/Redacción/Foto: Daniel Martí/
Un descuido ha hecho conseguir a un cazador en Albacete un jabalí de 110 kilos y con la probable medalla de oro.
En concreto esta es la historia que protagonizan el cazador Dani Martín y su esposa Paola. Así, según apuntan a la ‘Revista Jara y Sedal’, lograron hacerse con este espectacular jabalí tras una larga espera y después de que la mujer de Martín abandonara el puesto con el móvil encendido y haciendo ruido. Así, el paraje en el que dieron caza al ejemplar se encuentra en una zona cercana al río Mundo en Albacete.
Así, explica a la publicación que contaba con permiso por daños en este lugar, que se trata de una zona “muy machacada por los jabalíes, sobre todo ahora con las siembras”. De este modo, decidió colocarse en una de las torretas con las que cuenta el coto abierto, localizada en un campo de multiceral. Reconoce que durante la espera junto a su mujer vieron “varias piaras con rayones, dos machos que no merecían la pena abatir por su pequeño tamaño, y en total, antes de que anocheciese ya habíamos visto una treintena de ejemplares”.
Una situación que le “extrañó mucho” poder contemplar a plena luz del día, pese a las circunstancias especiales que ha generado el largo periodo de confinamiento en el mayor alistamiento de animales salvajes. Confiesa que el enorme tamaño del animal que logró abatir causaba estupor hasta en el resto de animales que en cuanto lo vieron aparecer “huyeron despavoridos como misiles”.
“Lo más increíble es que, desde las diez de la noche hasta las doce menos cuarto que salió de nuevo, no lo volvimos a ver porque estaba comiendo de un lado para otro”, confiesa el cazador. Tras este tiempo sin avistar al asombroso ejemplar, fue cuando comprendieron por qué el resto de animales comían a plena luz del día: “porque este animal llegaba minutos más tarde y los echaba del lugar. El jabalí que se quedase tendría que enfrentarse a este enorme”.
Conforme iba avanzando el tiempo y se adentraba la noche descendió la temperatura y Paola, la mujer de Martí decidió bajarse de la torreta ayudándose de su teléfono móvil. Un instante en el que tras marcharse “escuché un ruido fuerte a mi izquierda. Un poco antes de las doce, el guarro debió saber que nos íbamos y en cuando se asomó a la siembre vi que era él”, relata. Así que no dudo un instante y de un certero disparo abatió al animal. “Pesaba unos 110 kilos, tenía nueve centímetros de navajas por fuera y dos y medio de ancho aproximadamente”, describe Martí al ejemplar de jabalí que se encontró tendido sobre la siembra.
Pese a todo, asegura que “lo homologaré, pero a simple vista creo que podrá dar de 110 a 115 puntos, porque las navajas las tiene muy afiladas, tiene buen color y las amoladeras son un espectáculo”.
