/El Digital de Albacete/
El mundo del toro se teñía de luto este jueves, 29 de octubre, tras el fallecimiento de Pablo Lozano. El matador de toros no lograba torear al coronavirus y finalmente perdía la vida a los 88 años.
Pablo era el mayor de la saga de los Lozano, sinónimo de toreo, y historia de la tauromaquia de los últimos 80 años. ‘Don Pablo’, como era conocido en el universo taurino, se traduce como forja y cuna de figuras como “Palomo Linares, José María Manzanares (padre e hijo), Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’, Manolo Caballero, o ‘El Cordobés’”, indicaba a El Digital de Albacete el periodista Ángel Calamardo. Apoderado de todas estas grandes figuras del toreo de nuestro país, un trabajo que realizó siempre junto a sus hermanos Eduardo y José Luis. Así Lozano “se convirtió en un sabio del mundo los toros por ser muy conocedor del toro en el campo y por formar y forjar a numerosos matadores de toros”, señalaba.
Pablo Lozano tomó la alternativa en Barcelona, de manos de Luis Miguel Dominguín, el 25 de septiembre de 1951, lo que le llevó a ser, hasta hoy y después de Julio Aparicio y Miguel Báez ‘Litri’, uno de los decanos de los matadores de toros de todo el mundo. Así, era conocido como ‘La muleta de Castilla’. Pero Lozano “tenía un don que le precedía a su nombre y que se había ganado por prestigio y categoría”, matizaba Calamardo.
Y es que, sin duda, donde Pablo Lozano era imbatible era en el campo bravo. “Hombre de campo”, así definía Ángel Calamardo a ‘Don Pablo’ y es que tenía un auténtico don para elegir las reses para disfrutar de una bella corrida de toros. Así, cabe recordar que los hermanos Lozano son los propietarios de la ganadería de Alcurrucén.
Considerado maestro de maestros, junto a sus hermanos llegó a gestionar la Plaza de Toros de Las ventas entre 1990 y 2004, lo que supuso el cénit de su carrera fuera de los ruedos. Además “sus hijos Fernando, Pablo y Luisma, han estado muy vinculados como empresarios a la Plaza de Toros de Albacete”, destacaba.
“Ha muerto un sabio con infinidad de valores taurinos”, subrayaba Calamardo. Así, el mundo del toro se despide del temple de ‘La muleta de Castilla’.
