Un minuto de silencio

Ya han pasado varios días desde que acabó nuestra Feria 2019. Tiempo suficiente para pensar con cierta perspectiva y frialdad. El motivo de este escrito es hacer referencia a una persona, Enrique Moratalla Barba, mi tío, que desde hace unos meses ya no está, físicamente, entre nosotros. Fue un gran fotógrafo y pintor taurino. Y, aunque desarrolló gran parte de su arte en Valencia, ciudad en la que vivió y trabajó desde los dieciséis años, era de Albacete. Por diversas circunstancias no se le pudo rendir homenaje en la Feria desde las páginas de una publicación taurina que tuvo el detalle de acordarse de él y pensé que sería bonito que en la ciudad que le vio nacer y donde surgió su pasión por el arte del toreo y la fotografía, se guardara un minuto de silencio en alguno de los festejos anunciados para esta Feria.

Llamé varias veces a la plaza de toros y envié correo electrónico explicando esta iniciativa y no recibí respuesta y, algo desesperado, me acordé de una persona que conocía muy bien a mi tío y que podría ayudarme, puesto que está bastante bien relacionada con el mundo del toro en Albacete. Pues bien, tras varios días de gestiones, esta persona, a la que agradezco de corazón su ayuda, me comunicó que después de hablar con unos y otros nadie le había concretado nada y que por tanto no se iba a hacer el minuto de silencio. Supongo que habría alguna razón, no lo sé, pero el caso es que no se hizo.

Un mundo el del toreo que, a los que nos gusta y lo vivimos nos llena y lo consideramos una parte importante de nuestra cultura, pero que mezclado con la particularidad española de no hacer homenajes en vida y de no ser profetas en la tierra de cada uno, me hace pensar que es, en ocasiones, desagradecido. Y este es el caso. Moratalla Barba ha sido un profesional muy conocido y reconocido en el mundo del toro. Muy valorado por su buen hacer y su carácter innovador en su profesión y ha cubierto la Feria de Albacete para varias publicaciones taurinas y toreros en innumerables ocasiones. Es una pena que no haya tenido ese sencillo homenaje en su querida ciudad.

Pero no quiero terminar estas líneas desde la crítica, sino desde el deseo de rendir mi  homenaje y el de mi familia a Moratalla Barba y compartirlo con todas aquellas personas de Albacete que, en lo particular y en lo profesional, han disfrutado de su amistad, profesionalidad y pasión por los toros. Gracias, tío. Y como decías cada vez que nos despedíamos: “Un saludo a la afición”.

Juan Enrique Sánchez Moratalla

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