El Museo del Ejército muestra el sombrero de Isabel II

/El Digital de Albacete/Foto: Museo del Ejército/

El Museo del Ejército muestra desde este primer lunes de enero de 2021, en su web, el sombrero de Isabel II, de la afamada casa de Aimable, que la hija de la reina, la infanta Isabel, regaló en 1910 al Museo de Ingenieros que, posteriormente, se convirtió en el actual Museo del Ejército.

El sombrero se expone en la sección ‘En la vitrina’ que el Museo del Ejército puso en marcha el pasado mes de noviembre en su página web con el objetivo de llamar la atención sobre una pieza de su colección permanente y dar a conocer pormenores de su historia.

En el caso del sombrero de Isabel II, el Museo subraya la fama de Aimable, que era una “referencia obligada de la vida social” a mediados del siglo XX y cuyo prestigio estaba asociado a su condición de proveedor de la Casa Real, a lo que alude la corona que remata el sello del fabricante, grabado en el forro de la prenda, que toma el lema de la Orden de la Jarretera británica “Honi soit qui mal y pense”.

Según la tradición, durante la celebración de la toma de Calais en 1348 a la condesa de Salisbury, con la que bailaba el rey Eduardo III, se le cayó una liga, y ante las murmuraciones de los presentes el monarca la recogió y la colocó en su rodilla pronunciando esta frase, que se puede traducir como “Que la vergüenza caiga sobre aquel que piense mal”, ha explicado el Museo del Ejército.

En España, Aimable tenía su establecimiento en el número dos de la madrileña Carrera de San Jerónimo y realizó diversas prendas para la familia real, entre ellas este sombrero utilizado por Isabel II.

La Infanta doña Isabel lo regaló en 1910 al entonces Museo de Ingenieros junto a otras prendas integrantes del uniforme de capitán general que correspondía lucir a la reina como comandante en jefe de los ejércitos, y es con este tipo de sombrero con el que aparece retratada en varios lienzos, acompañada de su Estado Mayor y pasando revista a las tropas.

El sombrero está realizado en piel de castor y se adorna con un penacho de plumas blancas, denominado “llorón” en alusión al modo en que caen las hojas de los sauces, explica el Museo del Ejército.

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