El ‘violador del ascensor’ no ha solicitado terapias para el control del impulso sexual desde que está preso en Castilla-La Mancha

/Redacción/

Pedro Luis Gallego, conocido como el ‘violador del ascensor’, no ha solicitado durante los dos años que ha cumplido prisión preventiva en la cárcel de Herrara de La Mancha (Ciudad real) asistir a terapias para el control del impulso sexual, han informado fuentes penitenciarias.

El programa para el control de la agresión sexual es voluntario y se presta para presos que tienen sentencia firme, algo que será su caso en unas semanas cuando el tribunal de la Audiencia de Madrid materialice en una sentencia la petición fiscal de 25 años de cumplimiento efectivo de condena.

Desde Prisiones han recalcado que durante los dos años de recluso en situación de preventivo no ha manifestado su deseo de ser sometido a este tipo de tratamientos carcelarios para depredadores sexuales.

Frente a ello, el acusado ha manifestado en el juicio que se ha celebrado hoy en la Audiencia de Madrid que durante 32 años de sus anteriores condenas y los dos últimos dos años de preventivo se le ha negado a asistir a estas terapias, teniendo que acudir a ONG y a una psicóloga para controlar su obsesión.

En su turno a la última palabra en la vista oral, ha reconocido que tiene “un problema psicológico” al sufrir “una obsesión que no puede controlar”, reprochando que durante los 32 años que ha pasado en prisión con buena conducta se le haya negado asistir a terapias para controlar sus impuestos.

“Soy víctima de mí mismo. Me arrepiento haber nacido”, ha dicho mostrándose arrepentido y pidiendo perdón a las víctimas por el daño que les ha hecho para toda su vida. “Desde los 19 años tengo un problema psicológico porque mi vida no ha sido normal y nunca lo he podido resolver”, ha dicho para añadir que tuvo que acudir a una psicóloga de pago para controlar sus impulsos al negarle la prisión acudir a los programas específicos para delincuentes sexuales.

“Tengo una obsesión que no puedo controlar y no comprendo. Mi vida ha sido un fracaso y nuca he tenido armas para contrarrestar este impulso que no he podido controlar. Solicitó que se me den programas de tratamiento, aunque quizá sea tarde porque moriré en prisión”, ha recalcado, al tiempo que ha confesado que se intentó quitar la vida porque no tenía que haber nacido.

“SOLO PIDO AYUDA DENTRO DE PRISIÓN”

Además, ha dicho que no es un criminal como los de la manada, ya que él cometía las agresiones sexuales no para divertirse en grupo como ellos, sino porque no lo podía controlar. “Pido perdón a las víctimas y solo pido ayuda dentro de prisión”, ha concluido.

El acusado ha llegado a las 9.39 en un furgón de la Guardia Civil, saliendo con su rostro oculto con una gorra y unas gafas de sol. Su recorrido por el pasillo ha dejado ver el rostro visiblemente deteriorado y demacrado del acusado, quien no ha querido desprenderse de unas grandes gafas de sol que ocultan parte de su cara.

En su informe, el fiscal ha solicitado 25 años de cumplimiento efectivo en la cárcel, rebajando de 96 a 90 años su solicitud de condena y ha reclamado la aplicación del artículo 76. Además, ha pedido que no se pueda beneficiar de permisos carcelarios y que, una vez que sea excarcelado, se aleje durante diez años de sus víctimas y de Madrid. “No quiero que se haga más daño a las víctimas, me quedo con su reconocimiento de hechos porque nunca ha querido hablar”, ha subrayado el fiscal.

Las víctimas han declarado de forma presencial, a puerta cerrada y sin biombo. Apenas ha durando unos diez minutos la declaración de las cuatro, lo que supone que se habrán ratificado en el testimonio prestado durante la instrucción para evitar volver a recordar los malos momentos vividos.

 

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