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La Iglesia de Albacete tendrá este año a un nuevo sacerdote, y es que Francisco José Gaspar Rico recibirá el sacramento del Orden Sacerdotal de manos del obispo de Albacete, Ángel Fernández.
Agradece a la Diócesis de Albacete “todo lo que está haciendo por mí” y se siente “muy acogido por Don Ángel y por todos los sacerdotes”. Reconoce que encontró su vocación sacerdotal “siendo monaguillo en la parroquia de mi pueblo, San Pedro Apóstol de Pinoso (Alicante)”.
Rata que “íbamos todos los días cuando éramos pequeños, y aunque tuve que empezar a trabajar muy pronto, a los 13 años, porque era una necesidad en mi familia y soy el mayor de siete hermanos, no dejaba de ir a la parroquia los fines de semana, los días libres que tenía y los momentos que podía, y allí fue creciendo mi vocación”. De este modo explica que desde pequeños, el sacerdote de mi pueblo, Domingo Torá, nos enseñó a tener la costumbre de estar durante horas delante del Sagrario, en la oración”, algo que considera “nos hace madurar y lo que nos hace de verdad poder entregarnos por completo al Señor”.
Destaca Francisco José Gaspar que “para mí, la Eucaristía es lo principal que tiene el cristiano y para todo aquel que se acerque al altar”, y recuerda que este sacerdote de su pueblo “nos enseñó también a tener todo bien preparado y dispuesto, para engrandecer lo que realmente se consagra en el altar, que es el cuerpo de Cristo”.
Lleva desde los 20 años vinculado a Albacete, momento en el que vino para ingresar en la Orden de Frailes menores Franciscanos. Así, “después de 33 años como fraile y por motivos de querer hacer un trabajo pastoral fuera de la orden, fui destinado a Yeste”. Considera que “en este momento de mi vida estoy llamado a una mayor entrega y servicio, y por eso he pedido ser sacerdote, porque quiero servir más a Dios y a la Iglesia”.
Destaca que su experiencia en las parroquias de Yeste “ha sido maravillosa, y sigue siendo muy buena. Encontrarme con aquella gente, que necesita que seas cercano, como uno de ellos, y con aquel lugar, ha cambiado mi vida, ha hecho surgir de mi interior todo aquel afán que hace tiempo llevaba en el corazón. Hasta ahora, en Yeste, he hecho la celebración de la Palabra con mi compañero Daniel, que es el sacerdote, y he estado echando una mano en todo lo que he podido, en la catequesis, en arreglar cosas para la Iglesia, en llevar la comunión a las aldeas…”
De este modo, considera que ha sentido la necesidad de transmitir un Evangelio cercano a la gente. “Los sacerdotes me dicen: Paco, tú tienes que ser sacerdote de pueblo, un sacerdote que esté cercano a ellos y que trabaje con ellos y les anuncie, a través del trabajo y a través de tu experiencia, a Jesucristo. Es lo que intento hacer en Yeste y me encanta: sales a la calle, ves a las personas mayores, hablas con ellos, te ríes con ellos, vas a visitar a los enfermos, a la gente que está sola, que hay mucha gente sola en la sierra y entonces, les transmites ese espíritu. Y con los que lloran, llorar y con los que ríen, reír, pues también es parte de mi trabajo, acompañar a la gente tanto en la alegría como en la tristeza”.
Francisco José Gaspar es además un apasionado del arte, vehículo que utiliza también para evangelizar “hago, iconos con pan de oro, con estampas… en las catequesis con los niños hacemos el belén, pintamos imágenes, y todo esto hace que nos fijemos más en lo que es el momento del Nacimiento, de la Pasión… Me encanta el arte y adornar los altares, que estén limpios, arreglados, porque la fe entra también por los ojos, contemplando ves las grandezas de Dios”.
