El albaceteño que persiguió un sueño, de Guardia Civil a finalista del Premio Planeta

/Modesto Colorado/

El escritor albaceteño Pedro Manuel Fraile logró ser finalista del prestigioso ‘Premio Planeta 2019’ con su primera novela, ‘La cunda y la luna’. Ahora, tras unos meses de retraso debido a la pandemia, el libro ha podido ver la luz.

Ser finalista del Premio Planeta le ha servido a Pedro Manuel Fraile de estímulo para emprender su recién estrenada trayectoria literaria, a la que ha querido dedicarse tras dejar voluntariamente la Guardia Civil, donde estuvo diez años de su vida, llegando al grado de sargento.

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En 2016 trabajaba en Baleares como segundo jefe del Grupo contra el Crimen Organizado. Una vida profesional muy exigente, que le hizo plantearse su continuidad en el cuerpo. “Tenía que dedicarle las 24 horas del día, todos los días del año. Me di cuenta de que debía aclarar mis ideas y tomar una decisión. Pensar si realmente era eso lo que quería, o si prefería enfocar mi vida laboral, profesional  y vocacional hacía otros caminos. Decidí renunciar a mi puesto en Baleares y volví a Barcelona a desempeñar otro trabajo dentro del cuerpo, pero más tranquilo, que me dejara algo más de tiempo para mí, y así empezar el libro”, refleja.

Tiempo después, cuando se encontraba trabajando en el ecuador de la novela, pensó que quería ponerse  más en serio con ella y se dio cuenta de que era incapaz. En esos momentos se había trasladado a Madrid y la creatividad se había esfumado.  De la noche a la mañana tomó de nuevo una gran decisión, pero esta vez mucho más drástica. El escritor albaceteño resalta que “era el momento de volver a elegir. No podía llevar las dos cosas y el entorno de Madrid tampoco ayudaba. Así que decidí hacer la apuesta más importante de mi vida, dejarlo todo”.

En 2018 renunció a su puesto y se dio de baja en la Guardia Civil. “Si entregaba mi vida, tenía que ser a lo grande y aposté fuerte por ello. Siempre he confiado en mis capacidades para escribir y quería aspirar a lo más alto que podía exigirme a mí mismo, así que opté por dedicarme de lleno a la novela y presentarla al Premio Planeta, que es a nivel de castellano, el premio más importante a nivel económico del mundo”, destaca.

Regresó a Barcelona y, tras presentar su dimisión, marchó hacia Uruguay, donde encontró por fin la inspiración para dedicarse exclusivamente a escribir la novela, terminarla a tiempo,  y cumplir así su deseo de presentarla al Premio Planeta y lograr ser finalista. El escritor se siente muy orgulloso de este reconocimiento y  manifiesta que “me he demostrado a mi mismo que puedo hacer algo de cierta calidad literaria, porque la novela ha pasado dos comités de expertos, siendo seleccionada entre 564 obras”. 

La novela está ambientada en un entorno policial ya que era el género que más fresco tenía el escritor y del que más información veraz podría aportar para crear la historia, pero en realidad lo que quería plasmar eran sus ideas humanistas y su opinión acerca de cómo son las leyes penitenciarias en este país. El libro cuenta la historia de un traslado de presos. “Quería plantear una forma diferente sobre al trato entre los seres humanos. El hecho de que el marco sea el de la Guardia Civil ha sido solo una excusa para llegar a esa historia.  Tiene una trama algo policial, pero no es una novela policiaca al uso, y tampoco es novela negra. Es más bien una novela humanista con mucho mensaje”, subraya.

La novela no es una historia real, pero sí está inspirada en hechos reales. El escritor señala que “son preguntas que me hacía a diario sobre hechos a los que no encontraba respuesta. En la novela he utilizado la ficción para ir respondiendo a esas preguntas, inspirándome en mis vivencias con los presos”.

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Tras una temporada en Uruguay, volvió a España con motivo de la gala del Premio Planeta y decidió quedarse un tiempo para gestionar la publicación del libro. El lugar elegido fue una casa familiar en Villarejo de Fuentes,  un bonito pueblo de Cuenca, donde encontró paz y tranquilidad. “Mi idea era estar un mes y medio aproximadamente, dependiendo de lo que tardara en publicarse el libro y luego ya decidir lo que quería hacer.  Fue entonces cuando comenzó todo el tema de la pandemia y me quedé confinado en el pueblo. Cuatro meses solo sin un alma por la calle”, lamenta.

Se fueron desarrollando las fases de la desescalada y cuando ya pudo salir a comprar y a relacionarse dentro de lo que le permitía la nueva normalidad, se dio cuenta de que su llegada al pueblo había creado mucha expectación. El autor indica que “no había contado a nadie mi historia, pero la gente se acabó enterando de que había escrito un libro y de que había sido finalista del Premio Planeta”.

La gente del pueblo se tomó muy en serio y de manera muy personal la promoción del libro de este nuevo vecino, hasta el punto de que el mismo Ayuntamiento organizó una firma de libros. “He vendido todas las existencias que había y ya tengo un montón de reservas para la segunda edición. El pueblo es un círculo muy reducido, y es como si se hubieran asignado la responsabilidad de sacar el libro adelante. Me lo han ido dando todo, sin pedirlo. Todo el mundo está haciendo publicidad, lo ponen en sus redes sociales y regalan el libro a sus amistades. Ha sido como una pequeña explosión en el pueblo y estoy muy agradecido por ello”, explica.

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Tras la buena acogida por parte de los habitantes de Villarejo de Fuentes, el escritor albaceteño ha decidido quedarse de momento a vivir en el pueblo, porque sostiene que “he descubierto algo que no sabía que existía y lo tenía muy  cerca. Estoy muy a gusto, e incluso he empezado una nueva novela. Al fin y al cabo somos todos como una gran familia”.

El creador de la obra tiene claro que a partir de ahora dedicará su vida a la escritura. “Ni tan siquiera me voy a plantear si tengo beneficios económicos con ello. Mi función principal va a ser escribir y si tengo que trabajar en otra cosa para sobrevivir lo haré con tal de seguir escribiendo. He decidido que quiero compartir lo que llevo en mi interior con los demás. Por fin tengo claro lo que soy y lo que quiero hacer en la vida”, sentencia el escritor manchego y concluye afirmando que “le tengo mucho cariño a ‘La cunda y la luna’  porque creo que es una buena obra. Ahora mi propósito es que la gente lo lea”.

La autoedición

El autor, que ha elegido la autoedición como forma de publicar su libro, nos cuenta que “ha sido una publicación independiente por mi parte. La editorial Planeta no publica los libros a los finalistas, pero se quedan los derechos durante los tres meses siguientes a la entrega de premios y he tenido que esperar ese plazo para publicarlo”.

Una vez finalizado el plazo, en lugar de estar dando vueltas con editoriales que, seguramente, acabarían publicándolo, el autor decidió hacerlo por su cuenta  a través de una editorial de la que había oído hablar y le gustaba. El escritor reivindica que “quería verlo ya en la calle y no estar esperando. No tenía ni idea del mundo editorial, pero ahora que sé un poco más me he dado cuenta de que esta es la mejor forma. Además si eres un autor nuevo y todavía no tienes un nombre, ni un padrino, es muy complicado. De esta manera, nadie me ha puesto condiciones para publicarlo como yo quería y eso me ha dado mucha libertad”.

Ya está en la calle el primer libro del escritor albaceteño Pedro Manuel Fraile, al que deseamos un futuro lleno de éxitos.

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