/Marta López/Fotos: Ángel Chacón/
Este lunes, 8 de marzo, se celebraba el Día Internacional de la Mujer. Sin embargo, debido a la pandemia de coronavirus las imágenes de multitudinarias manifestaciones que acostumbran a acompañar al 8-M han quedado relegadas con el fin de evitar nuevos contagios.
La Coordinadora 8-M, junto con representantes de Ágora Feministas, Torre Púrpura, Izquierda Unida, Unidas Podemos, realizaban una concentración para conmemorar el Día Internacional de la Mujer en Albacete. Así, creaban una cadena humana alrededor del Parque Abelardo Sánchez, un abrazo simbólico en el que participaban más de 150 personas.
Desde Ágora Feminista, Maite Márquez, exponía a El Digital de Albacete que “a través de la Coordinadora 8-M estuvimos trabajando sobre los actos que podríamos realizar y nos parecía que en esta situación de pandemia donde la mujer aún se ha visto mucho más perjudicada no podíamos quedarnos con los brazos cruzados”. Así matizaba que “todos los datos con los que contamos, tanto de paro como de violencia, manifiestan que las mujeres hemos sido, prácticamente como en todas las crisis, las más agraviadas”.
Todo esto “nos hizo pensar que teníamos que salir a la calle y hacerlo de una forma reivindicativa pero con todas las medidas de seguridad”, exponían. Y es que “el movimiento feminista donde tiene que estar es en la calle un 8 de marzo”, reivindicaban.
“No nos van a callar”, apuntaban. Pese a todo reconocían que “estamos viviendo una situación especialmente difícil y respetamos absolutamente todos los consejos de las autoridades sanitarias”, pero también ponían de relieve que “las mujeres estamos acostumbradas a cuidar de la salud de los demás y un poco menos de nosotras mismas”.
Así sostenían que esta cadena humana “no supone ningún riesgo para la salud y quien se ha escudado en los posibles riesgos para no compartir este día lo que no comparte es la necesidad de estar en las calles denunciando una situación límite”.
Confesaban que se ha avanzado en materia de igualdad, pero aún queda mucho camino por recorrer. “La igualdad formal llega antes con medidas y leyes, pero la igualdad real es la que más cuesta”, y añadían que esta igualdad real se logra “con un cambio de mentalidad y una mayor sensibilidad”, algo que aseguraban “aún está lejos de conseguirse”.
Un 8-M diferente, marcado por la actual situación sanitaria pero que no impedía continuar reivindicando los derechos de las mujeres en este momento tan especial.