Soledad, ideas suicidas y mucho miedo, el Estado de Alarma dispara las llamadas de los albaceteños al Teléfono de la Esperanza

/Redacción/

El Covid-19 ha provocado la mayor crisis nacional desde la guerra civil. Los miles de fallecidos, los duelos difíciles a los que se enfrentan sus familiares, las largas colas de ciudadanos recogiendo alimentos en los centros sociales y el incremento de las cifras de parados expresan a las claras la magnitud de la crisis sanitaria, social y económica a la que nos enfrentamos.

El Tercer Sector de Acción Social ha movilizado todos sus recursos humanos y económicos para paliar las consecuencias de esta grave situación, priorizando la atención de las personas más vulnerables. El Teléfono de la Esperanza, como parte de este sector, ha realizado todos los esfuerzos necesarios para situarse al servicio de la ciudadanía y, especialmente, para acompañar a quienes más han sufrido las penosas consecuencias derivadas de esta pandemia.

Durante el Estado de Alarma, ha atendido 47.401 llamadas (474 llamadas diarias) incrementado en un 50% el número de intervenciones respecto al mismo periodo del año anterior. Un 17% de estas llamadas las realizaron personas de la Tercera Edad, muchos de ellos en situaciones de extrema soledad y asediados por el temor asociado a su situación de alto riesgo.

En concreto, durante los meses que ha durado el Estado de Alarma, el Teléfono de la Esperanza ha atendido en Albacete cerca de 1.081 llamadas. Los problemas a los que se han enfrentado las personas que han marcado este número han estado relacionados con la soledad, el miedo al contagio y al paro, las crisis de ansiedad y depresivas, los conflictos derivados de la convivencia familiar y las dificultades de las personas con un problema previo de salud mental. A nivel nacional, también ha sido muy destacable el porcentaje de personas que han reportado su llamada con ideas de claro tinte suicida.

En esta crisis, el Teléfono de la Esperanza, puso en marcha el programa ‘Comparte Vida’ para facilitar a la población los servicios atención psicológica especializada on line.  Este dispositivo ha atendido vía telefónica a 1.661 personas con graves crisis psicológicas que exigían la intervención de los profesionales en salud mental.

En una nota de prensa reconocen estar “satisfechos del trabajo hecho y del generoso compromiso de nuestros voluntarios, aunque somos conscientes que queda mucho por hacer”. La nueva normalidad “va exigirnos a todas las organizaciones no gubernamentales un esfuerzo adicional para atender a las personas más necesitadas y vulnerables”, apuntan. 

La OMS “nos alerta a estar preparados para hacer frente a una posible crisis de la salud mental en este nuevo periodo”. Las dificultades económicas por las que se van a ver afectadas millones de personas “suponen un gran reto al que en ningún caso sería legítimo dar la espalda”. Por otra parte, los complejos duelos de quienes no han podido despedirse de sus seres queridos, o el previsible incremento de conductas autolíticas van a exigir apoyos psicológicos adicionales para amplios sectores de la población que deberán ir parejos a la prevención de posibles nuevos brotes y sus consecuencias. En todas estas circunstancias, el Teléfono de la Esperanza y su voluntariado realizará todos los esfuerzos a su alcance para ofrecer sus servicios a la sociedad española y, especialmente, a las personas más vulnerables.

En tan difíciles circunstancias, hacen un llamamiento a toda la ciudadanía, pidiéndoles que, “hoy más que nunca, primen el valor de la solidaridad en sus vidas”. Pues quizá tuviera razón Tolstói cuando dejó dicho que nuestro bienestar sólo es posible cuando admitimos “los lazos que nos ligan a todas las personas del mundo sin excepción”.

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