/Modesto Colorado/
Un niño fue salvado por un héroe anónimo en el Parque de ‘La Pulgosa’, en Albacete capital. Ahora, su madre lo busca desesperadamente para agradecerle su temple y valentía, que fueron claves para devolverle la vida a su hijo.
Los hechos ocurrieron el pasado miércoles 7 de octubre, cuando Cristina Vayá Sáez, de 22 años, se encontraba con su hermana María y su hijo Javier pasando la tarde en el Parque de la Pulgosa. A eso de las 19,30h, Cristina se dio cuenta de que su hijo, de tan sólo 3 años de edad, se estaba asfixiando con un caramelo y no sabía cómo socorrerlo.
La madre gritaba el nombre de su hijo mientras intentaba reanimarlo, pero el niño no respondía. “Veía como se estaba quedando sin aire y comencé a gritar pidiendo ayuda para que alguien llamara a una ambulancia, a la policía o lo que sea”, explica desesperada.
De repente, apareció un señor entre la gente como si de un milagro se tratase y comenzó a realizarle maniobras de primeros auxilios. “Llegó corriendo hacia mí como un ángel. Cogió al niño, lo levanto, y empezó a zarandearlo dándole palmadas en la espalda”, refleja.
El niño, enrojecido y sin aire, no respondía, mientras el hombre seguía intentando que tosiera para que expulsara el caramelo. Cristina, consciente de que su hijo se estaba ahogando, no podía dejar de llorar y de gritar desesperada. “Pensaba que mi hijo se me iba a morir allí y comencé a marearme y a perder la noción de todo”, asegura.
Cuando parecía que el niño había expulsado el caramelo, se puso en pie y comenzó a andar desorientado. Tenía la cara amoratada y no dejaba de toser, quedándose con los ojos en blanco y la lengua fuera. Fue en ese momento, cuando este valiente ciudadano, sin pensárselo dos veces, introdujo los dedos en la boca del niño, lo puso boca abajo y consiguió que escupiera el caramelo. “Me tiré al suelo y rompí a llorar mientras escuchaba los aplausos de la gente. Todo pasó en cinco minutos que fueron interminables” confiesa la madre de Javier y añade que “estaba muy mareada y aturdida. Lloraba, pero a la vez estaba feliz de ver que mi hijo estaba bien”.
El señor desconocido se quedó en el lugar de los hechos intentando calmar a Cristina y a su hijo, hasta que consideró que estaba todo bien y se marchó. “Estaba tan desesperada, que no caí en preguntarle ni cómo se llamaba. Le salvó la vida a mi hijo y quiero agradecérselo. Para mí es un ángel”, concluye.
Afortunadamente todo quedó en un buen susto. Aunque para terminar esta bonita historia con un final feliz, Cristina quiere encontrarlo, para que pueda recoger todo el agradecimiento y cariño de una madre, a la que, este héroe anónimo, le ha devuelto la vida.
