Polémica por el concierto de Raphael en Madrid

“El concierto de Raphael cumplió con las medidas de seguridad establecidas por el Covid-19 y presentó un 25% de su aforo habitual”, según han trasladado desde el Wizink Center. En las últimas horas imágenes del concierto han desatado las críticas en las redes sociales ante la denuncia de muchos usuarios sobre la supuesta falta de distancia social en este eveto.

Así, desde el Wizink Center han precisado que Raphael volvió “a lo grande” en este concierto con el que celebraba 60 años sobre los escenarios y que las instalaciones se abrieron para esta ocasión “extremando las medidas de seguridad sanitaria para iniciar así la recuperación de la música en vivo, trasladando a la sociedad el mensaje de que la cultura es segura”.

Pese a que han asegurado que el cantante hubiese llenado el aforo del Wizink Center, por protocolo sanitario solo se le permitió un 25% de la capacidad total del recinto y fueron 4.368 personas las que llenaron los asientos habilitados, cuando por normativa se hubiese podido activar hasta el 40% del aforo, han señalado desde la sala.

Así, han subrayado que la capacidad total del Wizink Center, que puede alcanzar un aforo de 17.400 personas, permitió además “duplicar el distanciamiento entre los asistentes”. “La norma establece un asiento de distancia entre el público, mientras que en esta ocasión la distancia se duplicó hasta dos asientos, lo que representa más de un metro de distancia, e incluso no se usaron las filas de delante y detrás del público asistente lo que aislaba totalmente a los grupos de asistentes”, han apostillado.

En esta línea, han afirmado que como es habitual en los grandes conciertos, días antes del concierto se celebró la reunión de Seguridad en la Delegación de Gobierno de Madrid, en la que la Dirección de Seguridad del Wizink Center planteó el Plan de Seguridad del concierto, que recibió “el visto bueno tanto de la Delegación de Gobierno, como de Bomberos, Protección Civil y Policía Municipal”, han manifestado desde la sala de conciertos.

Este Plan de Seguridad establecía, según han concretado, que el recinto se iba a sectorizar, estableciendo módulos diferenciados de gradas: Goya, Felipe II, Fuente del Berro y pista para limitar la movilidad de las personas. A cada uno de estos sectores se entraba por puertas diferencias, de las más de 50 que se abrieron, con sistemas de toma de temperatura, dispensadores de geles desinfectantes y control de entradas sin contacto físico.

“Lógicamente, era obligatoria en todo momento el uso de mascarilla y el público dispuso de un sistema informático para solicitar bebida y comida a sus asientos para evitar la circulación por los pasillos”, han añadido.

El protocolo de Seguridad también incluía un número adicional de informadores y acomodadores, tanto en el exterior como en el exterior del recinto para evitar concentración de personas, lo que hizo que la entrada como la acomodación “fuese muy fluida”.

TEST DE ANTÍGENOS A TRABAJADORES

Además, han informado de que los cerca de 300 profesionales que trabajaron en la organización, horas antes de comenzar el concierto se sometieron a un test de antígenos y que los datos fueron incorporados al fichero de los test que está realizando la Comunidad de Madrid.

Atendiendo a informes sobre la propagación del virus en recintos cerrados, el Wizink Center modificó su sistema de ventilación, anulando la recirculación del aire y forzando la renovación completa del aire cada 12 minutos. Para controlar la concentración de CO2, se realizaron también mediciones cada hora, con resultados en torno a las 600 ppm, “muy próximos a los datos del exterior, también controlados y que midieron sobre las 400 partículas por millón”.

Al finalizar el evento, han concluido que el acta del servicio de inspección de espectáculos, de la Policía Municipal, reflejó que el concierto se había desarrollado “dentro de la más absoluta normalidad”.

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