La destreza de los pilotos de aviones de combate es fundamental a la hora de realizar cualquier misión a los mandos de estas aeronaves. Sin embargo, los pilotos del Ejército del Aire cuentan con un “ángel de la guarda” a bordo de sus cazas.
Se trata del asiento eyectable, un elemento que tal y como apuntaban desde las Redes Sociales del propio Ejército del Aire “está ahí velando por ese instante en el que se convierte en la gran baza de un piloto para sobrevivir”. Un componente aeronáutico fundamental con el que cuentan los pilotos de Eurofighter que desarrollan su labor en el Ala-14 de la Base Aérea de Albacete.
Antes de la invención del asiento eyectable con el que cuentan estos aviones de combate, los pilotos no tenían otra posibilidad que salir por sus propios medios de estas aeronaves en caso de tener que hacer frente a una compleja situación. “Literalmente la pericia del piloto para salir del avión era lo único que podía salvarle la vida”, unido a una correcta utilización de su paracaídas.
Anastase Dragomir fue la primera persona que propuso el diseño de un asiento eyectable, un asiento que podría adaptarse a un avión o a cualquier otro tipo de vehículo. Agosto de 1929 fue la fecha clave en la que pudo poner a prueba su invento en el aeropuerto de París-Orly, patentando así su cabina catapultable.
Con la llegada de los aviones a reacción quedó demostrado que el paracaídas no era una barrera de seguridad suficiente en caso de sufrir un accidente aéreo a tan altas velocidades. De este modo, apostando por un mecanismo de eyección, los alemanes y sus primeros reactores fueron los precursores de estos asientos en los Heinkel He-19 y He-280 mediante el uso de aire comprimido.
Así, un piloto alemán fue también la primera persona en hacer uso de un asiento eyectable para escapar de su avión. En 1942 el piloto de pruebas Helmut Schenck utilizó este sistema para salir de su avión en una situación real de emergencia probando un Heinkel He-280. Posteriormente, en 1944 los Heinkel 162 fueron los primeros en montar un asiento eyectable dotado de un cartucho explosivo. En concreto, el asiento iba montado sobre unos tubos paralelos y cada uno contenía una carga de pólvora, así cuando se disparaba, el asiento podía llegar a alcanzar una velocidad de casi 11 metros por segundo.
Pero un desgraciado accidente supuso la gran revolución en la materia. Los capitanes J. Martin y V. Baker crearon una empresa para fabricar aviones, pero en un vuelo de prueba Baker perdía la vida. En ese instante Martin decidió focalizar su trabajo empresarial en mejorar la seguridad de los pilotos. Fue en 1946 cuando se realizó la prueba definitiva de este elemento desde un Gloster Meteor y se procedió a la instalación en serie de estos asientos eyectables.
Desde entonces, 17 modelos han sido desarrollados e instalados en un centenar de aviones diferentes en más de 90 países. El hito de Martin-Baker al que hacía referencia el Ejército del Aire, ha sido tener la capacidad de suministrar los asientos del ultra moderno cada de quinta generación F-35 Lightning II.
Así, desde su creación, la invención de Martin-Baker ha salvado “7.731 vidas de pilotos”. Incluso, la empresa creó en los años 50 el ‘Ejection Tie Club’ que está integrado por aquellos pilotos que han hecho uso de este asiento eyectable y que cuenta con carca de 6.000 miembros.
Actualmente este sistema se activa mediante unas anillas, de modo que cuando se acciona el sistema sujeta las piernas del piloto para evitar daños. Posteriormente se encienden unos cohetes situados en la parte inferior del asiento, logrando alcanzar una altura suficiente para que el paracaídas tenga tiempo de abrirse, ya que todo ocurre prácticamente en 1 segundo.
En caso de detectar cualquier circunstancia adversa a bordo de la aeronave el primer elemento que se desprende del avión es la carlinga del caza, sin tener que atravesarla el piloto, para posteriormente realizarse la eyección unos milisiegundos más tarde. Pese a todos los avances se trata de una maniobra que no está exenta de riesgos ya que el viento, la trayectoria de la cola del avión o la posición pueden hacer que el piloto no sobreviva.
El conocimiento del sistema de escape de Martin-Baker ocupa un relevante papel en las alas de combate del Ejército del Aire, entre las que se encuentra la ubicada en la Base Aérea de Los Llanos en Albacete. En concreto, en las instalaciones del Ala-11 en Morón (Sevilla), puede verse un enorme parche haciendo referencia a ‘San Martin Baker-Ora pro nobis’.
/El Digital de Albacete/