/Marta López/
Esta es la historia de la palmera más conocida de Casas Ibáñez. Se trata de un longevo ejemplar que ha sido retirado del colegio de la carretera de Alcalá del Júcar con motivo de las obras que se están llevando a cabo en el centro educativo y que ahora se instalará en el parque del Yesar del Lucero en esta localidad albaceteña.
Esta es la historia de la palmera más famosa de Casas Ibáñez y también la de María Jesús Pérez, más conocida como María la del alguacil. Su hija, María Antonia, relata a El Digital de Albacete cómo llegó la palmera hasta el colegio, y es que “allá por los años 70 me fui a estudiar magisterio a Albacete y mis padres disponían de habitaciones libres en casa que mi madre decidió alquilar a maestras y chicas de extensión agraria”.
Una de estas huéspedes, regaló a María la famosa palmera como agradecimiento por su hospitalidad. Así su hija confiesa que “a mi madre le gustaban mucho las plantas y tenía en casa un patio lleno de todo tipo de flores”. Por lo que pronto hizo un hueco para la palmera que comenzó a crecer en el patio de esta casa de Casas Ibáñez en un “bidón azul de plástico”, recuerda María Antonia.
Con el paso de los años y a medida que la palmera se hacía más grande María Antonia finalizó sus estudios y comenzó a trabajar en el colegio de San Agustín. La alcaldesa de Casas Ibáñez por aquel entonces, Pilar Nohales, “que también era maestra, me dio la autorización para trasplantar la palmera en el colegio de la carretera de Alcalá allá por los año 90”, comenta. Así fue como María la del alguacil donó la palmera al colegio de Casas Ibáñez donde ha estado todos estos años “creciendo y haciéndose enorme”, manifiesta su hija.
Ahora la palmera de María comienza una nueva aventura lejos de los muros de este centro educativo ya que ha sido trasplantada con mimo y cuidado en el parque del Yesar del Lucero, una nueva barriada de Casas Ibáñez. “Es muy emotivo ver la palmera porque me recuerda a mi madre”, confiesa María Antonia, quien espera que en esta nueva ubicación la palmera “agarre bien y siga durando por muchos años”.
Reconoce que toda la familia siente “un profundo orgullo de que tanto el centro educativo como el Ayuntamiento de Casas Ibáñez hayan conservado la palmera que donó mi madre todos estos años”, tan solo le falta una placa en la que se pueda leer: “Esta palmera la donó María la del alguacil”.
