Una médico residente en el Hospital de Albacete explica las complicaciones cardiológicas en pacientes hospitalizados por COVID-19

/El Digital de Albacete/

La Sociedad Española de Cardiología recogía un artículo de investigación de la doctora Sara Díaz, médico residente de quinto año de cardiología en el Hospital General Universitario de Albacete.

En concreto el artículo describe las complicaciones cardiológicas y eventos de tromboembolismo pulmonar ocurridos en pacientes hospitalizados con diagnóstico confirmado de COVID-19 entre el 28 de marzo y el 3 de julio de 2020. Además, para el análisis de casos se incluyeron en el estudio un total de 3.011 pacientes, de los cuales 1.890 eran varones y la media de edad se situaba cercana a los 67 años. 

De este modo especifica que “alrededor de un tercio de los pacientes tenían cardiopatía previa, predominantemente enfermedad coronaria y arritmias o trastornos de conducción”. Así, durante el periodo de hospitalización el 19,8% de los pacientes fallecieron, “16 de ellos atribuido a causa cardiaca”, recoge el artículo. 

Además, en este mismo periodo “se diagnosticaron complicaciones cardiológicas en 249 pacientes, siendo la fibrilación auricular la más común”, apunta. Sin embargo, no fue la única complicación cardiológica detectada en estos pacientes COVID, ya que la incidencia de otras dolencias como la insuficiencia cardiaca (1,8%), síndrome coronario agudo (0,5%), arritmias ventriculares (0,5%), endocarditis bacteriana (0,1%), miocarditis (0,1%), pericarditis (0,03%) y tromboembolismo pulmonar (6,6%)”. 

El artículo recoge que “si bien los síntomas respiratorios son los predominantes en la enfermedad por COVID-19, la aparición de complicaciones cardiovasculares y daño miocardio han suscitado preocupación e interés”. Y es que tras la irrupción de la pandemia quedó demostrada la afectación cardiaca en relación “a la elevación de biomarcadores tales como la troponina”. Además, subrayan que el estudio describe las complicaciones cardiológicas con base en los criterios diagnosticados establecidos en las distintas guías de práctica clínica de la Sociedad Europea de Cardiología.

En relación a los más de 3.000 pacientes objeto de estudio subraya que “la hipertensión arterial fue el factor de riesgo vascular más prevalente con 1.317 pacientes, seguido de dislipemia y diabetes mellitus con 996 y 690 pacientes respectivamente”. Además, apunta que otro de los factores de riesgo fue el índice corporal, cuya media superaba los 28 kg/m2.

El grupo de pacientes diagnosticados de complicaciones cardiológicas derivadas del COVID-19 durante su hospitalización “tenía una edad media de 72 años”, y además “presentaban como morbilidades previas con mayor frecuencia: dislipemia, hipertensión arterial, enfermedad renal crónica y enfermedad pulmonar obstructiva crónica”. Del mismo modo el estudio recoge que los pacientes que presentaban una enfermedad cardiaca preexistente, “en general tenían más probabilidades de desarrollar estas complicaciones”.

“De la misma manera hubo más incidencia incidencia de complicaciones dentro del grupo de pacientes ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI)”, destaca. Y es que entre las complicaciones notificadas, “lo más habitual fue la aparición de arritmias supraventriculares, principalmente fibrilación auricular”. En relación a los casos de miocarditis, exponía que “únicamente llegaron a cumplir estos criterios diagnósticos tres pacientes y presentando todos ellos alteraciones de la repolarización en el electrocardiograma”.

Un hecho que sugiere “que la frecuente elevación de los niveles de troponina comunicada en los estudios previos en pacientes con COVID-19, refleja principalmente isquemia por aumento de demanda de oxígeno y elevación por causa extracardiaca, más que un evento de infarto agudo o un episodio de miocarditis”. En esta línea en un metaanálisis realizado en pacientes hospitalizados en UCI por sepsis, cirugía o traumatismo, “el 43% presentaban elevación de los niveles de troponina, demostrando ser un biomarcador específico”.

Sin embargo, en otro estudio “tras la realización de resonancia magnética en 100 pacientes recuperados del COVID-19, el 60% tenía signos de inflamación miocárdica entre dos y tres meses después del diagnóstico”. Así, a la espera de nuevos estudios sobre la afectación cardiaca derivada del coronavirus “la elevación de troponinas en el contexto de esta infección viral debe interpretarse con cautela y siempre apoyado en otras pruebas diagnósticas como el electro o el ecocardiograma”.

En relación al tromboembolismo pulmonar notificado en 198 casos, destacaba que “la incidencia en pacientes ingresados en UCI fue del 18,9% comparado el 1,8% de pacientes hospitalizados en planta convencional”. Un hecho que pone de relieve “la necesidad de ensayos clínicos aleatorizados para evaluar la profilaxis antitrombótica óptima en estos pacientes”.

Para concluir sostenía que “los resultados cardiacos a largo plazo y el papel de diferentes enfermedades cardiovasculares preexistentes en los pacientes afectados por el COVID-19 justifican futuras investigaciones”.

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