Un bailarín y coreógrafo de Albacete apuesta por lanzar desde Moscú un mensaje de amor y unión a través de la danza inclusiva

El albaceteño José Ramón Marcos vivió el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania mientras participaba en un festival de danza en Moscú

El bailarín y coreógrafo de Albacete, José Ramón Marcos, vivía en primera persona desde Moscú el estallido de la guerra entre el país ruso y Ucrania. Una experiencia en la que gracias a la danza ponía de relieve la importancia del amor como sentimiento que debe primar en cualquier ámbito vital.

El albaceteño participó en Moscú en un festival de danza inclusiva

El albaceteño puso rumbo el pasado 24 de febrero a Moscú sino consciente del tenso clima que se respiraba, pero era consciente de la importancia de queso compromiso artístico estaba por encima de cualquier posible conflicto. En concreto explicaba que “me invitaron para participar en el ‘Festival Proteatr’ como coreógrafo”, y detallaba que “este es el festival más importante de Moscú que trabaja especialmente el área de la danza inclusiva”.

El objetivo de esta cita cultural era “aportar visiones diferentes de lo que es el arte inclusivo”, remarcaba el albaceteño. Así su trabajo en la ciudad rusa se centró en trabajar en un taller de danza inclusiva donde pudo crear un espectáculo con los participantes en este proyecto.

El bailarín y coreógrafo albaceteño José Ramón Marcos
El bailarín y coreógrafo albaceteño José Ramón Marcos

“Tomé la decisión de asistir a este festival porque considero que mi trabajo como artista y como creador es afrontar precisamente las situaciones que estamos viviendo en nuestro mundo”, aseguraba a El Digital de Albacete. De este modo exponía que “cuando llegué a Moscú se respiraba cierta tensión, pero tampoco le di mucha más importancia”.

Posteriormente la organización del festival trasladaba al bailarín y coreógrafo Albacete que “había dado comienzo la invasión por parte de Putin de Ucrania y que estaba suponiendo cierto revuelo”, incluso detallaba que “la directora del teatro había dimitido por este tipo de acción”. 

Una apuesta por danza y por un mensaje de amor con sello albaceteño

Este taller de danza se desarrolló durante varios días y tuvo como broche final una actuación ante un selecto público. Así, durante su estancia en Moscú el albaceteño pudo comprobar que con el paso de los días “se notaba una mayor tensión entre lo participantes”, pero aseguraba que “este era el momento de no tener miedo y de demostrar que este trabajo sirve socialmente para algo”.

Consciente de “la tensión política” que existía desde a dirección del festival le dio carta blanca para realizar su trabajo, incluso “me dijeron que si quería podía mandar un mensaje político”. Sin embargo el Albacete optó “por lanzar un mensaje de amor” con su creación. De este modo el albaceteño ponía de relieve que “los temas sobre los que giraba este festival eran la inclusión y la identidad y para mí era muy interesante poner de manifiesto que todos tenemos una identidad diferente pero existe un lenguaje universal con el que estamos hablando y a través del que no comunicábamos: la danza”.

Uno de los momentos de la coreografía creada por este albaceteño
Uno de los momentos de la coreografía creada por este albaceteño

Al respecto consideraba que en ese momento “la danza está por encima de todo” y con su creación se fijó como objetivo “lanzar un mensaje de amor con independencia de todo lo que estuviera pasando fuera”. Incluso remarcaba que “este ha sido uno de los momentos en el que más orgulloso me he sentido como artista, pero sobre todo como persona”, y es que “la gente que había en teatro necesitaba este abrazo de amor y unión”.

La odisea para abandonar Rusia de este albaceteño

Tras la actuación “yo veía todo desde una óptica positiva pese a las complicaciones y problemas que existían fuera del teatro”. De este modo “me enteré de que Unión Europea había cancelado los vuelos con Rusia”, motivo por el que tuvo que gestionar con menos de 24 horas de antelación un nuevo vuelo para regresar a España. 

“La opción más viable era viajar hasta Atenas porque en Grecia aún no iban a entrar en vigor estas restricciones”, detalla el bailarín albaceteño. Con el billete de avión comprado conoció a unos jóvenes españoles que estaban estudiando en Moscú y que al día siguiente iban a emprender el viaje de regreso en tren para posteriormente llegar hasta Letonia. 

Así, la odisea de José Ramón para regresar a España acababa solo acababa de comenzar. Una corazonada lo despertó de madrugada y comprobó que su vuelo a Atenas había sido cancelado por lo que decidió ponerse en contacto con el estudiante español con el que la noche anterior había intercambiado el número de teléfono.

De este modo puntualizaba que “la organización del festival no me dejó solo en ningún momento”, incluso desvelaba que “me llegaron a comprar una tarjeta SIM para tener Internet en mi teléfono móvil”. Así junto a estos jóvenes estudiantes españoles “cogimos un tren nocturno que nos llevó hasta un punto cercano de la frontera rusa”, relataba.

Uno de los momentos de la coreografía creada por este albaceteño
Uno de los momentos de la coreografía creada por este albaceteño

La incertidumbre y la tensión formaron parte del viaje, pese a que “trataba de afrontarlo todo con la mayor positividad posible”, detallaba José Ramón Marcos. Tras otro viaje en taxi “llegamos a la frontera con Letonia, pero tenías legar hasta la capital (Riga) para pode coger un vuelo”, relataba. Fue en el momento de cruzar la frontera cuando “se me partió el corazón porque me di cuenta de mi posición privilegiada ya que viajé en tren y en taxi, pero vi a muchas familias con lo puesto y con bebés que no paraban de llorar”.

“Tuvimos que pasar cerca de seis controles para abandonar Rusia”, recordable bailarín albaceteño, e incluso confesaba que “me puse a llorar cuando vi el cartel de la Unión Europea”, pero “era consciente de que estábamos en mitad de la nada y había que llegar hasta Riga”. En concreto la aventura continuaba y tras un nuevo viaje en taxi y otras cinco horas en tren finalmente pudieron llegar a la capital de Letonia.

Uno de los momentos de la coreografía creada por este albaceteño
Uno de los momentos de la coreografía creada por este albaceteño

Las reflexiones del albaceteño sobre esta experiencia

Ya en casa reflexionaba sobre toda esta experiencia y remarcaba que “no somos conscientes de los privilegios que tenemos a la hora de pertenecer a la Unión Europea y el libre tránsito entre los países que la conforman”. 

Pero además solo tenía palabras de agradecimiento para todas las personas de la organización de este festival en Moscú porque “se preocuparon en todo momento por mí durante todo el viaje pese a que ellos también estaban viviendo una situación complicadísima”, de hecho “conozco a gente de la que algunos de sus amigos decidieron manifestarse en contra de la invasión rusa en Ucrania y han desaparecido y a día de hoy no saben dónde están”, señalaba.

Pese a la complejidad de esta situación José Ramón Marcos confesaba que “será una experiencia que recordaré siempre con felicidad”. De este modo puntualizaba que “la realidad es que existen conflictos bélicos en todo el mundo y está en nosotros ser más solidarios y construir una sociedad más humana para evitarlos”, al tiempo que lanzaba un llamamiento “para que todos nos solidaricemos co esta causa y ayudemos en este momento a los que más lo necesitan”.

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