El director, profesor y dramaturgo albaceteño Gabriel Olivares, con varias obras en escena funcionando simultáneamente en distintas salas de la capital de España, se encuentra en uno de los mejores momentos de su carrera profesional.
Y es que, en este mes de abril coinciden ocho espectáculos dirigidos por él en la cartelera madrileña, algo que el propio director considera, con la sencillez que le caracteriza, como “una anécdota, más que como una hazaña”.
Obras como ‘Lotto’, en el Teatro Reina Victoria; ‘Our Town’ (Nuestro pueblo) en el Teatro Lara; ‘La madre que me parió’, también en el Teatro Lara; ‘Burundanga’, en el Maravillas; ‘La cuenta’, en La Latina; los musicales ‘Cineman’ y ‘We will Rock you’, en el Príncipe Pío; o ‘Yo soy Hamlet’, en el Reina Victoria. Olivares pone de relieve que “hay algunas que ya llevan mucho tiempo en cartelera, por lo tanto, ya no requieren de mi presencia física. Es el caso de ‘Our Twon’ (Nuestro pueblo), que lleva cinco años, o ‘Burundanga’, que lleva once. Estas obras, aunque tengo que seguir controlándolas y cuidándolas, ya funcionan prácticamente solas. Desde luego, si tuviera que estar físicamente en todas las representaciones, sería totalmente imposible mantenerlas a la vez”.
Con respeto a las producciones que llevan varios años en cartelera, Olivares tiene claro que “el que decide la duración de un espectáculo siempre es el público. Si la función gusta y sigue yendo gente a verla, los empresarios y productores suelen mantenerla en cartel. Nadie levanta el telón para algo que no funciona”.
Gabriel Olivares, a punto de estrenar su nueva obra ‘El premio’
Además de estas siete obras, está a punto de estrenar ‘El premio’, en el Teatro Marquina de Madrid. La octava función, que estará a partir del día 13 de abril en cartelera, es una comedia que retrata a un novelista en crisis, y plantea el dilema de hasta dónde se puede llegar para alcanzar el éxito. “Es una obra bastante ambiciosa que hemos montado en seis semanas, algo que, para los tiempos del teatro, está muy bien. Tiene un montaje complicado, con mucha maquinaria y distintos decorados, y queremos que sea otro éxito. Gracias al equipo fantástico que trabaja conmigo hemos podido montarla en tan poco tiempo”, admite.
En ‘El premio’, Jorge Sanz y María Barranco se suben al escenario acompañados por la joven actriz Ana Turpin, en un ilusionante proyecto dirigido por Gabriel Olivares. “Estoy muy contento con la nueva obra. Es la segunda vez que trabajo con María Barranco, que no hay que olvidar que es un mito del cine español. Si yo me dedico a esto, entre otras cosas, es por haber visto en el cine a artistas como ella. En esta ocasión le acompaña Jorge Sanz, y la verdad es que ha sido genial. Aunque es la primera vez que coinciden en un escenario haciendo teatro, han hecho muchas películas juntos y se conocen muy bien. Se nota que entre ellos hay mucha química”, subraya.
Jorge Sanz, por su parte, es un actor que no necesita presentación. No en vano, ha sido nominado en seis ocasiones a los premios ‘Goya’, y formó parte del reparto de la oscarizada ‘Belle époque’. El director destaca que “Jorge Sanz ha sido el actor más joven de una generación anterior, en la que el gran padre fue Fernando Fernán Gómez. Tiene un curriculum en el cine impresionante, lo ha hecho todo, y con todos. En el teatro no tiene tanta experiencia, pero es un auténtico diamante, un tipo con mucho talento y mucha verdad. A mí, que me gusta mucho utilizar la pedagogía con las herramientas teatrales que tengo, me ha encantado trabajar con él. Jorge, que ya iba sobrado de técnica audiovisual, ha adquirido mucha técnica teatral en estas semanas de trabajo. Tiene un talento tan bestia que se ha subido a escena sin ningún problema, adaptándose perfectamente. Me gusta dirigir de la misma manera a jóvenes que empiezan, que a actrices y actores consagrados como María Barranco o Jorge Sanz. Les exijo lo mismo, y los coloco en el mismo sitio. Hay actores que conectan con esa manera de trabajar y actores que no, y en este caso han conectado a la perfección”.
‘El premio’ está escrita por Joaquín Gorriz. Un texto que “es especialmente bueno. Hay momentos en los que me recuerda a un guion de cine. Tiene muchas escenas, algo que no suele ser habitual en el teatro. Además, su estructura temporal está más cercana al cine, con sus flashbacks y flashforwards. Lo estoy disfrutando mucho”, confiesa. Una función que despierta muy buenas sensaciones en el director albaceteño. “Hay veces que hay que estrenar cuando todavía no has notado ese ‘click’ que tiene que hacer una función. Ocasiones en las que, aunque tenga todos los ingredientes, no llega a emulsionar, como la mayonesa. En estos casos, normalmente termina de cuajar con el público. Con esta obra ha sido muy diferente. Diez días antes del estreno ya pude sentir la función. Me di cuenta de que estaba cogiendo vuelo, y de que la mayonesa ya no se iba a cortar. Y no solamente lo he notado yo, sino también el equipo en general. Los días cercanos al estreno se triplica el número de personas en los ensayos, y ya no solo estamos los actores, el ayudante de dirección y el director. Esos días se suman la regidora, los técnicos que van a lanzar la función, los maquinistas, etc. Todo el mundo notó que, de repente, la función ya estaba en marcha, algo que ha llevado mucho esfuerzo”, precisa.
