Un experimento con sello albaceteño consigue nanopartículas para un fármaco contra el cáncer de mama

/Redacción/

Según datos del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), el cáncer de mama es el 2º tipo que más incidencia tiene en España con 33.307 casos nuevos en 2019. El número de fallecidos alcanza ya la cifra de 6.689 este año. De ahí que numerosos grupos de investigación exploren nuevas vías para combatir esta enfermedad.

El Dasatinib, un fármaco comercializado actualmente para el tratamiento de la leucemia mieloide crónica, se ha convertido en un potencial candidato para el tratamiento de otros tipos de cáncer. Recientemente se ha demostrado que puede tener un papel relevante en la terapia contra el cáncer de mama. Sin embargo, uno de sus inconvenientes es su baja solubilidad, lo que provoca una pobre absorción por parte del organismo. Por lo tanto, se necesitan administrar dosis más elevadas para conseguir un mejor efecto.

Otra solución alternativa para mejorar su efecto terapéutico es fabricar nanopartículas poliméricas para liberar este fármaco de forma controlada.

Investigadores de la Universidad de Castilla La Mancha, el Sincrotrón ALBA, el Sincrotrón europeo de Grenoble (ESRF) y el Hospital Clínico San Carlos de Madrid han utilizado el polímero poli(ciclohexano ftalato) o CHO/PA para sintetizar las nanopartículas, en las que se incluirá el fármaco.

Gracias a la luz de sincrotrón, este equipo ha analizado y comparado la estructura del polímero en “crudo” y en forma de nanopartículas. “Usando técnicas de luz de sincrotrón, como la dispersión de rayos X de bajo ángulo y alto ángulo (SAXS y WAXS por sus siglas en inglés), podemos comprobar la estructura de este material y ver, si al formar las nanopartículas, cambia o mantiene sus propiedades”, Eduardo Solano, científico de la línea de luz NCD-SWEET del Sincrotrón ALBA.

Los resultados son positivos, ya que demuestran que el polímero mantiene sus propiedades intactas tras formar las nanopartículas. Además, la investigación demuestra que el CHO/PA es un polímero biodegradable, no tóxico y compatible con la sangre. «Si comparamos con otros polímeros, vemos que el CHO/PA libera el fármaco de forma más prolongada en el tiempo. Eso significa que su distribución es más estable y continua y por lo tanto más efectiva», comenta Carlos Alonso, miembro del equipo de Investigación de la Universidad de Castilla la Mancha.

«El siguiente paso es probar otros compuestos y testar la efectividad de éste utilizando modelos in vivo», añade Iván Bravo, también miembro del equipo de dicha Universidad, “Lo que mejoraría su potencial futura utilidad en pacientes” concluye el Dr. Alberto Ocaña, oncólogo del Hospital de Albacete y del Hospital Clínico San Carlos en Madrid.

Reducir el tamaño para aumentar los resultados

Las nanopartículas son partículas de entre 1 y 100 nanómetros (nm) de tamaño (1 nanómetro es la milmillonésima parte de un metro, o 10-9 m). Estas unidades tienen el potencial de revolucionar el mundo de la medicina, ya que sus características las hacen ideales para encapsular fármacos alargando el tiempo de degradación de éstos en el interior del organismo, y ayudando a transportarlos únicamente a las zonas de interés, disminuyendo la toxicidad y los efectos secundarios.

En el campo de la oncología, las nanopartículas poliméricas se consideran uno de los sistemas de liberación de fármacos más prometedores. Esto se debe a que están hechas de polímeros, que son macromoléculas formadas por cadenas largas en las que se repiten una o varias unidades más simples, llamadas monómeros. Estos materiales suelen ser biodegradables y biocompatibles a la vez que permiten modular el perfil de liberación de los fármacos encapsulados.

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