¿Qué hacer si no te gustan las compañías de tus hijos? Una psicóloga de Albacete te da la solución 

/El Digital de Albacete/

La amistad es un pilar fundamental en el desarrollo personal. Los amigos son fundamentales en el desarrollo de los niños durante la infancia y la adolescencia.

En este periodo vital rodearse de buenos amigos puede ayudarnos a crecer como personas o por en el caso contrario, hacer sacar la peor versión de nosotros mismos. Así el papel de los progenitores en relación a la elección de las amistades no siempre es decisivo.

Durante la infancia los padres pueden acotar las relaciones de los más pequeños, pero con la llegada de la adolescencia son los jóvenes quienes comienzan a tomar la iniciativa, momento en el que muchos padres se preguntan ¿cómo intervenir para esa amistad no resulte problemática?

La psicóloga perinatal, infantil y de la adolescencia y especialista de la Clínica HLA Nuestra Señora del Rosario de Albacete, Elena Notario, indicaba a HOLA que “los niños comparten con sus amigos juguetes, juegos, experiencias, emociones, conocimientos, planes, etc. Por lo tanto, es habitual que sus amigos se parezcan a ellos en aficiones, gustos y valores”. Sin embargo, a medida que el niño va creciendo poco a poco va ganando peso en la decisión de elegir sus amistades.

Es importante dejar a los niños autonomía para decidir quiénes pasan a formar parte de su círculo de amigos y quiénes no, pero contar con un buen ejemplo por parte de los padres en este sentido puede servirles de regencia para establecer relaciones sociales sanas. Además, los progenitores deben mantener una actitud vigilante e interesarse para no permitir comportamientos agresivos, humillantes o injustos.

“Conforme los niños crecen, se vuelven más independientes y son capaces de resolver los conflictos por ellos mismos”, explica la psicóloga. Al mismo tiempo añade que esta independencia podría “mejorar su autoestima”. Pese a todo, los padres pueden mostrar una actitud cercana e interesarse por estos conflictos, y es que aconseja “hablar y ayudarles a buscar soluciones ante un problema, haciéndoles reflexionar sobre lo sucedido”, pero remarca que “será el niño quien tome la decisión que considere mejor para solucionar el problema”.

Otra de las cuestiones que más preocupa a los padres y madres es la imitación de conductoras que consideran como una mala influencia para su hijo. La educación familiar y las amistadas centran los primeros años de vida y pueden suponer, en ocasiones, un mal ejemplo o una mala influencia. 

En este punto proponen ir más allá tratando de descubrir el motivo por el que el niño se deja arrastrar por un amigo que no le conviene, incluso apuntan como causante de este tipo de conductas factores como el miedo, la baja autoestima, la soledad o la necesidad de aceptación. Así la psicóloga apunta que la misión de los padres es “inculcar en él unos valores sobre los que se debe construir la amistad y desde pequeño establecer una relación de confianza con nosotros”. De este modo, Elena Notario aconsejaba reforzar los valores positivos de la amistad invitando a amigos a casa que sean un buen ejemplo e intentar que el círculo de amistades no sea muy cerrado.

En la adolescencia los amigos son una parte esencial, relegando a la familia a un segando plano. Por este motivo, cuando la elección de amigos no resulta la más adecuada la especialista recomienda en primer lugar “establecer una buena comunicación con el adolescente, para decirle lo que pensamos sin criticar y sin decirle que no nos gustan sus amigos”.

Tras ello los padres deberán intentar que sea el adolescente quien “se dé cuenta de las consecuencias que se producen al mantener esos amigos”. Además deben procurar que el adolescente lleve una vida “ordenada con horarios y rutinas”.

La psicóloga también apuesta por fomentar que “lleve a cabo actividades saludables tanto física como mentalmente”, y pone como ejemplo la actividad deportiva, el teatro, un grupo scout, ya que todas estas iniciativas le ayudarán a “aumentar y variar sus contactos sociales”. Igualmente propone como punto fundamental “conocer a sus amigos” para saber de primera mano con se relaciona tu hijo. Para ello “una buena estrategia es invitar a sus amigos a un plan familiar, manteniendo una actitud cercana, pero no excesivamente”. Esto implica “no trasladarles muestras exageradas de afecto no dedicarles demasiadas palabras con las que pueda sentirse incómodos”, subrayando que “en presencia de sus amigos no se resolverá ningún conflicto familiar”.

Finalmente sostiene que “conocer a los padres de sus amigos ayuda a saber cuál es su estilo educativo y para consensuar normas o estar comunicados ante algún problema”. Sin embargo descarta como solución la prohibición del contacto con los amigos, indicando que “si les prohibimos ver a un amigo, vamos a encontrar reacciones hacia nosotros llenas de rabia o enfado y seguirá manteniendo contacto con su amigo”.

Así, apuesta por “mostrar hechos objetivos que hemos visto o han sucedido, sin juzgarlos para que se vaya dando cuenta, favoreciendo el apoyo en otras amistades”. Y es que “un adolescente puede sentirse presionado en algún momento por su grupo, por eso es importante trabajar con ellos la autoestima”, advierte. Pese a todo subraya que “si el contacto con un amigo tuviese un impacto negativo muy fuerte”, vinculado a las drogas, el alcohol, el absentismo escolar, o conductas de riesgo, “debemos consultar con un especialista y apartar al adolescente lo antes posible de ese ambiente”.

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