvaje que tenía la revista por aquellos años, como Antonio Álvarez Solís, Manolo Vicent, Manuel Vázquez Montalbán, o Francisco Umbral. Enseguida vi que lo importante era hacer la carrera dentro de la revista y no irme a la universidad a escuchar cosas que no me interesaban nada para el empleo”, desvela.
Tras 35 años en la prensa escrita, a día de hoy, Ángel Antonio Herrera es columnista en el periódico ‘ABC’, y tiene quince libros publicados en su haber. “La mayor gloria que puede obtener un libro, es que, sin que el autor lo sepa, logre cambiar la trayectoria de vida de alguien que lo lea. A mí como lector me ha pasado en varias ocasiones. ‘Poeta en Nueva York’ cambió mi vida, y eso Lorca no lo sabe”, concluye. La obra de Ángel Antonio Herrera cambió la vida de Diego Vadillo, que acaba de publicar ‘Ángel Antonio Herrera y la alucinada sínquisis’, un libro de entusiasta que analiza la obra del escritor, poeta y periodista albaceteño, y que ya se puede encontrar en todas las librerías.
