/Nacho López/ Fotos y vídeo: Coliseum Burgos/
El torero de Tobarra está empeñado en que esta sea de una vez por todas su temporada y cuando están a punto de cumplirse los 10 años de su alternativa, Rubén Pinar vive un momento dulce en su carrera a base de coraje, sacrificio y valor.
Un gran ejemplo de ello es el tremendo éxito cosechado este sábado y domingo en Soria y Burgos respectivamente, donde Pinar se midió en ambos cosos a los toros de Victorino Martín y donde echó a su esportón 5 orejas y 2 salidas a hombros tras cortar 2 apéndices el sábado en Soria y 3 ayer domingo en Burgos.
El sábado, acompañado por El Cid y Manuel Escribano en el cartel, Rubén Pinar debutaba en la Plaza de Toros de Soria al mismo tiempo que lo hacían los míticos ‘victorinos’ y se topó con un lote en el que su primero mostró transmisión y ciertas carencias de fuerza, realizando Pinar una faena de muleta compuesta por series cortas y dándole en todo momento al toro los terrenos y distancias que requería. Mató de una certera estocada y recibió una merecida oreja. En el que cerraba plaza, Rubén Pinar demostró su concepto sólido del toreo y aunque su oponente cabeceaba e incomodaba los pases, el de Tobarra hizo una faena de menos a más que culminó de nuevo con una certera estocada y que le hizo cortar su segunda oreja y salir a hombros acompañado de Manuel Escribano.
24 horas después los ‘victorinos’ esperaban a Rubén Pinar en Burgos y si el sábado en Soria ya demostró su buen momento, lo del domingo en Burgos rozó la perfección y dejó el poso que dejan los toreros cuando están, como se diría en el argot, cumbres. Tres orejas para un Rubén Pinar que desembarcó en la capital burgalesa seguro de sí mismo, con las mieles del triunfo soriano aun recientes y que estaría acompañado en esta ocasión en el cartel por José Garrido y de nuevo por El Cid. Muchopán fue el primero del lote de Pinar en Burgos, recibido por el de Tobarra con verónicas de trazo al capote y calando su toreo muy pronto en los tendidos. Con la franela, Pinar volvió a demostrar que conoce muy bien el encaste de los descendientes de Albaserrada y cuajó una buena faena por ambos pitones que le valió una oreja tras una estocada y un descabello.
En el quinto, al que desorejó, Rubén Pinar encandiló al público con su toreo y no desaprovechó las magníficas condiciones del extraordinario ejemplar de Victorino Martín, cuya muerte brindó Pinar a El Cid en su despedida y al que templó en los medios con la mano derecha y con la izquierda y al que hizo rodar sin puntilla donde mueren los toros bravos, sobre la boca de riego. Escripio fue premiado con la vuelta al ruedo.
Aquí pueden ver en vídeo el resumen del festejo:
