Una veintena de aulas, de las 18.000 en las que comenzaron las clases presenciales la semana pasada en Castilla-La Mancha, se encuentran confinadas por haberse detectado algún caso o sospechoso de COVID-19 entre los profesores o el alumnado.
Este dato lo ha aportado el presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, en declaraciones a los medios de comunicación este lunes con motivo de la inauguración de las nuevas instalaciones del Centro de Educación de Personas Adultas (CEPA) de Puertollano (Ciudad Real).
En concreto, de las 18.000 aulas que comenzaron a recibir alumnos este viernes, viente están en cuarentena y, en algunos casos, hay más de un aula por centro y en otros colegios, solo hay un aula confinada, tal y como han precisado a Efe fuentes de la Consejería de Educación.
El presidente castellanomanchego ha advertido de que, a lo largo de todo el curso escolar se tendrá que “estar atentos, prudentes y no bajar la guardia”, en lo que constituirá un “esfuerzo sostenido” a lo largo de todo el periodo lectivo.
En este sentido, ha defendido que en los últimos meses se ha trabajado para elaborar “protocolos seguros” para la vuelta de los alumnos a las aulas y, aunque se mostrado consciente de que se producirán problemas y dificultades a lo largo del curso, ha valorado que “miles de profesores y trabajadores no docentes se han dejado la piel” para posibilitar el inicio del curso escolar de forma presencial.
Y ha añadido que, en caso de que haya alumnos que tengan que confinarse por la COVID-19, la Consejería de Educación ha comenzado a repartir desde este lunes más de 10.000 tabletas en los centros educativos, para que puedan utilizarlas aquellos estudiantes que lo necesiten.
