/Marta López/Fotos: Lluvia Martínez/
Kipekee es una ONG que nació en Albacete en 2014 con el objetivo de concienciar a la población local de las necesidades que las personas sufren cuando viven en un país subdesarrollado. Una iniciativa que cuenta tanto con proyectos nacionales, como con proyectos que traspasan nuestras fronteras con temas educacionales y sanitarios. Pero, ¿cómo ha cambiado la forma de trabajar de esta ONG tras la llegada del coronavirus?.
La puesta en marcha de estos proyectos internacionales necesita de una evaluación de las necesidades del terreno, con el objetivo de verificar la viabilidad del proyecto. Así, desde el 9 de enero al 25 de febrero de este 2020, Lluvia Martínez, secretaria y coordinadora del equipo de proyectos internacionales de la ONG, fue la última voluntaria de Kipekee en poner rumbo a la India para estudiar uno de los últimos proyectos que pretende desarrollar la asociación.
Su destino fue la ciudad de Champhai que pertenece a Mizoram, uno de los 29 estados de la India. Este distrito se localiza al noreste del país, en la frontera con Myanmar (Birmania), lo que convierte a Champhai en un punto estratégico para el desarrollo comercial. Así, rodeada de altas montañas y bosques de bambú, esta arquitecta e ingeniera de edificación se puso manos a la obra para estudiar la viabilidad de la puesta en marcha del último proyecto de la ONG.
“Nos habían comentado que en este estado había un déficit de salud”, explicaba Lluvia Martínez a El Digital de Albacete. Por este motivo decidieron centrarse en la ciudad de Camphai, que cuenta “con más de 30.000 habitantes y está tan solo a 10 kilómetros de la frontera con Birmania, pero se trata de una ciudad muy incomunicada”. Así subrayaba que “entre Champahi y la capital del estado hay 194 kilómetros que tardan en recorrerse por carretera unas 10 horas”, debido al terreno montañoso de la zona.
De este modo reconocía que “había un problema a nivel de cobertura sanitaria y es que un enfermo no puede pasar 10 horas en coche hasta ser atendido en un hospital”. Por tanto el primer objetivo de Kipekee en esta particular zona de la India fue hacer un estudio de campo y toma de datos ‘in situ’ “de los tres hospitales que hay y del equipamiento con el que cuentan” y es que “lo primero que tenemos que comprobar es la necesidad de lo que nos están trasladando porque al final es dinero y esfuerzo lo que vamos a invertir y tenemos que estar seguros de la viabilidad y necesidad del proyecto”, subrayaba Lluvia Martínez.
Además manifestaba que también era importante “tener una red comunitaria y conocer a otras ONG’s que ya estaban trabajando en la zona”, al tiempo de conocer “la problemática existente a nivel social e incluirles en el proyecto”. La tercera fase era “ver los recursos disponibles más cercanos, materiales autóctonos y conocer los tipos de edificaciones que se hacen”, y es que un dato a tener muy en cuenta es que esta es una zona sísmica. En definitiva se trata de “hacer un proyecto sostenible a nivel social y económico, pero que ellos mismos también puedan mantener”, exponía.
Cuando aterrizó en la India, el objetivo que llevaba guardado en su mochila esta voluntaria de Kipekee era la idea de construir un consultorio médico en la ciudad de Champhai. Sin embargo, tras visitar los tres hospitales de la zona constataron que la atención sanitaria estaba cubierta, pese a que “necesitaban más equipamiento de pruebas diagnósticas”.
Pero algo que llamó particularmente la atención de Lluvia Martínez en su visita a estos centros hospitalarios es que “estaban saturados de pacientes con temas relacionados con el alcoholismo, el consumo de drogas y el VIH”. Una problemática a nivel de prevención que había que unir al problema existente en relación a las conexiones por carretera, y es que “existe un helicóptero para cubrir el trayecto de Champhai hasta la capital en solo 20 minutos pero es muy caro y la población no lo puede pagar”.
Con todas estas cartas sobre la mesa decidieron cambiar el enfoque del proyecto y “planteamos en lugar de hacer un consultorio médico algo que nos parecía mucho más importante y urgente: un centro destinado a la prevención en la salud”, subrayaba desde Kipekee Lluvia Martínez. Así, el proyecto consta de varias áreas que integran este centro de prevención destinadas al “VIH, tratamiento de personas con problemas de drogodependencia, y un área de prevención en la salud (nutrición, sexualidad, familia, desarrollo infantil, etc)”, manifestaba.
