La importancia de la Feria de Albacete en la expansión del cine por España

/Redacción/Foto: Cuentos de Cine/

El séptimo arte nació de la ilusión de ver la vida en una pantalla, y que se convirtió en un acontecimiento único y extraordinario.

La llegada y expansión del cine a nuestro país fue paulatina ya que se fue extendiendo poco a poco a través de todo el territorio nacional. Tras inaugurar cinematógrafos en las principales ciudades españolas el cine se extendió de forma imparable y llegó a la provincia a Hellín y a Albacete. En 1897 los empresarios Hernández y Franco decidieron llevar hasta Hellín este invento antes que a la propia capital.

Antonio de la Rosa fue quien puso en marcha por primera vez el cinemátografo en Albacete. Según apuntan desde ‘Cuentos de Cine’ tal acontecimiento tuvo lugar el 5 de diciembre de 1887. Una efeméride que se puede recordar gracias a la prensa del momento, “testigo de la historia contemporánea”. Sin embargo, tras esta primera incursión, “el cine no volvería a Albacete hasta 1899”.

La vuelta del séptimo arte a la capital fue gracias a un feriante. Manuel Fernández Cuevas, natural de Ciudad Real, llegó a la Feria de Albacete “para proyectar las primeras películas que se rodaron en el planeta”, recogen en ‘Cuentos de Cine’. La llegada de la electricidad cambió los espectáculos feriales, entre los que se coló el cinematógrafo, despertando un gran interés entre los albaceteños.

De este modo, Fernández Cuevas decidió dejar a un lado la barraca con un museo de figuras de cera que llevaba por las fiestas de España y apostar por poner en marcha el cine de Feria. Tras él emprendedores como Vicente Higón, Juan González Ros y Miguel Berbis, quien instaló en el Paseo de la Feria de Albacete su barracón de “ocho metros de fachada por 24 de fondo”, y en el que los albaceteños pudieron disfrutar allá por 1900 de películas como ‘La Cenicienta’ o ‘Noche de bodas’. Todos ellos, llegaron procedentes de otras provincias para que los vecinos de Albacete pudieran vivir la experiencia del cine en primera persona.

La sociedad albacetense La Unión, puesta en marcha por Miguel Sánchez Aroca, nació el 7 de julio de 1900 y estaba dedicada exclusivamente a la adquisición y explotación de un cinematógrafo dentro y fuera de Albacete. Esta sociedad estaba compuesta por nueve socios, la mayoría de ellos camareros, encargados de la repostería y arrendadores del salón de recreo del Casino Artístico; a excepción de Sánchez Aroca que era “escribiente de la secretaría de la institución cultural”. Así, sus proyecciones en el Paseo de la Feria fueron “todo un éxito”, tal y como reflejan las publicaciones de la época. Sin embargo, este cinematógrafo ‘Made in Albacete’ acabó en la ruina, ya que los promotores no pudieron liquidar al proveedor los equipos ni pagar las correspondientes tasas al Consistorio.

Además, señalan que “algunos de estos barracones aprovechaban el resto del año para instalarse en diferentes ubicaciones de la capital”. De este modo, durante las primeras décadas del siglo XX el cine fue uno de los espectáculos estrella entre las atracciones de las que podían disfrutar los albaceteños en el Paseo de la Feria.

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