Los toreros de Albacete pusieron el calor en la fría mañana del Festival del Cotolengo

/Nacho López/Fotos: Ángel Chacón/

Este sábado ha tenido lugar en la Plaza de Toros la trigésima edición del Festival a beneficio del Cotolengo y con unas mil personas en los tendidos, Andrés Palacios, Miguel Tendero, Sergio Serrano, Pedro Marín, Diego Carretero y Alejandro Peñaranda hacían el paseíllo a las 12:00 de la mañana para enfrentarse a toros de Las Ramblas, Samuel Flores, El Retamar, Sancho Dávila, Criado Holgado, Los Chospes y Sonia González, en este orden. 

Antes del comienzo del festejo, tuvo sobre el albero de la Plaza de Toros de Albacete la tradicional entrega de un ramo de flores a la Hermana Superiora del Cotolengo, quién posó junto a Vicente Casañ, alcalde de Albacete, en la también tradicional foto junto a los toreros del cartel y una leyenda viva del toro en Albacete como es Juan Cantos ‘El Pimpi’. Tras el acto, dos claveles adornaban el ruedo en memoria de Dámaso González, quién tanto hizo por una institución como es el Cotolengo.

Abrió plaza Andrés Palacios para dar lidia a un ejemplar de Las Ramblas de 469 kilos de peso, de capa negra, herrado con el número 63 y nacido en marzo de 2016, que desde muy pronto se quedó corto en la embestida y que le dio un buen susto al torero, rasgándole la taleguilla en su muslo izquierdo y dándole un varetazo que lo dejó fuera de juego durante unos instantes. Finalmente y por suerte, todo quedó en un susto y Palacios continuó con la lidia.

Brindó Andrés Palacios a sus paisanos para iniciar la faena de muleta ante un toro muy complicado que por el pitón izquierdo no quería saber nada y que mostraba un peligro sordo a pesar de su anovillada apariencia.

Estuvo siempre Palacios muy asentado en la cara del toro a pesar de las complicaciones del astado, que derrochaba mansedumbre y que como vulgarmente se suele decir, no tenía ni medio pase.

Sonó la música en la Plaza de Toros de Albacete y el propio Andrés Palacios pidió callar a la banda, dirigiéndose entonces al burladero para cambiar el acero simulado por el real y empezar a poner fin a una faena que poco tuvo ya que nada bravo era lo que llevaba dentro el de Las Ramblas. Un pinchazo y una estocada fueron suficientes para mandar al inservible para la lidia de Las Ramblas al desolladero y el público reconoció la entrega de Andrés Palacios con una sonora ovación.

Llegado el turno de Miguel Tendero, un ejemplar de 523 kilos de peso, con el hierro de Samuel Flores, herrado con el número 12 en los costillares y capa negra asomó por la puerta de toriles, denotando falta de fuerza a pesar de su caja desde el inicio y complicando la labor de los subalternos durante el tercio de banderillas por su querencia a tablas.

Brindó Tendero también al público y comenzó su faena de muleta en la zona del tendido 1, bajándole la mano al de Flores para intentar domar su brusco encuentro con la franela.

Sin celo en su embestida, el toro salía suelto de cada muletazo de Miguel Tendero y buscaba las tablas, quedándose corto las veces que pasaba y poniendo por ese motivo siempre un punto de peligro.

A pesar de las dificultades, entendió muy bien Miguel Tendero al de Samuel Flores e incluso hubo momentos en los que se sintió a gusto delante de él, estando el torero siempre muy por encima de las escasas condiciones aprovechables que mostró el cornúpeta.

Se unió a la fiesta un invitado poco deseado como es el viento, añadiendo un punto de dificultad al buen hacer que Miguel Tendero estaba demostrando en la arena de la Plaza de Toros de Albacete.

Pinchó Miguel Tendero en 2 ocasiones y clavó hasta los gavilanes a la tercera, quedándose por ello el diestro sin trofeos y recibiendo una sonora ovación tras el arrastre.

Sergio Serrano fue el tercero de la mañana y para él fue un toro de El Retamar, que dejó 485 kilos a su paso por la báscula y que habiendo nacido en febrero de 2015, estaba herrado con el número 8 y mostró capa negra.

Con encaste Núñez corriendo por sus venas, el toro fue como es normal frío de salida y poco o nada quiso saber del capote de Sergio Serrano, mostrándose muy correoso y resultando complicado que se fijara en los engaños.

Tuvo movilidad el de El Retamar y fue creciendo durante la lidia, iniciando Sergio Serrano la faena de muleta tras brindar el toro a los usuarios del Cotolengo en la persona de la Hermana Superiora, centrando Serrano su discurso del brindis en los “magníficos valores” que infunde y demuestra una institución como el Cotolengo.

Le dio tiempo y distancias Sergio Serrano al toro y enseguida consiguió embeberlo en la franela, dejando lances de bella factura y cuajando una faena que hizo disfrutar al público y al propio Serrano.

