Localizan en un museo francés una pintura del Neolítico expoliada en la provincia de Albacete

Yacimiento de Minateda

La historia y el pasado de Albacete continúan sorprendiéndonos en la actualidad. En concreto, un error sobre un hallazgo en el yacimiento de Minateda (Hellín) podría cambiar el rumbo de la historia.

El arqueólogo Henri Breuil, conocido el Papa de la Prehistoria por ser sacerdote, comenzó sus estudios en el conocido Abrigo Grande, cuyas paredes atesoraban “más de 500 figuras de animales y seres humanos pintados desde el Epipaleolítico hasta la Edad de Bronce”, recogía El País. En concreto detallaba la publicación que “las copió e hizo público el descubrimiento, que pronto fue considerado uno de los grandes hito del arte rupestre levantino”. 

Sin embargo, lo que desconocía el arqueólogo es que se había llevado a Francia “16 fragmentos de arte rupestre” entre los que se encontraba una gran cierva que “mandó arrancar del Canalizo del Rayo y de la que solo dejó un hueco en la pared”, señalaban. Ahora, el arqueólogo Alexis Armengol ha descubierto que todos estos fragmentos de Minateda acabaron “en los almacenes del Museo de Arqueología Nacional de Saint Germain-en-Laye” (Francia).

Tal y como recoge El País, en su trabajo de fin de Máster ‘Análisis historiográfico del arte rupestre del conjunto de Minateda: evolución, problemáticas y debate’, recuerda que “se puede recosntruir el hallazgo de las pinturas a través que mantuvo Breuil con Federico Motos, su ayudante español. En ella se detalla el hallazgo de “más de 300 figuras en una superficie de 8 metros de piedra muy dura”, y además puntualiza la correspondencia que se trata de “figuras de ciervos, caballos, cabras y figuras de hombres con flechas, plumas, lanzas…”. Además el descubridor consideraba el hallazgo como “el mejor hasta ahora conocido en España, aun incluyendo la de Altamira”.

Recoge la misma publicación que para su estudio “las pinturas se mojaron”, lo que supuso una rápida degradación de las mismas. De este modo, el conservador del Museo de Albacete, Joaquín Sánchez, visitaba en 1928 la cueva comprobando la veracidad de los daños ocasionados por su descubridor, dejando constancia en la prensa local de que estos actos fueron cometidos por “saqueadores intelectuales que probaban a sacar lonchas de piedra del abrigo”.

El arqueólogo francés, “no documentó la cierva del Canalizo del Rayo, ni siquiera en calcos o fotografías”, indicaba El País. Sin embargo, Armengol no dudó en rastrear las piezas y la documentación precisa. El descubridor de estas pinturas en Minateda se marcó como uno de sus principales objetivos “publicar un monográfico sobre Minateda, presentado en calcos grandes, láminas a color con descripciones sobre la totalidad de las figuras”, recoge la publicación.

Un gran trabajo para el que solicitó “la colaboración del arqueólogo español Eduardo Riopll”, indicaban. En 1955 el francés junto a Mary E.Boyle “publicaron numerosos calcos de las pinturas rupestres que habían descubierto en Sudáfrica”, con la intención de hacer una posterior publicación sobre el arte rupestre levantino, algo que finalmente no fue posible.

Papeles, cartas y documentos que pasaron a manos de editor inglés Arnold Fawcus tras el fallecimiento de la colaboradora de Henri Bruil. Al fallecer Fawcus, su viuda los donó al Museo de Arqueología Nacional de Saint Germain-en-Laye.

Al revisar la base de datos de este museo Argamengol descubrió la cierva arrancada por Breuil del yacimiento de Minateda. De este modo puntualizaba que “no hay duda de que se trata de la pieza que estábamos buscando, destaca el error de transcripción del lugar, transformándose Canalizo del Rayo en Barranco del Raego”, y añadía que en la descripción del bien se confirman nuestras sospechas , ya que según la descripción de la ficha pertenecía a la colección privada del abate, que pasó a ser propiedad estatal mediante la donación”.

Sin embargo, la investigación del arqueólogo no se detuvo y comprobó que “también la colección de arte rupestre español depositada en el Museo Arqueológico Nacional consta de 16 fragmentos procedentes de Minateda, Cueva de las Sierpes, Cobatilla del Rabanero, Quintanilla de San García, Garcibuey, Abrigos de la Sillá,  y Las Batuecas.

Subrayaba el arqueólogo “la importancia de los 16 fragmentos de arte rupestre expoliados”, y añadía que se trata de “un hito que supondrá el inicio de proyectos de investigación que contemplarán la difusión por medio de nuevas publicaciones, actuaciones contundentes a la repatriación de los bienes por medio de acuerdos o convenios con el Gobierno francés o a la reintegración de dichas figuras mediante técnicas digitales y uso de aplicaciones de realidad aumentada”. Igualmente remarcaba que la Junta de Castilla-La Mancha debería estudiar la posibilidad de la devolución de todas las piezas.

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