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Sale a la luz un histórico hallazgo en las obras de peatonalización del Paseo de la Libertad de Albacete

El pasado de Albacete bajo nuestros pies

Las obras de peatonalización del eje más céntrico de Albacete siguen su curso. Aguas de Albacete centra desde hace un tiempo sus trabajos en el Paseo de la Libertad donde ha salido a la luz un curioso hallazgo.

Tal y como indicaban desde Aguas de Albacete “a priori no se trata de una galería subterránea como tal por las dimensiones con las que cuenta”. Así explicaban que los trabajos han sacado a la luz “una bóveda situada encima de una antigua tubería de saneamiento”.

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Estas mimas fuentes puntualizaban a El Digital de Albacete que “todo parece indicar que se trata de la antigua tubería de un pasado colector que cuenta con unas dimensiones más anchas de lo habitual, pero no es una galería”. Esta bóveda “tapa una antigua tubería de saneamiento”, subrayaban a El Digital de Albacete estas mismas fuentes.

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No obstante, tras el hallazgo, Aguas de Albacete ha dado aviso a Patrimonio para que “realicen una valoración”, sostenían. 

Por el momento y a la espera de lo que pueda determinar Patrimonio se descarta la paralización de las obras. Si bien indicaban a El Digital de Albacete fuentes oficiales que en la zona afectada no se continuará actuando pero sí en se trabajará en otras zonas del propio Paseo de la Libertad.

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Historia bajo nuestros pies

Según confirmaban a El Digital de Albacete el historiador Vicente Carrión y la directora del Archivo Histórico Provincial de Albacete, Elvira Valero de la Rosa, podría tratarse del “cauce del antiguo río Piojo que discurría por la calle Ancha”. Este antiguo río que discurría por la calle más céntrica de Albacete cuando se construyó el Paseo de la Libertad, anteriormente denominado Paseo de Alfonso XII, se encauzó.

Explicaba Valero de la Rosa que “a finales del siglo XIX se hizo un colector para recoger todas las aguas pluviales y era el propio cauce del antiguo río Piojo”. Así remarcaba que se trataba del “punto en el que confluían todas las aguas pluviales”.

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Además, puntualizaba que los vecinos “tiraban a esta misma cloaca todas las aguas residuales de las viviendas”. Un hecho que motivó numerosas “quejas, molestias y denuncias de los vecinos de esta zona al Ayuntamiento de Albacete y viceversa porque se utilizaba mal este colector”.

Puntualizaba que el “apelativo de ‘río Piojo’ o ‘Val General’ respondía a una evidencia física, pues la calle, vaguada natural entre las alturas de los cerrillos colindantes de San Juan y Villacerrada al oeste y Carretas al este, servía de cauce natural a las aguas pluviales que confluían en ella desde los tres puntos mencionados”. Del mismo modo especificaba Elvira Valero de la Rosa que “este desagüe discurría en una extensión de unos 600 metros, más o menos, hasta desembocar, al atravesar el Altozano, en la zona que desde el siglo XVI se conocía como el ‘Bosque de los Villanueva’, emplazamiento actual de la Diputación”. Con la llegada del ferrocarril y la urbanización del Paseo de Alfonso XII “se prolongó su final hasta atravesar la estación de ferrocarril, concretamente en la espalda de los talleres de ésta. Por ello, cuando se proyecta la alcantarilla de desagüe se designará como calle del Val General a toda la calle desde Tesifonte Gallego hasta la estación, incluyendo el Paseo de Alfonso XII”, exponía la directora del Archivo Histórico Provincial de Albacete. 

Incluso detallaba que en el expediente de 1894 para la clausura de las alcantarillas al Val General, el ingeniero aclaraba el origen del nombre de ‘río Piojo’: “La alcantarilla de esta capital, vulgarmente llamado río Piojo responde a tal calificativo por sus condiciones deficientes, por falta de revestimiento interior y suelo impermeable, por su escaso desnivel y desierto en muchas épocas del año del agua necesaria para que arrastre las sustancias retenidas en su interior…”.

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La llegada del ferrocarril a la ciudad allá por 1855 supone “un cambio del aspecto de Albacete, perdiendo su carácter rural y conformándose más urbano”, detallaba.

La directora del Archivo Histórico Provincial exponía que “desde 1859 se comienza el alcantarillado cubierto del Val General, que se compone de dos tramos, el más antiguo desde la calle Concepción al Altozano y el más nuevo desde Concepción a la calle Mayor”. Esta alcantarilla “siempre tuvo la función de recoger las aguas pluviales, sin embargo, los vecinos solían utilizar los reguerones que desaguaban sus patios para arrojar aguas sucias”, matizaba. 

Además, Valero de la Rosa exponía que “las aguas llovedizas salían directamente por encima de las aceras a la alcantarilla antes de cubrirse, y, después de cubierta entraban en ella de trecho en trecho por encima de la bóveda”. Reconocía que “no es casualidad que el proyecto de alcantarillado en el Altozano sea del año 1866 pues ese año la Junta Provincial de Sanidad había puesto en evidencia grandes problemas salubres que pesaban sobre Albacete. Uno de ellos era el cauce del Val-General al atravesar la estación”.

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Posteriormente, en 1893, “el secretario del Ayuntamiento informaba de los malos olores que emanaban de la alcantarilla y que se percibían en la calle Alfonso XII, debido a la aguas sucias que arrojaban a ésta las fondas de Francisquillo y de Zornoza y otros vecinos, cuyo desagüe lo tenían por los corrales de éstas a la calle Carcelén y alcantarilla general, por tal motivo se acordó cerrar los desaguadores sin licencia así como retirarla a los que ya la tenían concedida, procediendo a la limpieza de la alcantarilla y desinfección por el método acostumbrado de la cal viva”, remarcaba.

Además, en ese mismo año se acometió la reconstrucción del cauce de desagüe general del Val-general desde la Estación hasta el canal de María Cristina “en un trayecto de 1.900 metros”, matizaba.

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Elvira Valero de la Rosa explicaba a El Digital de Albacete que “tras la inauguración del abastecimiento de aguas potables en 1905 se observaron los resultados tan desastrosos que se producían en el suelo y subsuelo de la población por falta de una canalización que recogiese la excesiva cantidad de agua que se vertía con el régimen de caño libre, además del vertido de aguas sucias y materias fecales”. Por este motivo “fue unánime la opinión de que la obra del alcantarillado era la más urgente que debía acometer la corporación municipal”, recordaba.

Manifestaba que “en el año 1908 Martínez Villena realizó el proyecto de alcantarillado de un colector general desde la estación al campo de riego y cuatro secundarios desde Alfonso XII a Padre Romano, San Agustín, Tinte y Alcalde Conangla”, añadiendo que el proyecto contaba con “depuradora o pozo de sedimentos”.  Así esta obra se llevó a cabo en 1909 y en 1910 comenzaron las acometidas particulares.

Marta Lopez

Periodista natural de Albacete. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Murcia con más de 4 años de experiencia en medios de comunicación.
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