/El Digital de Albacete/
Las anécdotas de Ernesto Sevilla no dejan indiferente a nadie. El humorista albaceteño visitaba el programa ‘La Resistencia’ donde volvía a “desnudar mi alma”, tal y como bromeaba en redes sociales.
“La gente lo está flipando demasiado”, matizaba en relación a todas las rocambolescas anécdotas que ha hecho públicas recientemente. Así, Sevilla lanzaba un mensaje a la audiencia: “Quiero que sepan que soy una persona como cualquier otra, que no soy un dios, ni siquiera un semi dios”.
Dejaba claro el albaceteño que “quiero que la gente me vea como una persona normal, incluso como basura humana”. Ante esta afirmación el presentador del espacio televisivo preguntaba: “¿Eres tan humilde que quieres degradar tu propia imagen?”. A lo que Ernesto Sevilla contestaba: “Sí, quiero que la gente vea que si ve a Rafa Nadal a mi lado sepan diferenciar un poco quien es el bueno”.
Una conversación que ha dado mucho de sí y que llenaba las redes sociales con infinidad de memes y comentarios.
El problema ortográfico que rompió el amor de Ernesto Sevilla
Relataba un embarazoso episodio lleno de romanticismo en el que jugaba un papel crucial su conocimiento de las reglas ortográficas. Estaba enamorado de “la chica más guapa de la clase y la más empollona, porque a mí me gustaban las listas”, comenzaba a relatar el humorista. Además, señalaba que por aquel entonces “yo cometía muchas faltas de ortografía”.
Sin embargo, esto no fue un impedimento para escribirle a esta chica un mensaje anónimo, “fíjate si era idiota que ya estaba saliendo con ella y en lugar de escribirle una carta le escribí un anónimo”, explicaba Sevilla. Su enamorada “sabía que el mensaje era mío”, comentaba y “entre clase y clase me lo devolvió y cuando lo abrí las faltas de ortografía me las había subrayado en rojo”, aclaraba.
Una embarazosa situación “que a cualquier persona le hubiera humillado pero a mí no porque tenía muchos sentimientos dentro y quería expresarlos, peor una carta me daba corte”. Además, tras el fin de la relación el albaceteño decidió “grabarle una cinta de casete por las dos caras suplicándole que no me dejara”. Una grabación en la que “en la cara B me desmoronaba, pero no editaba nada, era sincero”, reconocía.
De empalme al tanatorio
Otra de las anécdotas que desvelaba Ernesto Sevilla es que fue sin haber dormido a un tanatorio. “Yo no había dormido y vi a una señora bastante mayor”, exponía. Además, señalaba que “pese a los nervios fui a darle el pésame” y sin querer “le di un pico a la señora”, confesaba.
Tras el embarazoso momento el albaceteño le pidió disculpas y decidió acercarse a despedirse del fallecido descubriendo que se había equivocado de sala. Además, señalaba que a la persona fallecida “le habían dejado la boca abierta y tenía como una risa extraña”.
Disimulando “me metí en la sala de al lado porque vi a mi padre”, y relataba que un hombre con el que había coincidido en el primer velatorio lo vio pero esta vez en otra sala y le miró y sonriendo le dijo: “Qué cachondo eres”, como si todo formara parte de una broma.