“Charlotte es una chica rebelde que cuando camina parece flotar dejándose llevar por el desenfreno de Nueva York de los primeros años de la década de los ochenta. Se retoca los labios en el espejo de un taxi para bajar imponente y beber de las mismas copas donde brillaban las grandes personalidades de Studio 54. Luces y sombras de las bolas de discoteca reflejadas en las joyas y la decadencia del confeti pegada en la suela de los zapatos y los bailes hasta el amanacer”, así describe el modisto albaceteño Edgar Molina su última colección.
Combinaciones “rompedoras y con gran variedad de tejidos”
En su propuesta de “mujer más desenfadada hasta la fecha”, hay una dualidad entre “volúmenes exagerados y líneas más limpias y fluidas”. Combinaciones “rompedoras, gran variedad de tejidos como terciopelo, seda salvaje, moaré, tafetán, otomán, organza y pailletes”. En la línea de invitada, predomina “el color negro junto con tonos suaves como el malva y vibrantes como el fucsia”.
Por su parte, las propuestas nupciales “siguen la misma filosofía de la colección, presentando diferentes opciones para las novias más arriesgadas con el denominador común de clasicismo en todos los looks; imperando los brocados, la rafia, el tweed y los plisados”.
En definitiva, Charlotte representa a todas esas mujeres a las que “no les importa derramarse el champagne sobre el vestido en las fiestas”, argumenta Molina.
Edgar Molina, el albaceteño por el que se interesó Lady Gaga
Molina nación en Albacete en 1992 y lo hizo en el seno de una familia ligada a la costura. Su bisabuela paterna fue propietaria de un conocido taller en Albacete que contaba con 13 modistas y dos aprendices. Entre sus clientas, se encontraban las esposas de los militares de la Base Aérea internacional de Los Llanos y señoras de la sociedad albaceteña; argumenta el propio diseñador.
Desde temprana edad Edgar mostró interés por el mundo de la costura. Muy joven se instala en Valencia para formarse en diseño de moda en la EASD (Escola d’Art i Superior de Disseny de València). Tras finalizar sus estudios se traslada a Madrid, donde comienza a trabajar con Teresa Palazuelo.
En 2018 inicia su propia firma en solitario especializada en novia e invitada. Desde entonces, ha vestido a la cantante India Martínez y a la actriz María Pedraza.
A través de su cuenta de Instagram, los estilistas de Lady Gaga contactaron con él mostrando interés por sus diseños.
La filosofía de su marca se basa en las técnicas de la alta costura tradicional, el gusto por la materia prima de calidad y por los acabados exquisitos realizados a mano.
