Tormenta de arte

/Nacho López/Foto: Javi Romero/

La Feria Taurina de Albacete 2019 ya ha llegado a su fin y lo ha hecho con un malísimo encierro de Montalvo que no ha servido para nada, a excepción del cuarto de la tarde, al que desorejó Sebastián Castella y gracias al que salió por la Puerta Grande.

PRIMER TORO

La Feria Taurina de Albacete 2019 ha echado este lunes el cerrojo y lo ha hecho con un cartel compuesto por Sebastián Castella, Paco Ureña y Pablo Aguado, que debutaba como matador de toros de alternativa en el coso de la calle Feria y al que regresaba 3 años después de su última comparecencia, obviamente, como novillero. Los toros elegidos para tal cita fueron los de Montalvo y el público llenó el cemento casi en su totalidad. 

Tras romperse el paseíllo, la Plaza de Toros de Albacete vivió un emotivo momento cuando el público rompió a aplaudir en honor a Paco Ureña y como reconocimiento a todo lo sufrido por el torero de Lorca desde que un toro de Alcurrucén le hizo perder en este ruedo su ojo izquierdo. Ureña pidió a sus compañeros de terna que compartieran con él ese momento y los 3 lo vivieron desde el ruedo.

Abrió plaza ‘Salado’, castaño claro de capa, de 523 kilos de peso, nacido en septiembre de 2015 y que estaba herrado con el número 35 en los costados.

Vestido de lila y oro recibió Sebastián Castella con el capote al de Montalvo, evidenciando desde el primer momento una alarmante falta de fuerza. Tras la puya los problemas se acrecentaron y Joaquín Coy lo devolvió a los corrales, saliendo en su lugar un sobrero de la ganadería titular.

PRIMERO BIS

‘Rivero’ pasó entonces de sobrero a primero del lote de Castella, un toro de 585 kilos de peso, negro listón de capa, nacido en octubre de 2014 y herrado con el número 5 en los costados.

Estrecho de sienes y enmorrillado, Rivero se mostró como un toro interesante desde que salió al ruedo y tuvo buena simbiosis con Castella en el capote.

Tras las pica, las banderillas y pedir el preceptivo permiso a la autoridad, Sebastián Castella siguió alargando la emotividad de la cita y brindó la muerte del toro a Paco Ureña, quién compartió con el francés sobre el ruedo unos breves pero intensos momentos.

Entendió muy bien Castella al de Montalvo y éste pedía que se le hiciese todo despacio y muy templado, sin obligarlo mucho y dejando que su nobleza ganara a la sosedad que también recorría sus venas.

Buscó Castella que el toro tuviera más continuidad en sus embestidas, pero más de medio muletazo no se tragaba el de Montalvo y así era muy difícil poder hacer algo bonito para espectáculo.

Lo mandó Castella de una estocada al desolladero y ahí terminó todo, por fortuna para los aficionados. 

Hubo pitos durante el arrastre para el descastado de Montalvo y palmas para Sebastián Castella, que el francés recibió cariñosamente desde el tercio.

SEGUNDO TORO

Después de la suspensión del festejo del pasado día 13, en la que hubiera sido la primera comparecencia en la Feria de Paco Ureña, Tarambana supuso el reencuentro de Paco Ureña con el toro en Albacete, un astado de 563 kilos de peso, negro mulato de capa, nacido en noviembre de 2014 y herrado con el número 52 en los costados.

Cornidelantero, muy en el tipo de Montalvo y bizco del pitón izquierdo, Tarambana fue recibido con el capote por Paco Ureña en los mismos terrenos que el año pasado un ejemplar de Alcurrucén le hizo perder el ojo izquierdo, algo que no pasó porque sí y que Ureña hizo, como han hecho a lo largo de la historia los toreros, para alejar fantasmas del pasado.

Tras el tercio de varas hubo quite de Ureña a la verónica sobre la boca de riego, echando muy bien los vuelos del capote y toreando muy asentado sobre la arena, algo que el público supo reconocer y premió con sus aplausos.

De grana y oro devolvió Paco Ureña todo lo que el equipo médico de Pascual Masegosa hizo por él tras la cogida el año pasado y les brindó a sus integrantes la muerte del toro, yéndose a los medios para el posterior encuentro con el de Montalvo.

Protestaba el toro cuando le hacía Ureña las cosas por arriba y con sus embestidas evidenciaba que iba mucho mejor cuando se le bajaba la mano, siendo también fundamental darle las distancias y no dejarle que tocara los engaños.

Estuvo a gusto con el toro Paco Ureña y le dio la medicina del temple, aprovechando la bondad y nobleza del toro y sufriendo la falta de transmisión del astado.

El toro iba a menos conforme avanzaba la faena de muleta, siendo cada vez más soso al perder el poco recorrido que tenía y reclamando una faena corta.

Erró Paco Ureña con los aceros y hubo palmas para el torero tras el arrastre y silencio para el toro durante el mismo.

TERCER TORO

Hizo acto de presencia la lluvia cuando iba a hacer acto de presencia el tercero de la tarde, de nombre Rapabarbas, de 544 kilos de peso, nacido en noviembre de 2014 y herrado con el número 52 en los costados.

