/Modesto Colorado/ Fotos: Aroha Morales/
Reivindicando su tierra y sus raíces a través de la música, así llega lo nuevo de Vermú. Y es que las melodías vocales, la instrumentación y las letras de esta banda de La Roda respiran indie, pop y rock, mezclado a la perfección con el folclore manchego.
Se estrenaron en 2018 con un EP, y ahora, tras lanzar los singles de adelanto ‘Canto alegre’ y ‘Los veranos son cortos’, por fin ha visto la luz el esperado ‘Cancionero estoico’, su primer larga duración.
Con este nuevo trabajo Vermú empieza a mostrar con claridad un sonido característico. Dani Toboso, vocalista del grupo nos cuenta que “en el primer EP ya se veía por donde iría la cosa, pero ahora hemos encontrado un sonido propio. No lo hemos buscado, pero nos hemos dado cuenta de que lo tenemos”.
En la música de Vermú ha habido una evolución natural de las canciones hacía el folk, algo que salió de una manera espontánea. El compositor recuerda que “estábamos trabajando en una canción que tenía un ritmo y un soniquete muy folclórico y nos gustó mucho. A partir de ese momento fueron saliendo más y comenzamos a incorporar instrumentos típicos, ya que las canciones lo pedían. Lo que sonaba nos iba gustando, así que seguimos con ello”.
A Dani Toboso, que además de componer, toca la guitarra y canta en el grupo, le acompañan dos compañeros de toda la vida con los que lleva tocando muchos años en distintas formaciones, ellos son Fran Belmonte, que toca el bajo y Antonio Martínez, que se encarga de la batería. Tras varios cambios en la formación se incorporaron para completar el grupo y grabar este nuevo disco, Paula Esteban que hace coros y toca percusiones y teclados, y Emilio Abengoza a la guitarra.
En cuanto a esa influencia del folclore tradicional Emilio afirma que “ya nos sale de forma natural, nos hemos acostumbrado a estar cómodos en ese tipo de ritmos más ternarios y esas percusiones que sin duda son nuestro elemento diferenciador”. Paula, que utiliza instrumentos típicos del folclore como castañuelas o sonajas, y unas líneas melódicas en los coros cercanas a las rondallas, confiesa que lo que más le llamaba la atención antes de estar en el grupo era “verlo todo muy bien encajado. Ahora que formo parte de él me sorprende que salga esa fusión de manera tan natural”.
El disco fue grabado en ‘Estudio Uno’ de Colmenar Viejo bajo la producción de Carlos Hernández. Dani tiene claro que han acertado con el productor y destaca que “su trabajo ha sido muy bueno porque ha sacado un sonido muy potente”, a lo que Emilio puntualiza que “solo tuvimos que hacer hincapié en que queríamos conservar las raíces en el sonido de las canciones, que es lo que nos diferencia de otros grupos. Él nos entendió a la perfección y hemos quedado muy contentos con el resultado”.
El nuevo disco de Vermú está teniendo mucha repercusión gracias al trabajo de ‘El tragaluz’ la compañía discográfica que ha apostado por ellos. “Estamos llegando a sitios a los que no habíamos llegado antes”, admite Dani, una afirmación a la que Emilio añade que “lo más difícil es sacar fuera la música que hacemos aquí, y lo estamos logrando gracias a la compañía que se está preocupando de eso. No basta con hacer buenas canciones, sino también tener ese respaldo que sepa posicionarte bien en él mercado, y con eso hemos tenido suerte. Nosotros de lo único que nos ocupamos es de hacer canciones y tocar en directo”.
Toda esta repercusión viene acompañada por una buena respuesta del púbico, que ha acogido con agrado esta fusión de indie-rock y tradición manchega. Dani asegura que “la gente lo está recibiendo con curiosidad porque no está acostumbrada a escuchar algo así. Ya con el primer EP llamó mucho la atención, pero ahora con este mucho más”. Paula a su vez considera que “son sonidos que llevamos interiorizados y gustan por esos recuerdos que evocan. Muchos castellano-manchegos o en general, gente vinculada de alguna manera al medio rural ha escuchado en alguna ocasión alguna seguidilla o ha visto bailes regionales, y tiene en el fondo de su corazón esos ritmos arraigados, aunque no sea lo que escuche habitualmente. Llama la atención porque la gente no se lo espera, y por lo que me cuentan, les gusta escuchar esto tan modernizado”.
En canciones como ‘Los campos amarillos’ existe un pequeño giro más enérgico y con más rock, pero que conecta a la perfección con la línea del disco, con frases como ‘Vivo en los campos amarillos y a decir verdad no aguanto la ciudad’, una verdadera declaración de intenciones. “No forzamos las cosas, si hay una canción que no pide que metamos unas castañuelas, la acercamos al folk con la letra, los coros, o la manera de cantar. Intentamos darle a cada canción lo que pide de una forma natural”, explica Dani.
Aunque el título del disco encaja perfectamente con el tiempo que está viviendo la música en estos momentos, con la ausencia de conciertos y la escasa consideración al sector musical en España, en realidad ha sido fruto de la casualidad, ya que el nombre fue pensado meses antes de la pandemia. “El título venía más bien por el hecho de que hay que ser demasiado valientes para sacar un disco adelante con la que estaba cayendo, lo que no sabíamos es que la cosa se iba a poner peor”, concluye Dani.
En definitiva, esta banda rodeña aliña su pop/rock luminoso con sonidos del folclore manchego, un nexo entre tradición y actualidad donde los ritmos de jota y seguidilla se alternan con melodías pop, mezclando así sintetizadores con castañuelas y guitarras eléctricas con panderos. Las nueve canciones del disco nos hablan de amor y decepción (a la tierra, a la vida, a un recuerdo o a uno mismo), siempre con elementos costumbristas muy vinculados a la estepa manchega. Solo queda disfrutar con ‘Cancionero Estoico’ mientras brindamos con Vermú.
