El céntrico Paseo de la Libertad amanecía este miércoles, 14 de abril, con una gran bandera republicana instalada a su inicio.
Se trata de un punto ubicado junto a la Plaza del Altozano y a escasos metros del antiguo Ayuntamiento de Albacete y del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha. Muchos ciudadanos de la capital trasladaban a El Digital de Albacete su estupefacción al observar que la bandera de la República presidía el centro de la ciudad un 14 de abril, un hecho que para unos supone la conmemoración del aniversario de la proclamación de la II República, pero para otros significa una provocación.
Es una situación que en una Monarquía Constitucional como la que se vive en estos momentos y en la que está cuestionada, incluso por parte de miembros del Gobierno la propia institución, muchos consideran desafortunada la decisión del Ayuntamiento de Albacete, presidido temporalmente por Vicente Casañ, representante de Ciudadanos en el Consistorio albaceteño.
En concreto, el 14 de abril es la fecha en la que se conmemora el Día de la República, y en este 2021 se cumple el 90 aniversario de la proclamación de la Segunda República Española.
Una estampa que ha suscitado cierta polémica entre los albaceteños. La instalación de esta bandera ha contado con el beneplácito del Ayuntamiento en un lugar donde habitualmente se instalan pancartas de asociaciones como pueden ser la Asociación Española contra el Cáncer, ACEPAIN o AFANION.
Además de la instalación de esta bandera el colectivo Albacete por la República convocaba a las 20:00 horas de este mismo miércoles, 14 de abril una concentración en el Paseo de la Libertad. Se trata de un acto en el que el colectivo rendirá homenaje a la bandera republicana.
En un comunicado de prensa el colectivo Albacete por la República manifestaba que “jamás aceptaremos la jefatura de Estado hereditaria, jamás normalizaremos la imposición de un dictado sanguinario, jamás miraremos hacia otro lado ante la corrupción galopante de la familia real”. En este mismo manifiesto sostenían que “se ha acabado el tiempo de los cuentos chinos” y añadían que “la Transición se hizo bajo amenaza, los partidos republicanos no pudieron presentarse a las elecciones a Cortes Constituyentes y a la ciudadanía se le ofreció en referéndum elegir entre la monarquía o la nada”.
Así, subrayaban en este mismo manifiesto que “eso no es democracia, sino trampa, pinchazo o pellizco”. Desde Albacete por la República manifestaban que “al pueblo español se le trató como si fuera menor de edad”, a lo que añadían que “ha llegado el momento de reclamar nuestra mayoría de edad como mujeres y hombres libres e iguales, sin paternalismos ni tutelas”.
“Reclamamos un auténtico proceso constituyente, participativo, abierto y horizontal que puede empezar a desarrollarse en las plazas y en el seno de las organizaciones populares, y que debe finalmente trasladarse a las instituciones públicas”, apuntaba en su manifiesto Albacete por la República.
De este modo exponían algunas propuestas de cara a iniciar este debate colectivo: “Adoptar la República como forma de Estado; abolir los títulos nobiliarios, limitar los aforamientos y prohibir las denominadas ‘puertas giratorias’ como expresiones de desigualdad ante la ley; y hacer del trabajo y la justicia social los ejes de la economía nacional”.
Igualmente ponían de manifiesto la necesidad de “plantear el Estado federal como una posibilidad de consensuar el modelo territorial; denunciar los acuerdos con el Vaticano y acabar con los privilegios fiscales, legales e institucionales de la Iglesia Católica; blindar los servicios públicos frente a las políticas privatizadas; subordinar la propiedad privada al interés nacional; establecer el derecho a la vivienda como responsabilidad del Estado; promover una educación para el conocimiento como medio para la emancipación de la clase trabajadora; y consignar un porcentaje del presupuesto a fomentar la investigación en ciencia y tecnología”.
Además, apostaban desde Albacete por la República por “incorporar el movimiento feminista y de la comunidad LGTBI en el articulado de la Constitución; reconocer los derechos de las personas emigrantes y refugiadas; renunciar a la guerra como herramienta de resolución de conflictos, y prohibir la venta de armas a gobiernos que no respeten los derechos humanos”.
“Somos conscientes de las dificultades y de la feroz reacción con que chocará nuestra pretensión de avanzar en democracia y hacer del pueblo el protagonista de su destino”, concluían.
/Marta López/Fotos: Ángel Chacón/