Naim, el sacerdote que se ofreció voluntario para acompañar a los enfermos con coronavirus en el Hospital de Albacete

/Marta López/

El párroco de Santa Ana y vicario parroquial de Nuestra Señora de las Angustias y San Felipe Neri, Naim Shoshandy, es uno de los sacerdotes que prestan apoyo a los enfermos de coronavirus en el Hospital General Universitario de Albacete.

“La Diócesis nos pidió ayuda y desde el primer momento me ofrecí voluntario porque no tengo miedo”, explica Naim Shoshandy a El Digital de Albacete. Así, señala que va casi a diario al Hospital de Albacete porque vive muy cerca y recuerda que “vivimos unos difíciles momentos pero tenemos que tener presente que Dios nunca está lejos de la persona que sufre, Él siempre está con nosotros”.

Reconoce este sacerdote de Irak que está “viviendo una experiencia nueva el camino de mi vida” a lo que añade, que la del coronavirus “es una guerra diferente que no se libra con bombas”. La vida de Naim Shoshandy está marcada por la guerra, el terrorismo y el sufrimiento, ya que tuvo que abandonar su país invadido por el DAESH llevando consigo tan solo un rosario, una cruz y un icono que pudo rescatar de las ruinas de su ciudad bombardeada. Un relato duro, ya que perdió a su hermano a causa del terrorismo islámico y tuvo que dejar en su país a su madre y sus hermanas.

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De este modo señala que es para él una necesidad tan básica casi como el respirar “ayudar a las gente” y en especial “a los enfermos y familias que están pasando estos momentos difíciles”. Momentos que muchas veces viven “en soledad, ya que los enfermos no pueden estar acompañados” y en los que trata de “dar esperanza”. Explica este sacerdote que “agradecen nuestra presencia”, y recuerda que “de alguna manera todos somos una familia que está especialmente unida en estos duros momentos”.

Para entrar al hospital y acompañar a los enfermos y administrarles los sacramentos estos sacerdotes se ponen todo el material de protección necesario con el fin de evitar el contagio y la propagación del virus. De este modo agradece a la Diócesis de Albacete “la confianza que ha depositado en mi para desarrollar esta labor y también a los sanitarios por lo bien que me tratan y protegen cuando estoy allí”. Además, siempre trata de sacarles una sonrisa y les dedica “palabras de ánimo y aliento porque es otra forma de darles las gracias por todo lo que están haciendo por nosotros”, manifiesta el sacerdote.

“Es muy duro ver morir a la gente sola sin sus seres queridos”, confiesa Naim Shoshandy. Así considera que “mi acompañamiento, por pequeño que sea, es un alivio en el sufrimiento del enfermo, porque reciben esperanza y fortaleza”. Explica que “todas estas personas son mis hermanos, son como mi familia y tengo que estar cerca de ellos en estos momentos” porque “si no estoy ahora cerca de ellos en estos momentos tan duros, ¿cuándo lo voy a estar?”.

La llegada del coronavirus ha frenado nuestras vidas en seco y ha puesto patas arriba nuestras rutinas. Ahora Naim Shoshandy, y el párroco de Las Angustias y San Felipe Neri, José Joaquín Martínez, ofician misas en sus casas para tener presente a toda la comunidad y en especial a quienes se han marchado por culpa de este virus o en estos días de confinamiento. Además, se siente agradecido porque “mi párroco siempre trata de animare y reza por mi”, señala el sacerdote.

Difíciles momentos en los que han tenido que despedir a gente muy cercana y conocida “y no puedes darle ni siquiera un abrazo a los familiares para consolarlos”, expresa Naim Shoshandy. Momentos duros en los que conmovido cuenta que trata de “no llorar para transmitir fortaleza y esperanza a la familia”. Sin embargo, prefiere quedarse con lo positivo de esta situación y mirar hacia el camino de la esperanza, y es que se despide de El Digital de Albacete como lo hace cada día que visita el hospital de sanitarios, enfermos y familiares: “Tened la certeza que Dios está con nosotros, no tengáis miedo y luchad”.

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