Explicaba que tras haber conocido el lugar y haber tratado con sus habitantes han podido conocer “el gran problema que tiene esta región de entrada de droga”, y es que “forma parte de lo que llaman ‘El triángulo de oro’”, en relación al tráfico de droga. Además, otro problema es “la producción de alcohol ilegal que hay en la zona”, y que “saturaba la atención hospitalaria debido a la gran cantidad de cánceres relacionados con el aparato digestivo”, matizaba.
La llegada del COVID-19 a India
“En el Estado de Mizoram están mucho mejor que España epidemiológicamente hablando, pero el problema es que India es el segundo país del mundo en contagios por COVID-19”, exponía Lluvia Martínez. Sin embargo, la prevención ha sido vital para reducir el número de contagios en esta región de la India, ya que “al poco de mi regreso a España decidieron cerrar sus fronteras con el resto de India”.
Confesaba que “prácticamente a diario nos ponemos en contacto con ellos”, y explicaba que un gestor médico les trasladaba que actualmente “la incidencia del coronavirus en Mizoram es muy baja y que hay 204 casos activos, algo más de 4.000 casos acumulados, y tan solo 6 muertes vinculadas al COVID”. Así en relación a la organización para el tratamiento de pacientes COVID, subrayaba que “están bastante organizados con respecto a otras partes de la India”. Y es que cuentan con “un centro destinado a aislar a las personas con COVID, una zona COVID en el hospital y un centro COVID de cuidados”.
En relación a esta organización y los diferentes niveles de tratamiento de pacientes afectados por el coronavirus destacaba que “la parcela donde se instalará nuestro proyecto es una concesión de una congregación religiosa y está al lado de un colegio de la propia congregación”. Estas instalaciones educativas “se llegaron a cerrar y se han usado para tratar también a personas con coronavirus”.
Toda esta situación generada por la pandemia “llevó a nuestros contactos en la zona a ir avanzando ellos mismos en la construcción de un pequeño centro comunitario en este mismo terreno”. De este modo especificaba que “aunque nosotros no estemos allí físicamente, Kipekee está colaborando a nivel de proporción de datos y apoyo con este pequeño centro comunitario”.
Sin embargo, pese a toda la organización para plantarle cara al COVID-19, reconocía que “a nivel tecnológico el equipamiento hospitalario con el que cuentan es muy básico”, y es que “no hay respiradores”. De este modo, el compromiso de la ONG albaceteña además de realizar una labor sanitaria de prevención es “proporcionar equipos de diagnóstico y análisis que no tienen y formar al equipo médico del hospital para que puedan utilizarlos y mantenerlos”.
La pandemia ha obligado a frenar esta actividad internacional y es que “ahora mismo todo lo que hacemos es telemático”, exponía. Además deseaba que “esta situación pase lo antes posible para poder trabajar con el proyecto ‘in situ’”, añadiendo que “para el desarrollo de este centro de prevención en la salud tenemos todo bastante encajado y desarrollado, pero hemos tenido que estar en stand by hasta que podamos viajar de nuevo”.
Sin embargo, el confinamiento y el Estado de Alarma no ha frenado a esta ONG y han querido contribuir poniendo su granito de arena en la lucha contra el coronavirus en Albacete. En concreto, “hicimos una donación de 5.000 euros para proveer de medios al Hospital de Albacete”, desvelaba Lluvia Martínez. “Nos dimos cuenta de que la problemática que había en España era muy seria y decidimos ayudar directamente al Hospital de Albacete”, apuntaba.
Del mismo modo no descartaba emprender alguna acción de tipo humanitario en los países de África e India donde la ONG ha desarrollado sus proyectos, ya que “si todo sigue parado esta podría ser una de las formas más directas de ayudar ahora mismo”, reconocía. Pese a toda esta compleja situación sanitaria destacaba que la idea de Kipekee es “colaborar con ONG’s locales y trabajar con ellos y aunque no estemos allí físicamente el trabajo continúa haciéndose”.











