Dejó atado a su perro en una calle de Albacete para pasar a un bar y lo multó la policía

Dejar atado a un animal en la vía pública no es una buena manera de ciudarlo

Un hombre fue multado este sábado por la Policía Local de Albacete tras dejar atado a su perro en la vía pública frente a un establecimiento de hostelería y encontrarse él dentro durante un tiempo considerable y desatender, presuntamente, al animal.

Así lo han indicado fuentes oficiales a El Digital de Albacete, añadiendo que los hechos ocurrieron en la calle Antonio Machado y se produjeron en torno a las 22.45 horas.

INCUMPLÍA LA ORDENANZA CÍVICA MUNICIPAL DE ALBACETE

Igualmente, las mismas fuentes han argumentado que la denuncia puesta a esta persona se debido al presunto incumplimiento de la Ordenanza Cívica Municipal al haber dejado atado a un perro en la calle frente a un bar y encontrarse él dentro del citado establecimiento de hostelería.

Tras la sanción impuesta, esta persona tendrá que hacer ahora frente al pago de una sanción económica para saldar la deuda contraída por los presuntos hechos cometidos.

Coche patrulla de la Policía Local de Albacete
Coche patrulla de la Policía Local de Albacete

¿QUÉ DICE LA ORDENANZA CÍVICA MUNICIPAL DE ALBACETE AL RESPECTO?

La Ordenanza Cívica Municipal indica al respecto que “se prohíbe la estancia prolongada de perros en balcones, terrazas y otros lugares sin la debida atención que pueda provocar molestias a los viandantes y vecinos, ensuciar la vía pública o que viertan sobre otras propiedades”.

DEJAR A LOS PERROS ASÍ ATADOS PUEDE TRAER UN DISGUSTO MÁS ALLÁ DE SER MULTADO

Cada vez son más los dueños que dejan a sus mascotas a las puertas de los establecimientos  comerciales mientras ellos se encuentran en el interior. Una práctica que realizan asegurando que sus animales permanecerán en el mismo lugar a la salida, atando la correa a los aparcamientos caninos. Algo, que pese a estar extendiéndose en nuestra ciudad, no cuenta con el agrado de la asociación Arca de Noé.

Como explica la responsable del voluntariado de Arca de Noé en Albacete, Marta Guillén, esta práctica “se ha generalizado como una ayuda para mascotas y dueños”, que fomenta que ambos puedan pasar más tiempo juntos compatibilizando los quehaceres diarios de las personas con las necesidades de los animales. Sin embargo, desde la protectora no se muestran a favor de esta conducta, pues “ocasiona problemas”, aseguran.

Cabe recordar que, por ejemplo, durante el 2018 se registraron en Albacete casos de robos de perros, en su mayoría pitbull, que aunque no son frecuentes, sí “evitables”. Al salir del establecimiento en cuestión, el animal ha desaparecido, y corre el riesgo de hacerlo para siempre. Y es que, perder de vista a la mascota es una “imprudencia”, pues coger la cadena o correa de sujeción no supone dificultad alguna para quien quiera hacerlo, ya que los aparcamientos caninos no cuentan con ningún tipo de protección.

Dejó atado a su perro para pasar a un bar de Albacete y fue multado
‘Parking’ para perros en Albacete

“Cuando nos roban a un animal, un animal que se ve cuidado, no es para darle un sofá, ni es para colmarle de cariño y amor, sino para destrozarle, usarle hasta la extenuación y convertir su vida en un horror”, dicen desde el Arca de Noé, señalando que este aviso es una llamada de atención, que por dura que parezca es la realidad, pues tienen constancia de que estos animales son usados para lucrarse a costa de ellos; bien como “herramientas”, para hacerlos parir continuamente y traficar con sus cachorros o para utilizarlos en peleas de perros. En el caso de no ser aptos para pelear, “se les usa de ‘sparring’ para entrenar a perros”, convirtiéndolos en “máquinas de matar”, lamentan.

Además de poner el foco de atención en los dueños de las mascotas, instándoles a ser conscientes de esta situación y a “proteger” a sus animales, desde el Arca de Noé también invitan los propietarios de los comercios a reconsiderar el permiso de entrada a animales a los locales, pues podría suponer un aliciente para las ventas, señalan, y también a los responsables de los organismos públicos, ya que “si un perro está educado no tiene porqué haber conflictos”, concluyen, exceptuando aquellos locales que albergan alimentos.

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