Albacete celebraba en el tarde-noche de este viernes, 15 de abril, la Solemne procesión del Santo Entierro, en la que albaceteños y visitantes podían admirar imágenes que poseen un gran valor escultórico y artístico.
La del Viernes Santo es una de las procesiones con mayor riqueza imaginera de la Semana Santa de Albacete, aunque en la tarde de hoy el excesivo espacio entre algunas cofradías ha deslucido una procesión que en su tramo de la calle Feria ha resultado, por momentos, deshilada, asemejándose más una suma de estaciones de penitencia que una procesión con continuidad. Un aspecto sin duda a mejorar. Estos espacios, conocidos popularmente como “parones”, han ido reduciéndose conforme ha avanzado la procesión, que ha acumulado un importante retraso.
La Cofradía de la Coronación de Espinas inauguraba el recorrido procesional acompañando a la imagen de la Sagrada Lanzada.
Seguidamente la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionaros de Albacete portaba a hombros la imagen del Santísimo Cristo de la Esperanza, emocionando al público y despertando la ovación de los albaceteños a su paso.
Solemnidad y sobriedad en la procesión del Santo Entierro en Albacete
Nuestra Señora Reina de la Esperanza Macarena caminaba de forma solemne por las calles de Albacete en esta procesión de Viernes Santo.
En esta procesión la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno saca a las calles de Albacete un impresionante y monumental conjunto escultórico: El Descendimiento. Su envergadura, dimensiones y peso hacen imposible sacar esta imagen a hombros por lo que tiene que ser empujada por varios portadores.
Tras el Santo Sepulcro recorría las calles de Albacete la considerada como la imagen más antigua de nuestra Semana Santa, que es portada a hombro únicamente por mujeres. Se trata de la Piedad una talla que es de principios del siglo XIX y fue la única imagen que se salvó de ser destruida durante la Guerra Civil en Albacete junto al Cristo de las Misericordias.
Nuestra Señora de las Angustias, obra del conquense Luis Marco Pérez, muestra a una piedad dolorosa que se sitúa a los pies de la cruz sosteniendo entre sus brazos el cuerpo sin vida de su hijo. Solemnidad y elegancia son dos términos con los que se podía el caminar de las Angustias este Viernes Santo por las calles de Albacete.
Tras ella procesionaba Nuestra Señora de la Amargura abrazada a la cruz, y por primera vez era portada a hombros en la procesión del Santo Entierro la imagen de Nuestra Señora de los Dolores.
Cerraban esta solemne procesión de Viernes Santo las imágenes de Santa María Magdalena, Nuestra Señora del Mayor Dolor, Santísimo Cristo Yacente, San Juan Evangelista y Nuestra Señora de la Soledad.
/Fotos y Vídeo: Ángel Chacón/