/Marta López/
El suicidio continúa siendo un tema ‘tabú’ en la sociedad debido al efecto llamada que en ocasiones puede generar. Se trata de un grave problema de salud pública sobre el que reina el silencio y la invisibilidad pese a que según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en España, a diario fallecen por suicidio una media de 10 personas, más del doble de víctimas por accidentes de tráfico.
El Teléfono de la Esperanza celebraba este viernes, 17 de diciembre, tres décadas atendiendo a la ciudadanía de Albacete. Así, su presidente Joaquín Fresneda indicaba a El Digital de Albacete “es importante hacer los suicidios visibles porque es una realidad en la sociedad, pero hay que tener tacto para no caer en el morbo”. Apostaba por “hacer visible el suicidio desde la realidad de una persona que sufre y la única salida que encuentra es acabar con su vida”, algo que “no debe causar morbo sino una preocupación y generar una necesidad en la sociedad de hacer algo ya que hay personas que puede que no encuentren salida a un problema que puede ser cotidiano”, matizaba.
Desde el Teléfono de la Esperanza “hacemos especial hincapié durante todo el año en la prevención del suicidio y atendemos llamadas suicidas”, subrayaba. Se trata de “acoger el suicidio desde el amor, la empatía y el acogimiento para que la persona afectada pueda expresarse y que a través de contar este problema se le pueda buscar una solución”.
En relación al tratamiento por parte de los medios de comunicación de esta problemática social, desde el propio Teléfono de la Esperanza “se ha creado un aula virtual, una formación específica para que puedan atender correctamente este tipo de noticias”. Consideraba que “históricamente no se atiende este tipo de noticias por no conectar con un cierto morbo y esto hace que el suicidio no sea visible”. Por tanto, especificaba el presidente del Teléfono de la Esperanza que “es una labor de todos hacerlo visible de una forma que sea práctica y útil para la sociedad”.
“No hay una estadística concreta a la hora de determinar qué franja de edad es más propensa al suicidio”, indicaba. Así, especificaba que este hecho puede estar propiciado por “las herramientas que cada persona pueda tener a mano con unas edades u otras”.
De este modo matizaba que “las personas mayores el hecho de sentirse solos, ese no saber qué hacer con la soledad, y no encontrar la solución a este problema los puede llevar a tomar el suicidio como salida”. En el caso de los jóvenes reconocía que son un colectivo que “se mueve mucho por la frustración y la inseguridad, algo que les puede llevar a pensar en solucionar estos problemas con el suicidio”. Mientras que en una franja de edad media “intervienen otros muchos factores como la familia, el trabajo, la pareja, y puede hacer que los problemas sean diferentes y que las herramientas que puedan utilizar en esta madurez para tratar estos problemas sean diferentes”.
Manifestaba que “al final la persona que decide suicidarse es porque cree que es una forma de solucionar sus problemas”, y añadía que “hay otras personas que tapan estos problemas con más trabajo, con frustración o tomando sustancias nocivas”. Exponía que “nadie se quiere suicidar pero muchas veces la falta de ayuda, de empatía de visibilidad te hacen sentirte diferente y no escuchado y te puede llevar a hacerlo por lo que dar visibilidad puede llevar a salvar vidas”.
‘Quédate conmigo’
Desde la Asociación Contra el Síndrome Depresivo (LASSUS), el psicólogo Ismael Astorga, explicaba que “depresión e ideación suicida tienen mucho que ver aunque no siempre están íntimamente ligados”. Sin embargo reconocía que “las personas cuando pueden ser más peligrosas para ellas mismas es cuando están en procesos depresivos”.
“Lo primero que hacemos en Lassus es evaluar al paciente y trazamos una serie de estrategias psicológicas para poder intervenir ya que el tratamiento depende de cada persona”, especificaba. Y es que “hacerse daño o querer terminar con la vida puede tener tras de sí muchas cuestiones y muy diferentes”. De este modo reconocía que “la depresión cuanta con un conjunto de síntomas, pero no todo el mundo la padece igual”, por ejemplo en el caso de los niños “la depresión no va ligada a la tristeza, sino de ira o nerviosismo”.
Además “la depresión geriátrica también es especial”, por lo que “podríamos identificar a cada grupo de edad, e incluso por razones culturales o de género unas características diferentes relacionadas con la depresión”, explicaba. Así, en relación a la cuestión de género puntualizaba que “siempre se toma a la mujer con una mayor tendencia a sufrir depresión, pero esto es muchas veces porque la mujer pide mucha más ayuda que el hombre”.
Sostenía que “es muy importante darle visibilidad al suicidio”. Del mismo modo consideraba que “tapar los grandes problemas no hace ningún bien, sino que hay que normalizarlos” y añadía que “el suicidio está entre nosotros”. Así, apuntaba que “en situaciones normales, 4.000 personas al año se suicidan en España, una cifra que probablemente aumente debido a todo lo que ha traído consigo la pandemia del COVID-19”.
Además, esta cifra de fallecidos a causa del suicidio “se multiplica por las personas con ideación suicida, porque toda la gente que tiene ideación no acaba terminando con su vida”, subrayaba Ismael Astorga. Sin embargo, “genera un gran sufrimiento”. Por todo ello manifestaba que “es muy importante que se le de visibilidad pero de una manera constructiva, sin potenciar ni demonizar esta conducta”.
Apostaba el psicólogo de Lassus por “desmontar mitos”, y tener muy en cuenta “a las otras víctimas del suicidio, como es el caso de familiares, amigos y allegados”.
Desde Lassus han puesto en marcha el programa ‘Quédate conmigo’, “con el que hacemos un concurso de videocreaciones en los institutos para que los alumnos nos indiquen que piensan ellos del suicidio”. Además, “durante tres sesiones los psicólogos hablan con ellos de este tema para prevenir, normalizar la situación y que sepan a quien acudir”.
