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Esta es la historia de Teresa y de Conchi, el relato de un confinamiento muy especial que las ha unido para siempre. Teresa Navarro es estudiante de 2º de Enfermería en la Universidad CEU Cardenal Herrera y es voluntaria en el Hospital de Villarrobledo y ha decidido volcarse en el cuidado de Conchi, una paciente con Síndrome de Down que estaba ingresada afectada de coronavirus.
Desde que se decretara el Estado de Alarma y hasta el pasado 1 de abril, Teresa pasaba tiempo junto a su familia en Villarrobledo, de donde es natural. La Asociación Futucam de Castilla-La Mancha lanzó un mensaje de ayuda en el que buscaba un voluntario que quisiera ayudarles y acompañar a Conchi quien permanecía ingresada por COVID-19 y neumonía grave.
Hace 12 días que esta estudiante de Enfermería entró en la habitación de Conchi y la vio atada a la cama, casi desnuda y tratando de quitarse la máscara de oxígeno de la cara. Un duro momento en el que dio comienzo este viaje solidario en el que ambas convivirían en aislamiento. La propia Teresa asegura en un vídeo difundido por su universidad que “no me lo pensé dos veces, era mi momento de actuar”. Así, codo con codo y luchando juntas, conviviendo, creciendo y aprendiendo es como han logrado ganar la batalla al coronavirus.
Cuenta que el primer encuentro con Conchi fue muy especial porque no se conocían anteriormente. De modo que Teresa debió sentarse “a su lado, quitarle las ataduras y darle la mano hasta que se relajara”, y añade que “a veces se despertaba y me miraba para ver si seguía con ella y después se volvía a dormir”.
Teresa y Conchi han compartido mucho tiempo en esta habitación del Hospital de Villarrobledo luchando contra el COVID-19 y el día a día “al principio era más difícil” reconoce Teresa, porque con apenas fuerzas para levantarse “le tenía que dar la comida y no hablaba nada”. Además, aprovechaba los ratos de descanso de Conchi para hacer tareas de la Universidad al tiempo que estaba pendiente de que no se quitara la máscara de oxígeno.
Sin embargo, explica que en medio del desánimo y el cansancio, también ha vivido momentos que le han dado “mucha fuerza para seguir con todo esto”. Así, relata que una noche, tras una jornada especialmente dura, se encontraba al lado de Conchi mientras la tenía cogida de la mano para relajarla, de ver tanto sufrimiento en ella y todo lo que había pasado me eché a llorar, diciéndole que sentía todo esto que esto que estaba pasando”. Sin esperárselo Conchi le dio la otra mano, “como diciéndome que no llorara y que estaba conmigo, que estábamos las dos en todo esto y que no me preocupara que íbamos a salir de aquí”. Un instante de complicidad que jamás olvidará esta estudiante de Enfermería gracias al que pudo respirar y volver a la realidad.
Señala que “los sanitarios solo entraban a la habitación para dejar la medicación, tomar las constantes y la glucemia”. Y es que “estaban viviendo momentos de gran tensión, por todo esto que está pasando y todo el estrés que hay tanto en este hospital como en el resto de hospitales del país”, apunta sobre la situación que atraviesa el personal sanitario.
Y finalmente llegó el momento más esperado, la noticia de que Conchi estaba recuperada y había superado el COVID-19. “Llegó la médica dándonos la enhorabuena porque nos íbamos a casa”, recuerda Teresa, un instante en el que las lágrimas volvieron a hacer acto de presencia, pero esta vez de felicidad. Actualmente mantienen una cercana relación y espera que todo pase porque “tiene muchas ganas de que acabe todo para poder verla de nuevo”.
Una experiencia de la que han aprendido muchas cosas pero sobre todo que “las relaciones no se basan en cosas materiales sino en el amor que pueden dar las personas”, subraya Teresa. Cuidar a las personas, escucharas y acompañarlas, ese es el verdadero significado de la profesión Enfermera.
