La misteriosa muerte del albaceteño Vicente Cañas, de nuevo en Cuarto Milenio

La 'Nave del Misterio' recuerda el asesinato de este sacerdote de Albacete en la selva de Brasil

Iker Jiménez y su nave del misterio se embarcaron anoche, domingo 7 de agosto, de nuevo en la vida del albaceteño Vicente Cañas, nacido en Alborea (Albacete), sacerdote de profesión y que fue asesinado en la selva de Brasil. Cabe destacar que el programa de Cuarto Milenio de ayer fue una reposición del emitido en diciembre de 2021 al encontrarse Iker Jiménez, Carmen Porter y todo su equipo disfrutando de unas merecidas vacaciones, pero lo misterioso del caso que engloba la muerte de este sacerdote de Albacete ha hecho que haya sido una de las historias que la Nave del Misterio ha querido recordar durante sus vacaciones estivales.

Para quien no conozca la historia de Vicente Cañas, a continuación les reproducimos de manera íntegra la noticia que en su momento ya publicamos en El Digital de Albacete para conocer todo lo que envuelve a la vida de este hijo de Alborea que fue asesinado vilmente en Brasil:

En la década de los años 60 la vida de este hombre nacido en la provincia de Albacete dio un giro radical al ser destinado a Brasil, donde se terminó transformando en la selva en un indígena más y consiguió relacionarse con distintas tribus. El pasado 18 de noviembre de 2017 desde El Digital de Albacete ya les contamos un pequeño trazo de su historia, y ahora Iker Jiménez, ‘Cuarto Milenio y su Nave del Misterio’, han profundizado en la vida de este Jesuita natural de Alborea (Albacete) y en cómo fue misteriosamente asesinado en plena selva.

Natural de la localidad albaceteña de Alborea

Vicente Cañas era un hombre natural de la localidad albaceteña de Alborea quien decidió convertirse en misionero Jesuita, siendo destinado a la selva amazónica brasileña para desarrollar su labor evangelizadora donde finamente fue asesinado. Una historia que rescataba el programa ‘Cuarto Milenio’, donde especificaban que “se convirtió en uno más de las tribus no contactadas de América del Sur”.

El albaceteño Vicente Cañas – Foto: Cuarto Milenio

Su cuerpo momificado apareció en la selva de Brasil

De este modo subrayaba Iker Jiménez que un día “su cuerpo convertido en momia apareció de mitad de la nada en la entrada de este poblado”, dando inicio “a un misterio alucinante”, añadía. ‘KIWXI, tras las huellas de Vicente Cañas’, recoge la enigmática historia de este albaceteño, y su coautor, Pablo Villarrubia destacaba que Vicente Cañas “era un hombre que venía de estar cuidando a gente con problemas mentales”. Así, añadía que “era una persona muy cercana y muy querida”, incluso remarcaba que “los niños le adoraban y era una persona muy especial y un ser único”.

Una historia de película “sobre un hombre dedicado a los demás pero con un final que no esperaba nadie”, manifestaba Iker Jiménez. Durante su adolescencia, Vicente Cañas se trasladó a vivir a Albacete y “siendo un adolescente acudía los domingos a misa e iba en sus ratos libres a la mal llamada ‘Casa de los locos’ en Albacete para hacer compañía los enfermos que allí residían”, relataba el coautor de esta historia, José Carrión.

Sobre la figura de este misionero su sobrina, María Rosa Cañas, aseguraba que “tenía tan buen carácter y era tan buena persona que siempre iba a estar del lado de quien estaba perdiendo”. De este modo señalaba que “durante la riada del 57 en Valencia estuvo tres días desaparecido porque se fue a ayudar”.

Una vida vinculada a las misiones Jesuitas

A principios de los años 60 Vicente ingresó en el colegio de la Compañía de Jesús en Lérida para realizar su noviciado. En 1965, siguiendo los pasos de otros misioneros Jesuitas, fue destinado a Brasil, donde a partir de 1969 su vida cambió completamente tras conocer a los miembros de una tribu recién contactada.

LosJesuitas se hacían cargo de la salud de estas personas y de protegerlos, por lo que “vieron en Vicente la clave para ayudar en estos menesteres”, apuntaban en ‘Cuarto Milenio’. De este modo el albaceteño comenzó a tener sus primeros contactos con indígenas de la selva amazónica, siendo en 1974 el año en el que los Jesuitas supieron de la existencia de otra tribu desconocida que parecía vivir en la Edad de Piedra.

Este albaceteño se convirtió en un indígena más

“Habían descubierto a unos indios pacíficos pero que valoraban su identidad al 100%”, reconocía otro de los coautores, José Luis López. Así, el proceso para contactar con esta comunidad indígena “fue lento y peligroso”, especificaban, ya que los Jesuitas desconocían cuál sería su reacción ante la presencia de otros seres humanos. De forma progresiva fueron ganándose la confianza de estos indígenas y Vicente empatizó totalmente con ellos, llegando a convivir con esta tribu durante largos periodos de tiempo, sufriendo una auténtica metamorfosis y siendo aceptado como un miembro más de la tribu.

