El albaceteño Alberto Pozo tomó la alternativa con los Miura

Un nuevo matador de toros con sello albaceteño

El diestro salmantino Javier Castaño cortó tres orejas y salió a hombros en la corrida de Miura celebrada este domingo en San Lorenzo de la Parrilla (Cuenca) con la que tomó la alternativa el albaceteño Alberto Pozo, que saldó la tarde de la efeméride paseando un trofeo.

Pozo tomó la alternativa con Buhonero, número 5, de Miura. Ahí es nada; doctorarse con los de Zahariche, y con un oficio no demasiado granado. Gran mérito.

El toro de la ceremonia tuvo seriedad pero buenas hechuras, con cuello y la clásica longitud de viga de este hierro. Y embistió con boyantía y franqueza, ofreciendo al nuevo matador de toros de Albacete arrancadas entregadas y hasta el final por el pitón derecho, las cuales Pozo condujo sin sutilezas pero con desparpajo.

Menos acople y continuidad hubo al natural. Necesitó de tres intentos para dejar una estocada entera arriba – además de varios ataques con el descabello- hasta que tumbó a Buhonero, llegando a escuchar dos avisos que pudieron ser tres. Por fortuna no se llegó a tal extremo.

Hubo compostura y estética en las verónicas de recibo por parte de un muy dispuesto Alberto Pozo al sexto, un toro que tuvo emoción en sus arrancadas y que, por momentos, reponía con saña.

Fue una pena que el ímpetu inicial se fuera disipando y, también, agriando. El toricantano derrochó ganas y entrega sin exquisiteces. La espada cayó baja, circunstancia que le privó de pasear dos orejas -le concedieron una- que le habrían abierto la puerta grande.

El segundo salió con los pitones astilla dos -no fue el único- merced a los derrotes asestados a las puertas de chiqueros, y tras recibir dos puyazos, embistió templado a la meta de Javier Castaño, quien imprimió despaciosidad y seguridad con cierto gusto, aunque fuera a media altura.

Durante toda la faena hubo ausencia total de brusquedad, incluso a la hora de meter la mano y enterrar el acero arriba en su totalidad. Faena con poso del veterano torero salmantino.

No tuvieron mejor aspecto los pitones del segundo toro de Javier Castaño, cuarto de la tarde, un ejemplar que se venía con emoción pero que no se iba y se rebrincaba en los embroques. No hubo limpieza ni brillantez estética, pero sí solvencia técnica ante las ásperas acometidas del de Miura.

Serafín Marín se las vio con un toro largo y ligero de carnes que tuvo movimiento – algo rebrincado-, alegría y humillación. Hubo limpieza y buen trazo en los muletazos del catalán, que dio sensación de gran suficiencia. Dejó una notable estocada al segundo intento.

Más deslucido resultó el quinto, sin ser imposible. Marín lo llevó a media altura por el derecho, ganándole la iniciativa en la arrancada en una faena lidiadora sin más en la que no anduvo certero ni solvente con la espada.

FICHA DEL FESTEJO.-

Seis toros de Miura, desigualmente presentados. Segundo, cuarto, quinto y sexto salieron con los pitones astillados. Bueno el primero. Manejable el segundo, sobre todo por el pitón derecho aunque a menos. Bravo el agalgado tercero. Rebrincado y sin clase el cuarto. Deslucidos por faltos de entrega quinto y sexto.

Javier Castaño, dos orejas y oreja.

Serafín Marín, oreja y silencio tras aviso.

Alberto Pozo, que tomaba la alternativa, silencio tras dos avisos y oreja.

En cuadrillas, Joao Ferreira y Mariano Ruiz, de la cuadrilla de Javier Castaño, saludaron tras parear al segundo, y Ferreira repitió saludo en el cuarto.

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la Covid-19.

La plaza registró más de media entrada.

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