De berenjena y oro, Pablo Aguado era consciente de que sólo podía meter al público en el espectáculo a base de toreo y con gran pureza movió el capote en un primer tercio que recibió el aplauso del público.

Los tendidos de sol acusaron la lluvia y la gente buscó el resguardo de la grada cubierta, quedado mucho cemento al aire libre y desluciendo las nubes un espectáculo que de siempre se ha dicho que quiere sol y moscas.

Cesó la lluvia conforme avanzaba la lidia y casi no caía cuando Pablo Aguado comenzó la faena de muleta tras, como Castella, brindar la muerte del toro a Paco Ureña.

Tenía el toro embestida pasteña al comienzo de la faena de muleta, intentando Pablo Aguado ahormarlo y enseñarle a embestir a base de temple, haciéndole las cosas muy suaves e intentando sacar algo positivo a la cantidad de defectos que tenía el soso de Montalvo.

Transmitía demasiado poco el toro y así es muy difícil poder hacer tauromaquia, siendo soso de solemnidad y queriendo saber cada vez menos de los engaños de Pablo Aguado.

Desrazado y falto de casta, Rapabarbas se fue diluyendo como un azucarillo en un vaso de agua y todo quedó en nada, errando Pablo Aguado con los aceros para colmo de males y alargándose en exceso tan aburrido espectáculo.

El criterio del público decretó leves pitos para el toro durante el arrastre y silencio para Pablo Aguado tras el mismo.

CUARTO TORO

Tras el intermedio para la merienda seguía lloviendo sobre la Plaza de Toros de Albacete cuando Zapatillo hizo acto de presencia en el ruedo, un toro de 591 kilos de peso, nacido en noviembre de 2014 y herrado con el número 18 en los costados.

Denotó toda la corrida una alarmante falta de casta y este cuarto de la tarde no estaba siendo una excepción, aunque a pesar de ello Castella brindó al público; también para intentar ‘calentar’ los tendidos después de lo que estaba jarreando sobre la Plaza de Toros de Albacete.

Se movía muy bien Zapatillo en la muleta de Castella y mostraba mejores condiciones que sus hermanos de camada, entendiéndolo muy bien el francés y dejándole siempre la muleta puesta con mucho temple para aprovechar la buena embestida del cuarto de la tarde.

Fue el toro de menos a más y toreó con alma Sebastián Castella al que era el último toro de su temporada española, dándole la distancia perfecta y el tiempo que necesitaba el móvil, noble y bondadoso Zapatillo.

Se enfrontiló Sebastián Castella y dejó una estocada hasta los gavilanes, que aunque quedó algo trasera hizo doblar al toro rápidamente y que le permitió al diestro francés cortar dos orejas y salir a hombros por la Puerta Grande de la Plaza de Toros de Albacete. Hubo también una gran ovación para el toro durante el arrastre.

QUINTO TORO

El quinto de la tarde fue Profesor, un toro de 568 kilos de peso, colorado ojo de perdiz de capa, nacido en agosto de 2015 y herrado con el número 53 en los costados.

Cornidelantero, de pitones acaramelados y un tanto bruto, el toro denotó una falta de casta tremenda desde que asomó por el portón de chiqueros y no prometía nada bueno a no ser que la varita mágica de Paco Ureña hiciese un milagro.

Manso redomado, Profesor solo buscaba las tablas y ya en los tercios de varas y banderillas hubo que ir a sacarlo de los terrenos de chiqueros.

No hubo brindis por motivos obvios e intentó templar al de Montalvo Paco Ureña en el inicio de la faena de muleta, pero la falta de casta y la mansedumbre podían sobre las intenciones del torero y para nada salvo para carne valió el quinto de la tarde.

Vacío de casta como un borrico, cantó la gallina de Profesor desde que asomó por la puerta de chiqueros y así se mantuvo hasta que Paco Ureña lo mandó al desolladero después de un pinchazo, media estocada contraria y delantera y varios golpes de verduguillo.

Hubo pitos para el manso de Montalvo durante el arrastre y silencio para el contrariado Paco Ureña.

SEXTO TORO

Fígaro fue el último toro de la Feria de Albacete 2019, herrado con el número 24 en los costados, nacido en septiembre de 2014, de capa negra y que dejó 548 kilos de peso a su paso por la báscula.

Cornidelantero, hociquito de rata y muy alto, no dejó Fígaro expresarse a Pablo Aguado con el capote, demostrando negativas querencias desde muy pronto como todos los toros lidiados hoy a excepción del buen cuarto.

El tercio de varas fue un auténtico desastre y en las banderillas Iván García se desmonteró tras dos buenos pares, desestimando Pablo Aguado brindar el toro ante la ausencia de virtudes que evidenciaba tener el de Montalvo.

Pero no solo evidenció cosas malas el toro, también Pablo Aguado, que quizá por su condición de ‘novato’ o por las pocas corridas que lleva a sus espaldas no quiso saber nada del toro y ni tan solo lo intentó. Cierto es que el toro no tenía nada, pero a un torero hay que exigirle mucho más y sobre todo que respete a un público que ha pagado su entrada.

Dejó una colocada y habilidosa estocada el diestro sevillano, que junto con un golpe de verduguillo sirvió para mandar al de Montalvo al desolladero. Hubo silencio para el toro durante el arrastre y leves pitos para Pablo Aguado tras él.

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