José Carrión especificaba que “Vicente se hizo un indio entre los indios”, pero remarcaba que “nunca abandonó la orden de los Jesuitas”. Además señalaba que “de hecho, los últimos votos los realizó dos años antes de su muerte”.

Sobre la transformación de Vicente junto a estos indígenas, la coordinadora de la Oficina de Comunicación de los Jesuitas, Elena Rodríguez-Avial, destacaba “la unión entre la naturaleza y lo trascendental”, es decir “de la espiritualidad y lo terrenal”. Tal fue este vínculo que forjó con esta comunidad indígena de la selva del Amazonas que Vicente Cañas únicamente regresó en un par de ocasiones a España para visitar a sus familiares y amigos.

Además, fuertemente convencido de la necesidad de proteger a estos indígenas, Vicente pasaba sus cuarentenas antes de regresar junto a la tribu en una pequeña cabaña que había construido con el objetivo de no contaminar la vida de estos indígenas.

Su misión: Proteger los intereses de los nativos

Uno de los sobrinos del misionero albaceteño recordaba cómo su tío le contaba en ocasiones que “veía que por las mañanas un avión militar aterrizaba detrás de una montaña, cargaba unas piedras y por las noches se iba”. Y es que Vicente Cañas “tenía claro que no podía dejar a los indígenas solos por las presiones que estaban recibiendo para apropiarse de sus tierras”, especificaban.

Los coautores de la historia de este albaceteño remarcaban en ‘Cuarto Milenio’ que “Vicente sabía que estaba amenazado porque era un obstáculo para que los madereros no se quedaran con estas tierras”, y añadían que “sabía muy bien iban a por él y era consciente de que su vida corría muchísimo peligro”.

El misionero albaceteño fue asesinado en 1987 y su cuerpo fue encontrado momificado

“Vicente Cañas fue asesinado entre el 6 y el 7 de abril de 1987”, manifestaba Carrión. Además indicaba que el cuerpo del Jesuita “fue descubierto 40 días después de su asesinato”. 

Sobre el hallazgo del cadáver del misionero especificaba que “una de las cosas más sorprendentes fue que estaba totalmente momificado y los animales de la selva no lo habían tocado para nada”. Desde 1987 los Jesuitas, otros religiosos y ONG’s intentaron averiguar por su cuenta sobre la muerte de Vicente Cañas, pero la Justicia y las autoridades locales hicieron todo lo posible para dificultar estas investigaciones y evitar un posible enjuiciamiento de los culpables.

El juicio se reabrió en 2017

Sin embargo, 30 años después del asesinato del Jesuita, fue reabierto el juicio. En concreto en 2017 los sobrinos de Vicente Cañas viajaron hasta Brasil para asistir al último juicio por el asesinato de su tío y para conocer a los indígenas con los que había convivido. 

Una experiencia muy intensa de la que a Elena Rodríguez-Avial sorprendió que “todavía había indígenas que se acordaban de él y muchos de ellos le habían conocido siendo niños”. Aseguraba que “les había impactado mucho su figura y les enseñó muchas cosas como la higiene bucal”, además añadía que “estaban muy agradecidos por todo lo que les había enseñado, pero también por haberse ido a vivir con ellos y aceptar su modo de vida sin imponerles nada”.

Un culpable del asesinato de este albaceteño

Tras la celebración de un primer juicio, los presuntos implicados quedaron en libertad, pero aseguraban que “después ocurrieron cosas extrañísimas, como la desaparición de pruebas, el intento del robo del cráneo de Vicente e incluso se llegó a encontrar parte del cráneo tirado por la calle”. En concreto señalaban otro misterio y es que una caja con el nombre del misionero era encontrada por un niño de la calle en una de las zonas donde se encontraba los Jesuitas en Brasil, conteniendo dentro el cráneo y algunos restos mortales de Vicente Cañas.

Finalmente el juicio por el asesinato de este misionero se retomó en 2017 “y pudieron inculpar a una persona, el excomisario de la Policía”, especificaban, ya que el resto de implicados habían fallecido o eran muy mayores como para ser enjuiciados.

Especificaban que “los interesados en hacerse con la propiedad de las tierras de estos indígenas fueron quienes encargaron al acusado ejecutar el asesinato”. Sin embargo detallaban que “no lo hizo él, sino que buscó a tres personas para que lo ejecutasen, quienes también aparecieron posteriormente asesinadas”.

El de Vicente Cañas es uno de los pocos juicios ganados en Brasil para esclarecer la muerte de un misionero y para la defensa de una causa indígena. El misionero dejó su impronta entre los nativos de estas lejanas tierras a Albacete y sus compañeros de tribu están eternamente agradecidas a este mártir que se convirtió en uno más de ellos.

Marta Lopez

Periodista natural de Albacete. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Murcia con más de 4 años de experiencia en medios de comunicación.
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