MAR ABIERTO | Adviento

Artículo de opinión de Amelia F. Fernández-Pacheco

Poco acostumbrados estamos al tiempo de espera, todo lo queremos  ayer, como si no existiera mañana, como si todo lo que no es ahora ya no pudiera ser y así vivimos, aceptando lo inaceptable y viendo ante nuestros ojos como lo imposible parece estar en mutación. 

Es tiempo de enfocarnos en los plurales, de multiplicar cada singular y de volver a colocar las cosas en su lugar. Mediante la bondad, que no el buenismo, la generosidad, la lealtad, el perdón porque es perdonando que somos perdonados, la misericordia, la piedad sin ironía ni atisbos de crueldad y el sacrificio. Solo así, lo siniestro seguirá a raya, en territorios remotos, porque hay que creer en lo imposible pero no como Kierkegaard: porque sea imposible, sino precisamente como posible a través de la Fe . 

Recuerdo que empezar ese viaje se me presentaba, digamos, incierto. El contraste es enorme cuando uno aterriza desde su queridísimo París, de sus paseos, de sus cafés y de sus noches ciertas, en el aeropuerto de Ben Gurión, hombre que hizo el discurso de la proclamación del Estado de Israel un 14 de mayo en 1948 .

Tel Aviv es una ciudad moderna, muy moderna, insisto, muy. Con una arquitectura singular, estilo Bauhaus, importada por los judíos alemanes que huyeron del holocausto, un tipo de arquitectura que se define por uno de sus principios: “la forma sigue a la función” y que contrasta enormemente con el país y con Yafo (Jaffa) la ciudad antigua, quizá el puerto más antiguo del mundo, con más de tres mil años de historia. Aparece en la Biblia y en la Torá. Para los cristianos fue fundada por el hijo de Noé tras el Diluvio Universal. En cualquier caso, la sensación de entrar en otra dimensión es real porque viajar es también ausentarse sin necesidad de entrar en realidades paralelas, siendo quien eres y encontrándote a cada paso varios infinitos más.

Dicen que la vida es un viaje, no sé: ¿hacia dónde, hacia el templo de Delfos, hacia el imperativo grabado en el frontón : “conócete a ti mismo“?, si lo fuera , yo diría que mejor que un safari o mejor que cruzar un desierto durmiendo en él, la vida es un lugar donde las cosas cuando se calcan parecen nuevas, nunca se corean repetidas, no hay páginas recurrentes ni vacías páginas en blanco, porque creemos que el corazón no yerra y en lo propio, siempre como extraordinario. Hay personas que sienten cada pena como la peor tormenta, la que lleva el viento frío y negro de las tinieblas en mar abierto. Yo no lo creo, cuando sucede solo buscamos la luz en una carretera hacia el agujero blanco, lejos de todo precipicio. Así, cuando uno llega a Jerusalén solo quiere entrar en la ciudad fortificada y caminar hacia el Santo Sepulcro e ir a Belén de Judá para ver la cueva donde nació el niño Dios y arrodillarse ante la estrella de 14 puntas que señala el lugar donde fue depositado al nacer. Las murallas te arropan en un dulce manto de estrellas y es el único lugar sobre la tierra donde el corazón deja de ser un mar agitado por la existencia. 

¿La Navidad es mágica ?, sí, lo es. Es un despojarnos de lo superfluo para recogernos en lo esencial. Es a través de los símbolos como de una forma sencilla acude a nosotros no solo la reflexión sino la alegría de los brazos que se buscan y se entregan. Es en familia y con los amigos queridos donde el espíritu vuela tranquilo. Es en Navidad cuando se encuentra ese minuto para todos y cuando con todos procuramos estar en paz.  

Feliz Nochebuena y Feliz Navidad. 

Amelia F. Fernández-Pacheco.

El Digital de Albacete

Diario digital líder en Albacete con toda la información de la capital y provincia
Botón volver arriba