Manuel Caballero, a hombros en Albacete en la de ASPRONA

El hijo del mítico matador fue el único que cortó dos orejas en la corrida de Asprona

Tras dos años de ausencia por la pandemia, este domingo 12 de junio la tradicional Corrida de Asprona volvía a celebrarse en la Plaza de Toros de Albacete y cumplía su quincuagésima edición.

Componían el cartel Morante de la Puebla, Paco Ureña y el novillero Manuel Caballero, quien hizo el paseíllo desmonterado al ser la primera ocasión que toreaba con caballos en el coso de la calle Feria. Tanto los toros como los novillos fueron de Daniel Ruiz.

Finalizado el paseíllo y el pertinente saludo al palco presidencial, encabezado por Doña Genoveva Armero, se guardó un minuto de silencio y sonaron después los acordes del himno de España.

Tras obligar el respetable con sus palmas a saludar montera en mano a la terna, abrió plaza Morante enfrentándose a un oponente de 538 kilos de peso, nacido en marzo de 2017 y herrado con el 95 en los costillares.

De negro y oro, Morante recibió con el capote al de Daniel Ruiz en los terrenos del tendido 3 y probó la embestida del morlaco, que no tomó con excesiva franqueza el capote en envés verde del de la Puebla del Río.

Tras el paso por el caballo y un exceso de puya, el astado todavía fue a menos.

Viendo Morante que poco o nada tenía delante declinó brindar el toro a nadie y tras solicitar permiso al palco desplegó la franela y se fue a por el de la divisa amarilla y verde.

Por si faltaba algo llegó el viento, enemigo acérrimo del toreo aunque lo agradecieran los aficionados ubicados bajo el sol de justicia que lució este domingo en Albacete.

Con estos ingredientes no hace falta decir que Morante no hizo nada de nada, aparte de dar dos mantazos y medio y poner cara de querer justificar ante el público que nada tenía enfrente. Entró a matar buscando el rincón de Ordóñez y tras media estocada y 3 descabellos a un kilómetro de distancia, mandó al de Alcaraz al patio del desolladero.

En el arrastre hubo pitos para el toro y silencio con algún que otro pito desaprobatorio para el diestro.

SEGUNDO DE LA TARDE

El segundo de la tarde fue un ejemplar negro de capa, al igual que el anterior, de 502 kilos de peso, nacido en octubre de 2016 y herrado con el número 31 en los costados.

De carmesí y oro, Ureña se fue decidido a por el morlaco con el capote y arrancó los primeros aplausos de la tarde tras unos buenos lances con vuelo frente al tendido 3, pisando los mismos terrenos en los que un toro de Alcurrucén lo hirió de gravedad en un ojo en la Feria de 2018.

En el caballo, el de Daniel Ruiz no derrochó bravura y se llevó un picotazo justito para evitar que perdiera las manos de ahí en adelante.

En lo que a la faena de muleta respecta, comenzó Ureña con unos ayudados por alto en los terrenos del uno y se fue abriendo poco a poco hacia los medios, cargando la suerte cuando se echó la muleta a la mano derecha y pisando los terrenos que el Daniel Ruiz pedía y requería.

Con apenas la mitad del aforo de la plaza cubierto, los espectadores vibraron con los lances de un Paco Ureña que iba haciendo crecer su faena de manera directamente proporcional al mimo y esmero con el que cuidaba al toro para que no se viniese abajo.

Con la izquierda también rayó Ureña a un nivel alto, aunque el astado tomaba el engaño peor por el pitón izquierdo que por el derecho.

Tras un par de tandas más con la derecha, se toro terminó por rajarse y quedó ya en nada, obligando a Ureña a tomar los aceros.

Después de dos pinchazos y una estocada el de Daniel dobló sin puntilla, concediendo la presencia la oreja que el público se empeñó en regalar a Paco Ureña, aunque si el nivel de la Plaza de Toros de Albacete va a ser dar orejas después de dos pinchazos y una estocada… apañados estamos. Menos mal y entiéndase la expresión, el público de la Feria de Albacete no es el de Asprona y siempre tuvo un tinte más festivo el de la corrida benéfica. Para terminar con lo ocurrido en el segundo de la tarde, cabe reseñar que Ureña escuchó un aviso.

TERCERO DE LA TARDE

Vestido de tabaco y oro, Manuel Caballero espoleó al público con el recibimiento que le dio con el capote a un novillo de Daniel Ruiz de 440 kilos de peso que llegado el turno del caballo se llevó menos pinchazo que si le hubieran puesto la vacuna contra el COVID. Si el picador no hubiera salido al ruedo no habría pasado nada. Lamentable. Aún así, el astado comenzó ya a perder las manos en cuanto se le sometió lo más mínimo en el tercio de banderillas.

Brindó el joven Caballero a los tendidos y se fue a por el chirro, toreando con más corazón que cabeza y demostrando a partes iguales que quiere ser torero y que está muy verde todavía, porque no hay que olvidarse que tras debutar con caballos en Casas Ibáñez fechas atrás la de este domingo era la segunda novillada con caballos de Caballero júnior.

Y llegó la hora de la espada, la asignatura pendiente por antonomasia de los toreros de Albacete, necesitando el novillero entrar 4 veces a matar para dejar una estocada algo desprendida que hizo doblar al astado tras unos minutos de espera.

