Llevaba sangre albaceteña por las venas y ha fallecido tras crear un imperio en Guinea y Canarias

/El Digital de Albacete/Foto: Canarias 7/

Víctor Manuel Martínez Abolafio nació en 1942 en Bata (Guinea) y por sus venas corría sangre albaceteña. En concreto, su abuelo, Manuel Martínez Fernandez, natural de Munera, había sido comerciante en Filipinas.

Este vecino de Munera no dudó en dejar atrás la localidad albaceteña y abandonar su puesto en una central eléctrica de Socuéllamos para poner rumbo a los territorios españoles de Guinea con el respaldo de sus cuatro hijos. Y es que según recoge el diario ‘Canarias 7’, dos de sus hijos “enseguida entendieron aquel país y con algunos errores y muchísimo esfuerzo y penalidades fundaron Martínez e Hijos, luego Martínez y Hermanos”.

Así, esta es la historia Víctor Manuel Martínez Albolafio, quien fallecía hace unos días dejando huérfana “a Guinea Ecuatorial de un enorme y profundo conocimiento de sus etnias, lenguas, costumbres, del papel que jugaron algunos miles de españoles intrépidos y valientes y de como fueron castigados por el régimen de Macías, mientras el Gobierno español miraba hacia otro lado”. Esta es la historia de una familia, del nieto de aquel vecino de Munera que se echó al mundo por montera y decidió probar suerte muy lejos de su tierra natal.

Precisamente en Bata, fue donde vino al mundo Víctor Manuel y creció bajo la atenta mirada de “sus cuidadores, boys guineanos y nigerianos”. Años más tardes la familia puso rumbo a la Península Ibérica, concretamente a Valencia, donde el protagonista de nuestra historia se formó en La Salle hasta los 17 años, instante en el que falleció su padre. Así, decidió regresar a Guinea y trabajar para mantener a su familia.

Trabajó junto a su hermano Fernando en la finca familiar, bautizada como ‘Fincha Machinda’, aprendiendo “con enorme disciplina todos los procesos de la finca” y sin “exigir jamás a nadie nada que él no pudiera hacer por sí mismo”. Ambos hermanos “decidieron dar un empujón a la empresa que resultaría providencial”, recoge la publicación. En concreto aunaron su pasión por la naturaleza y la cultura de Guinea y los números y la estrategia comercial ya que “las plantaciones de café y cacao no daban por si solas”.

Durante años Víctor Manuel “se adentró por las pistas, la maleza y la jungla, y pactó con los jefes de cada aldea más materias primas con las que las factorías vivirían su edad de oro”. Además, añadieron una fábrica de aceite de palma y otra de jabón. Un relato de trabajo y constancia en el que también hay espacio para el amor, y es que en uno de estos viajes Víctor Manuel conoció a Catalina Memba Mpanga, “la hija de un comerciante y un ama de casa”, que le acompañaría de por vida. El joven colono no dudó en aprender “ndowé, la lengua de su querida Memba”, con la que decidió formar una amplia familia.

Los hermanos Martínez se ganaron con trabajo el respeto de sus trabajadores, quienes incluso “salieron a defenderlos en una emboscada de patrullas alentadas cuando Macías ganó las elecciones y fue proclamado primer presidente de la Guinea recién independizada”, allá por el año 1968. La compleja situación política de la nueva Guinea hizo que finalmente Víctor Manuel y frenado abandonaran esta tierra huyendo “del régimen violento que instauró uno de los considerados presidentes más crueles y sangrientos de África”.

Una nueva etapa en la que afecto a sus negocios la crisis del petróleo, instante en el que apostaron por construir los primeros apartamentos en Puerto del Carmen (Lanzarote). Tras años de penurias un turoperador decidió apostar por estos hermanos con un negocio ubicado en una tierra de volcanes en mitad del Atlántico. Así, fue como comenzaron a llegar a la isla los primeros turistas y con ello la recuperación económica de los hermanos Martínez, quienes levantaron cientos de apartamentos, villas, hoteles y viviendas”.

Tras el fin del régimen de Macías, uno de los capataces de la antigua finca de Guinea envió un telegrama a Víctor Manuel en el que le pedía su regreso. Así, “entre los primeros contenedores de productos básicos y ayuda humanitaria que desembarcaron en Guinea Ecuatorial a principios de los 80 se encontraban los hermanos Martínez, a quienes la población recibió como suyos”, recoge la publicación.

Con el paso de los años los hijos de Víctor Manuel fueron cogiendo el testigo de la empresa familiar y revolucionaron tecnológicamente la empresa con raíces en Guinea y Lanzarote, “hasta llevarla a los más de 2.000 empleos actuales”. Además, lideran el sector de alimentación, importación, congelados, restauración, hostelería y transportes en Mambo y en Bata”, donde también cuentan con uno de los centros logísticos más modernos de todo el continente.”

El vínculo entre los hermanos Martínez Abolafio era tal que el pasado mes de agosto perdía la vida Fernando y hace a penas unos días era Víctor Manuel quien decía adiós a su querida Memba y a su extensa familia. Un corazón humano dejaba de latir, pero con él también decía adiós “una biblioteca eterna sobre la historia más reciente de Guinea Ecuatorial”.

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