Despacio y haciendo las cosas con mucho saber, Sergio Serrano fue dando en cada momento al de El Retamar lo que este reclamaba y acompañando su embestida, hubo toreo de muchos kilates sobre el albero de la Plaza de Toros de Albacete.

Como detalle, decir que antes de enfrontilarse para entrar a matar, Sergio Serrano se dirigió toreando al lugar donde estaban en el ruedo los dos claveles en memoria de Dámaso y tras ponerse uno de ellos en el pecho delante de la cara del toro, dejó una profunda estocada que fue suficiente para mandar al desolladero al toro, cortando Serrano 2 orejas tras aceptar Joaquín Coy la aclamación popular hacia el torero desde los tendidos.

Tras el tradicional intermedio para el refrigerio, llegó el turno de debutar de Pedro Marín en la Plaza de Toros de Albacete tras la huelga de hambre protagonizada por el de Elche de la Sierra el pasado verano, y lo hizo con una larga cambiada de rodillas en los terrenos del tendido 1. Enfrente, había un oponente de 465 kilos del hierro de Sancho Dávila, nacido en enero de 2015, herrado en los costillares con el número 22 y mostrando capa negra.

Molestaba en este tramo de la mañana el viento más que lo hacía al comienzo del Festival y tras brindar a un amigo personal, Pedro Marín intentó irse a los medios pero tuvo que desistir de inmediato debido a la fuerza del viento.

Quedó con la cabeza muy alta el astado y probó Marín a llevarlo muy largo con la mano derecha, pero la falta de fuerza y casta obligaba al matador a poner toda la carne en el asador para poder arrancarle los lances.

Sonó pronto la música en la faena de Pedro Marín y el de Elche de la Sierra se echó la muleta a la mano izquierda, no encontrando tampoco en ese pitón condiciones aprovechables para el buen hacer y el lucimiento.

Muy firme y tranquilo en la cara del toro, Marín palió en cierta medida los defectos del toro y estuvo digno delante del astado, denotando siempre muchas ganas de hacer las cosas bien y estando muy por encima de las condiciones del de Sancho Dávila.

 Media estocada y un descabello fueron suficientes para mandar el toro al desolladero y tras una petición mayoritaria, Pedro Marín tocó pelo y paseó una oreja en su vuelta al ruedo en la Plaza de Toros de Albacete.

El quinto de la tarde fue para el hellinero Diego Carretero, de la ganadería de Criado Holgado, nacido en octubre de 2016, herrado con el número 9 en los costados y de capa negra.

Tras unos movidos tercios de banderillas y varas, llegó el turno de la muleta y tras brindar al público, Diego Carretero se fue a los terrenos del 2 y comenzó allí a intentar enseñar a embestir al movible de Criado Holgado.

Haciendo las cosas muy despacio e intentando que el toro no tocase la muleta, Diego Carretero basó su faena en la mano derecha y centró su atención en intentar que no cantara la gallina de lo corto que se quedaba el toro tras cada muletazo.

El cabeceo en la embestida era la principal característica del toro, haciendo así muy complicado torear con temple y desluciendo lo mucho que estaba exponiendo Diego Carretero ante el morlaco.

Fue de menos a más la faena de Diego Carretero ya que a base de insistencia encontró el punto donde el toro se mostraba más cómodo y consiguió que el de Criado Holgado hasta repitiera en la muleta.

Tras un pinchazo, media estocada delantera y un descabello, Carretero mandó al toro al desolladero y paseó una oreja en su vuelta al ruedo en la Plaza de Toros de Albacete.

Cerró plaza el alumno de la Escuela Taurina de Albacete Alejandro Peñaranda, quién se enfrentó a un ejemplar de Los Chospes nacido en mayo de 2017, herrado con el número 50 en los costados y de capa negra. En el caso de este animal, desde la organización del festejo no se hizo público su peso.

Dejó Peñaranda unas magníficas impresiones con el capote, viéndose mermado su buen hacer debido al viento, que en este último toro del festejo ganó en fuerza y en molestias hacia el desarrollo de la tauromaquia.

Brindó Alejandro Peñaranda a su familia antes de comenzar la faena de muleta y se fue a los terrenos del 10 para arrancar el último tercio, estando siempre muy en novillero e intentando dentro de lo acelerado del momento hacer las cosas con la mayor pausa y calma posible.

Lo llevó bien enganchado siempre en la muleta Peñaranda al novillo, aprovechando su nobleza y haciendo sonar muy pronto los acordes de la música en la Plaza de Toros de Albacete.

El novillo fue de menos a más y fue perdiendo fuerza conforme avanzaba la faena, quedándose cada vez más corto y complicando paso a paso el hecho de estar delante de él.

Tuvo el novillero un pequeño susto al ser arrollado por el utrero, quedando dolido de su cadera derecha y algo mermado a la hora de entrar a matar. 

De una estocada algo delantera cayó el toro tras alargarse demasiado el hecho de doblar, pero el público pidió un trofeo y una oreja cayó el esportón del alumno de la Escuela Taurina de Albacete Alejandro Peñaranda.

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