El respetable premió con una ovación las ganas del joven torero. Hubo petición de oreja, pero muy minoritaria.

CUARTO DE LA TARDE

Después de la merienda llegó el turno para el cuarto de la tarde, un ejemplar de 512 kilos de peso, colorado ojo de perdiz de capa, nacido en mayo de 2017 y con el 79 como guarismo en los costillares.

Se fue Morante a por él y continuó el recital de mantazos del de La Puebla, que parece más preocupado en llamar la atención con cosas banales como el color del envés de su capote que de torear, que a fin de cuentas es de lo que va esto y para lo que la gente paga una entrada; aunque en este caso la corrida fuera benéfica.

Mandó Morante que le dieran puya larga y ahí terminó el de Daniel, que por si fuera poco dio la voltereta al salir del caballo y clavar los pitones en el albero.

Desestimó Morante de nuevo el brindis y ni siquiera optó por hacerlo hacia los usuarios de Asprona, que desde sus palcos veían desanimados como hasta ahora ninguno de los tres diestros se había acordado de ellos antes de comenzar las faenas de muleta.

Era tal las ganas de toros que tenía el respetable que con poquito se arrancó por olés hacia Morante, pero hasta el momento el sevillano no había dado ni un pase sin que el de Daniel Ruiz le tocara la muleta con la punta de los pitones. Mucho lirili y poco lerele, que diría aquel…

Sin cargar la suerte y tirando en exceso de pico de muleta, Morante siguió sin hilar una tanda como Dios manda y salvo dos muletazos aislados de los que sólo él sabe dar de vez en cuando, hizo una faena más de cara a la galería que a los cánones del toreo puro.

Al entrar a matar hizo presa Morante, que dejó una estocada hasta los gavilanes, trasera y tendida, que tras escuchar un aviso le obligó a tirar de verduguillo. 

Tras dos toques de descabello el toro rodó y como ocurriera en el segundo de la tarde con Ureña, el público le regaló una oreja y encima, ojo al dato, pidió la segunda. Menos mal que Genoveva Armero no pasó por el aro y despachó al de La Puebla con su oreja de regalo.

QUINTO DE LA TARDE

El quinto de la tarde fue un toro de capa colorada y ojo de perdiz, bizco de pitones, de 539 kilos de peso, herrado con el 78 en los costados y nacido en mayo de 2017.

Lo buscó pronto Ureña con el capote y lo intentó embeber en el percal en los terrenos del tendido 3, pero el de Daniel Ruiz salía demasiado suelto de cada lance y deslució el vuelo del capote de Ureña.

En el caballo no fue sometido a castigo apenas, como el resto de sus hermanos de camada, y encima, nada más salir del caballo perdió las manos, muestra de la flojera del encierro que presentó Daniel Ruiz para el festejo de este domingo 12 de junio en Albacete.

Brindó Ureña al cielo y al público desde los medios y colocó bocabajo la montera, yéndose a por el de Daniel al tendido 1 delante del burladero de cuadrillas, dándole primero una tanda por abajo para intentar ahormar la embestida del astado.

Falto de fuerza, noblón y de condiciones justitas, el de Daniel fue tragando franela poco a poco y Paco Ureña siempre estuvo por encima de él, sacando el de Lorca de la manera más estética posible lo poco que tenía el de la divisa verde y amarilla.

Después de 3 pinchazos y algo más de media estocada, el toro se fue para el desolladero y Paco Ureña devolvió desde el tercio la ovación que le brindó el respetable.

SEXTO DE LA TARDE

Cerró plaza un novillo también de Daniel Ruiz como el resto del encierro, de 432 kilos de peso, negro de capa, nacido en julio de 2018 y herrado con el 20 en los costados.

Arrancó Manuel Caballero los primeros aplausos con el capote por su entrega con el percal, recibiendo el novillo un leve picotazo en el tercio de varas y siendo sometido lo mínimo posible en el tercio de banderillas debido a su blandura.

Brindó Manuel Caballero a un conocido suyo que estaba en el tendido y ocurrió algo que nunca ha pasado en una corrida de Asprona, ninguno de los matadores de la terna se dignó a brindar un toro a los usuarios de Asprona, que son uno de los protagonistas siempre de este festejo y para quienes van destinados los fondos recaudados.

Derrochó de nuevo entrega Manuel Caballero y recibió el reconocimiento del público en forma de aplausos, premiando así las ganas que puso el joven torero de Albacete.

Sacó Caballero todo lo que tenía dentro el novillo y no se le puede exigir mucho más al joven, ya que lo que hizo delante de la cara del último de la tarde lo hizo bien y con criterio.

A la hora de entrar a matar dejó una estocada hasta la bola que hizo rodar al novillo sin puntilla, recibiendo desde el palco dos orejas después de la fuerte petición y lo desarrollado sobre el albero.

/Fotos: Miguel Fuentes/

Nacho Lopez

Nacido en Albacete. Más de 10 años de experiencia en medios de comunicación en radio, televisión y digital, como Intereconomía radio, Cadena SER, Punto Radio, ABTeVe y VOZ Castilla-La Mancha.
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