Se desvinculan de las “cosas raras” que afirman haber visto en esta planta de residuos que acabó incendiada en Castilla-La Mancha

Los tres hermanos del Grupo Layna, Manuel, Sergio y Pablo, han coincidido en asegurar que desconocían que en la planta de Kuk Medioambiente de Chiloeches que alquilaron “estaban pasando cosas raras”, en relación al manejo de residuos y la facturación. Han admitido que empezaron a “mosquearse” al ver, de forma casual, un camión con vertidos en su zona alquilada, responsabilizando de ello al comercial y responsable que tenían contratado en las instalaciones, Juan José G.L.

“Yo veía cosas raras y no me terminaba de fiar”, ha apuntado uno de los hermanos de Layna y administrador del grupo, Pablo Layna, quien ha asegurado que cuando empezaron a ver alguna cosa que no les cuadraba empezaron a desconfiar del trabajo de Gutiérrez, al que habían contratado para hacerse cargo de la planta de Chiloeches, donde llevaban residuos.

No obstante, desde el Ministerio Fiscal han calificado de “incoherente” el hecho de que, por las declaraciones de los integrantes del Grupo Layna, se pueda entender que Gutiérrez aparentaba tener más control de dicho grupo que los propios dueños.

Los hermanos Layna han declarado en el sexto día del juicio oral que se celebra en la Audiencia Provincial de Guadalajara por el incendio declarado en Chiloeches el 26 de agosto de 2016, acusados de un delito de participación en grupo criminal. Se pide para ellos dos años de prisión, pena a las que se suman otros siete años por otro delito de gestión peligrosa de residuos, siete más por explotación de instalaciones peligrosas y tres años más por falsedad en documento mercantil.

Sergio Layna, encargado de la labor comercial, ha coincidido también en que ninguno de los hermanos tenía conocimiento de lo pasaba en las instalaciones alquiladas, asegurando que si hubieran sabido lo que se estaba haciendo en la planta, “no se hubiera hecho”.

Los tres han echado balones fuera pero quizá, la declaración de Sergio Layna ha sido la más emotiva al asegurar que el grupo lleva dedicado a los residuos 30 años y que “jamás” han tenido “ningún problema”.

“Para mí, estos cinco años están siendo un auténtico calvario. Me señalan cada sitio que voy a vender un contenedor. Si yo hubiera sabido algo, a lo mejor hubiera matado a alguien, hablando mal y pronto”, ha apuntado.

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