/Marta López/
El párroco de Santa Ana y vicario parroquial de Nuestra Señora de las Angustias y San Felipe Neri, Naim Shoshandy, está viviendo con especial emoción la visita del Papa Francisco a su país, Iraq.
La de Naim es una de las cientos de miles historias de compatriotas iraquíes que tuvieron que dejar atrás su tierra debido al terror provocado por el Estado Islámico. Una herida abierta de la poco a poco se están recuperando estos millones de cristianos perseguidos que ven con esperanza la visita del Santo Padre a esta tierra castigada por el odio.
El Papa Francisco visitará Iraq desde este viernes 5 de marzo al lunes 8 de marzo. Con este viaje el Santo Padre “va a cumplir el sueño de muchas personas de Iraq”, explicaba a El Digital de Albacete Naim Shoshandy y añadía que “aún nos cuesta creer que un Papa vaya a visitar nuestro país”.
Este es el primer viaje de un Papa a Iraq. Una visita histórica ya que con anterioridad, “Juan Pablo II, en 1999, quería visitar Iraq pero Sadam Huseín prohibió este viaje”, apuntaba el sacerdote. Ahora el Papa Francisco “quiere cumplir el sueño de San Juan Pablo II y también él tiene muchas ganas de conocer a esta Iglesia mártir”, subrayaba.
El Papa Francisco “llega como peregrino a la tierra de Abraham”, matizaba Naim y es que el Santo Padre mantendrá durante su estancia en Iraq un encuentro interreligioso en el que estarán presentes cristianos, judíos y musulmanes.
“Todos estamos emocionados y muy ilusionados por esta visita”, reconocía y es que “estamos esperando al Papa con los brazos abiertos”. Naim no ha podido desplazarse hasta Iraq para vivir este histórico momento, pero aseguraba que lo está viviendo “intensamente”.
Así, reconocía que “es una pena que por la pandemia del coronavirus la gente no se pueda acercar a tocar y saludar al Santo Padre”, pero pese a todo “la gente está inmensamente feliz por la visita del Papa”. Además, indicaba que el proceso de reconstrucción de las ciudades asoladas por el Estado Islámico es lento pero ya han comenzado a borrar las huellas del terror y es que “la Catedral ya está reconstruida gracias a la ayuda de la Iglesia Necesitada, especialmente gracias a la aportación de la Iglesia española”, subrayaba.
“Para nosotros esta visita es una visita de paz y de esperanza”, reconocía el sacerdote. De este modo apuntaba que “para mí el Papa viene a defender a sus hijos en estos países, no solo en Iraq, sino en todo Oriente Medio”, y añadía que la presencia de Francisco en Iraq es un grito para el mundo “en defensa de la libertad religiosa”.
Con anterioridad a la llegada del Estado Islámico en Iraq “había cerca de 2 millones de cristianos”, pero debido a la persecución religiosa que han sufrido los creyentes esta cifra se ha reducido notablemente. Tanto es así que Naim apuntaba que “probablemente la cifra de cristianos en Iraq apenas supere los 250.000”.
Esta visita es muy importante para Iraq a nivel internacional porque “así va a conocer todo el mundo la realidad de los cristianos en Iraq, que existimos y que pese a todo lo que hemos vivido seguimos adelante”. Aseguraba Naim que “el Papa tiene un lugar muy especial en el corazón de los cristianos de Iraq y de la Iglesia Oriental ya que viene a representar el apoyo y el ánimo a los cristianos para que sigan adelante en nuestro país a pesar de tantas dificultades, problemas y guerras”.
El Papa Francisco visitará el domingo la ciudad de Naim, Karakosh. El sacerdote no podrá estar presente en su tierra para vivir este momento histórico pero lo sentirá muy de cerca gracias a su familia. Tras años viviendo como refugiados fuera de su tierra, la familia de Naim ha podido regresar a su ciudad y el sacerdote aseguraba que su madre está “especialmente emocionada e ilusionada por la llegada del Papa”.
“Mi tierra es tierra de mensajeros y profetas”, explicaba Naim, y esta vista del Papa Francisco supone “un evento histórico y un apoyo para toda la comunidad Iraquí, no solo para los cristianos” reconocía. El Papa Francisco “va a traer su presencia y su oración para darnos esperanza y seguir luchando por nuestro futuro” concluía este sacerdote iraquí con alma albaceteña.