Ha debutado como intérprete en ‘Yo soy Hamlet’
Gabriel Olivares ha debutado como intérprete en una de las obras que tiene en cartelera. Se trata de ‘Yo soy Hamlet’, en la que además de dirigir, se ha subido por primera vez a un escenario. Una pieza escrita en un solo acto, con tintes de comedia negra y thriller, en la que el artista manchego interpreta a un director de teatro, junto al actor Leo Rivera, que se mete en el papel de Simón. “Estuvimos haciendo pruebas y no terminábamos de encontrar el perfil para hacer el personaje del director, pero el tiempo pasaba, se iba acercando la fecha del estreno y había que tomar una decisión. Por este motivo, le planteé a la ayudante de producción la posibilidad de retrasar el estreno. Precisamente fue ella la que, con toda la naturalidad del mundo, me dijo: ¿por qué no lo haces tú?. Al principio no le hice mucho caso, pero de repente algo se encendió en mí. Pensé que igual era una señal, que se me estaba presentando una oportunidad en bandeja, y que igual era el momento de saltar del patio de butacas al escenario. Llamé a Leo, actor que interpreta a Simón, para contarle lo que acababa de ocurrir. Sin dudar ni un segundo me dijo que aceptara. Ahora, tras haber vivido la experiencia, tengo claro que no me arrepiento para nada de la decisión, la vida te pone oportunidades así, y hay que aprovecharlas”, narra.
‘Yo soy Hamlet’ comienza cuando el director de una compañía llega al teatro por la noche para solucionar un problema urgente. Con los ensayos a punto de empezar, se ha quedado sin actor para interpretar a Hamlet. Esa misma noche, se presenta en el teatro Simón, un chaval que acaba de llegar a la ciudad y que, sin experiencia teatral, insiste en hacer una audición. “Aunque interpreto a un director de teatro, un rasgo que no está muy alejado de lo que hago habitualmente, el personaje en realidad no tiene nada que ver conmigo. Le dejo mi cuerpo y mi voz, pero tenemos poco que ver. Además, sería mucho más complicado interpretarse a uno mismo y conseguir darle expresividad teatral. Interpretar le da al actor un punto de distanciamiento que le permite abordar al personaje desde un sitio creativo. Lo único que nos une es la profesión, y algún atisbo de apasionamiento que si reconozco”, revela.
Una experiencia única con la que está aprendiendo mucho y disfrutando a la vez. “Cuando tengo representación suelo tomármelo como un día especial, casi de vacaciones. Después de comer, intento despejarme de trabajo y cogerme la tarde libre para centrarme. El hecho de subir a un escenario es una entrega total que requiere mucha concentración. Hay que tener la cabeza y el cuerpo preparado, y cuando no estás a punto se nota. A pesar de mi experiencia como director, no tengo el mismo músculo para subir a un escenario. Una de las cosas más difíciles del proceso de ‘Yo soy Hamlet’ ha sido estar encima del escenario y abajo dirigiendo”, reconoce.
Según el director, esta experiencia ha sido muy positiva, ya que “al ponerme en el lugar de los actores, ahora tengo una nueva visión de todo, y les entiendo mucho mejor. De hecho, considero que soy mejor director de actores desde que me subo al escenario. He pasado por todas las dificultades que se pueden encontrar, y me he dado cuenta de que soy más paciente con ellos después de haber vivido en primera persona todos esos procesos. Desde los momentos de crisis, pasando por los que te aturullas un poco, hasta los que te cuesta ordenar el trabajo. Una cosa es aprenderse el texto de memoria, y otra muy distinta es interpretarlo en voz alta, mezclando la acción con sentimientos y que tenga que aparecer la emoción, es ahí donde empiezan las dificultades”, explica.
Las claves del éxito
Lograr mantener varias funciones en cartelera a la vez, es posible gracias a un gran equipo de trabajo. El productor resalta que “sin duda es lo más importante. Desde el equipo de dirección, pasando por los escenógrafos, figurinistas, técnicos de sonido y luces, hasta los distintos elencos de actores, todos trabajan sin cesar para conseguir que así sea. Por mi parte, me gusta ser leal con ellos y crear oportunidades. El hecho de tener mucha capacidad de trabajo es muy beneficioso a la hora de generar puestos estables para grandes profesionales del mundo del teatro, y eso es lo que más satisfacción me da”.
A Gabriel Olivares le gusta mucho descubrir y dar oportunidades a nuevos actores y actrices con poca experiencia. Jóvenes que “de repente se encuentran haciendo una función durante años. Descubrir viene muy de la mano de mi proyecto ‘TeatroLAb Madrid’, donde desarrollo la parte más pedagógica, personal y de investigación, en un descubrimiento continuo de nuevos talentos”, concluye. Ya sea como director, productor, profesor, dramaturgo, o actor, Gabriel Olivares es un habitual de la cartelera madrileña con diversos montajes compartiendo su firma. Un profesional que lleva el teatro en el ADN, y su ciudad, Albacete, por bandera.
