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Corría el 19 de febrero de 1.937 y la historia de Albacete cambió para siempre después de vivir diez horas de continuos bombardeos que dejaron 150 muertos, decenas de heridos y buena parte de la ciudad devastada por las bombas de racimo y otros tipos de proyectiles, de entre 50 y 250 kilos, que se lanzaron desde los aviones del ejército alemán.
Fue la Legión Condor la que sobrevoló los cielos de nuestra capital para sembrar la muerte y la destrucción, como en un macabro ensayo de lo que sería el bombardeo sobre Guernica que inspiró a Picasso para realizar su famosa obra y que sucedió apenas 2 meses después de que lloviera muerte en Albacete.
España estaba sumida en plena Guerra Civil desde el 18 de Julio de 1.936 y desde entonces Albacete había sufrido 7 bombardeos anteriores, pero ninguno como el que acaeció aquel 19 de febrero del 37 y que se cobró 150 víctimas mortales. Hasta que finalizó la guerra el 1 de abril de 1939 Albacete sufrió 2 bombardeos más, pero afortunadamente ninguno alcanzó la magnitud de aquel del 19 de febrero.
Eran las ocho y media cuando la Legión Condor de la Alemania nazi irrumpió con sus Junkers y Heinkel en los cielos de Albacete y sembrando un reguero de muerte y destrucción a su paso, no cesaron de llover bombas hasta la una y veinte en intervalos de 10 a 20 minutos; según recogen un buen número de publicaciones históricas.
Albacete era entonces sede de las Brigadas Internacionales y el ejército alemán de Hitler apoyaba en España durante la Guerra Civil al bando sublevado contra el Gobierno de la Segunda República, liderado por el General Francisco Franco y que a la postre sería el bando vencedor en tan triste conflicto bélico que enfrentó a los españoles entre si.
Por ello, por ser sede de las Brigadas Internacionales, que vinieron a España para apoyar en la guerra a aquellos que estaban en contra del que acabaría siendo el Caudillo, la Legión Condor de Hitler bombardeó con violencia Albacete hasta dejar 150 víctimas mortales y decenas y decenas de heridos. Además, buena parte de la ciudad, lo que serían las zonas del Altozano, de la Feria, la calle Tinte o el Palacio de la Diputación, quedaron muy dañadas por las bombas.
Muchos albaceteños consiguieron salvar la vida gracias a los refugios antiaéreos, como el que se encuentra en el Altozano y que actualmente está en obras para que pueda volver a ser recorrido por vecinos y visitantes y conocer en primera persona una página que aunque no gusta a nadie por lo doloso de la misma, forma parte de la historia de Albacete capital y merece la pena ser contada y conocida para aprender de los errores y que no haya más capítulos de este calibre en la historia de la capital de Albacete y de España.