/Modesto Colorado/
El maquetista albaceteño Doroteo Redondo realiza reproducciones de edificios emblemáticos de la capital, una bonita manera de preservar el recuerdo del Albacete antiguo.
La afición por el modelismo en madera le viene desde niño, cuando realizaba obras pequeñas en casa, como coches de época, barcos o carruajes, convirtiéndose en una afición que ha ido aumentando con el tiempo. Fue hace 20 años cuando Doroteo se dio cuenta de que, aunque todo era muy manual, el hecho de utilizar algunas herramientas para el trabajo implicaba levantar mucho polvo, así que se hizo con un local en el barrio del Pilar, donde montó su pequeño taller.
Una vez instalado comenzó a probar con maquetas más grandes. En un principio, compraba kits de modelaje para montar por piezas, sobre todo de modelismo naval, hasta que decidió hacer sus propias creaciones, más enfocadas a obras de arquitectura emblemáticas. Comenzó por construcciones populares, como una réplica de La Torre Eiffel a escala de 1,28 metros de altura y 9.500 piezas o el Palacio de Congresos de Madrid. El autor confiesa que llevaba mucho tiempo con ganas de llevar a cabo las maquetas de estas edificaciones, pero se dio cuenta de que “al no tenerlas cerca, no podía coger mucho detalle, así que el siguiente paso fue empezar a hacer cosas de mi ciudad, donde podría ir a hacer fotografías”.
Sus creaciones parten de una sesión fotográfica del edificio. Unas fotografías que puede ampliar para ver los pequeños detalles y así realizar un dibujo lineal que le llevará al diseño de las piezas, un proceso que el propio autor denomina como “jugar a ser arquitecto”. El modelista nos cuenta que “al no tener las medidas del edificio, me baso en las proporciones, cogiendo como referencia alguna puerta o ventana, y a partir de ahí hago el dibujo y todo empieza a fluir, elaborando las piezas a base de listones, palillos y tablas, de forma totalmente artesanal”, indica.
Todas las piezas están elaboradas con madera. La terminación la realiza aplicando lacas y barnices sintéticos, además de algún toque de color para remarcar detalles. Para emular el efecto de cristal de las ventanas suele utilizar distintos tipos de plásticos. A la hora de la presentación, normalmente, el artista elige un formato de semi-maqueta, que en ocasiones coloca en un cuadro, utilizando tableros de DM o contrachapado que luego enmarca.
Todo este proceso requiere mucha destreza y un delicado trabajo de marquetería, ya que las fachadas son reproducidas elemento por elemento y muchas de ellas son bajorrelieves enmarcados. Entre sus obras se encuentran construcciones tan emblemáticas de Albacete como la Plaza de Toros, la Puerta de Hierros antigua (derruida en 1994 para construir la que hay en la actualidad), la Catedral, el Museo Municipal (antiguo Ayuntamiento), la fachada del edificio del Pasaje de Lodares, la fachada del Colegio de los Escolapios, el Cine Capitol, la Casa del Hortelano (actual Museo de la Cuchillería), el Archivo Histórico, el Bachiller Sabuco, el Colegio Notarial, la antigua Estación de Ferrocarril, la fachada del Teatro Circo de 1924, la casa de Don Canciano López (actual edificio Rotonda), o el antiguo Banco Central. Todas ellas tienen un tamaño medio que oscila entre los 40×60 y 80×100 centímetros. “Hay algunas que me ha costado mucho hacerlas, por ejemplo, la Casa de Juan López, un edificio que hace esquina entre la calle Ancha y la calle Concepción y tiene en lo alto una cúpula”, describe Redondo, añadiendo que “fue muy enredosa”.
Entre sus obras de mayor envergadura y tamaño se encuentra la fachada del Gran Hotel. El modelista recuerda que “fue muy complicada, ya que este edificio ha perdido muchas cosas de sus inicios y yo me propuse hacerla como era en su época, añadiendo algunos adornos y ornamentos que ya no están, todo ello gracias a las fotografías antiguas”.
Muchos de estos edificios ya no existen, por lo que el artista tiene que tirar de archivo para encontrar material e información sobre ellos. “Me gusta mucho investigar, así que busco imágenes de los edificios emblemáticos de la ciudad, fotografías que en su día hicieron grandes fotógrafos de Albacete como Belda o Escobar. Muchas de estas imágenes pierden calidad a la hora de ampliarlas, por lo que hay cosas que me tengo que inventar, basándome en la lógica y echándole mucha imaginación y creatividad”, expone.
Doroteo pone mucho cuidado en los pequeños detalles. Ese gusto por el detalle le lleva a tardar varios meses en la finalización de una obra. El artesano explica que cuando empieza una maqueta suele dedicarle “como mínimo unas cuatro horas diarias, ya que es un trabajo muy minucioso. La del Gran Hotel, por ejemplo, tardé 1.700 horas en hacerla”.
En estos momentos se encuentra trabajando en su última creación: El Chalet Fontecha. “Terminé de dibujarlo hace unos días y ahora estoy cortando las piezas. Solo lo había visto por fuera, pero me interesaba mucho y llevaba mucho tiempo dándole vueltas. Curiosamente, estas navidades, instalaron allí el Belén de la Diputación y fui a visitarlo. Por suerte, debido a las medidas anti-Covid, habilitaron una entraba por la calle Tesifonte Gallego y la salida por los Jardines, así que aproveché la ocasión para hacer fotografías y ponerme manos a la obra”, concluye.
A lo largo de estos años Doroteo ha conseguido reunir una colección de casi una veintena de obras que nos hace retroceder en el tiempo para visitar el Albacete antiguo a través de estas brillantes maquetas únicas e irrepetibles, elaboradas a lo largo de muchas horas de trabajo, con mucho empeño y constancia, fruto de una afición que, a sus 59 años, ejerce con mucha destreza y gran ilusión.
Para disfrutar de las obras de modelismo de Doroteo Redondo, se puede entrar en su blog: doroteort.blogspot.com o a través de su página de Facebook: Doroteo Redondo Tobarra.
¡Por favor!: «Casa de Hortelano». No «Casa del Hortelano»