Un año de la fatídica mañana en Huesca

/Hugo Piña/

El ingeniero sin tatuajes Pelayo Novo cumple su ‘primer año de vida’. Hoy, 31 de marzo, se cumple el primer aniversario del fatídico accidente que tuvo lugar en la concentración del Albacete en Huesca, horas antes de la disputa del partido de LaLiga 123. Visiblemente recuperado, Novo utiliza a día de hoy unas muletas con las que superar el percance que dejó una caída al vacío desde un tercer piso. Pelayo brinda por la vida y lo hace junto con la compañía de amigos y familiares, alejado eso sí del fútbol de élite. 

El 31 de marzo de 2018 siempre será recordado como el día en que un jugador del Albacete Balompié paralizó el panorama nacional e internacional. Pelayo Novo, de 27 años de edad, fue protagonista del fatídico accidente que sufría tras una caída desde el tercer piso del hotel Abba de concentración en Huesca, horas antes del partido que debía disputarse y que tras el hecho acontecido se suspendía por LaLiga.

Hablaba por teléfono y caía al vacío, precipitándose desde un tercer piso el por entonces jugador de un Albacete Balompié que por unos instantes rememoraba los peores augurios que ya hubo de sufrir en los noventa con otro gravísimo accidente, en este caso del panameño Rommel Fernández. El asturiano fue por entonces trasladado al Hospital Clínico de Zaragoza, desde donde se formuló un pequeño centro de operaciones a través del cual salía información sobre el estado de salud del joven Pelayo.

La familia del Alba y del fútbol en general quedó en shock tras un fatídico accidente que todavía hoy sigue sin esclarecerse, pero que ante todo marcó la vida de Pelayo Novo. Tras diversas y críticas intervenciones quirúrgicas y después de 51 días en el centro clínico aragonés, Novo salía del Hospital en dirección Toledo. Allí, el asturiano, con el apoyo de amigos, familiares y aficionados al fútbol, comenzó un proceso de recuperación en el Nacional de Parapléjicos, momento en que incluso confiriera sus primeras palabras tras el accidente. “Probablemente tenga mi segunda vida y tratando de que la mirada esté puesta siempre hacia delante”, reconocía el ovetense en las redes sociales.

El verano llegó por entonces y Novo siguió trabajando en Toledo, momento en que la rehabilitación tanto física como psicológica supusiera tener que tomar una de las decisiones más duras de su vida: Abandonar la práctica del fútbol profesional. La noticia la dio a conocer meses después, en lo que fue su salida de Toledo y en lo que supuso el segundo de los pasos hacia la normalización de la vida. El carbayón concedía una entrevista completa en la que argumentaba que “ahora considero que tengo otro partido, que es el de vivir lo que me queda, que lo voy a jugar y que espero ganar”, decía. 

“Sé que están las opciones también de perder o que se pueda empatar, pero lo que no voy a dejar es de pelear y luchar que al final es el camino que hay que vivir. Si disfrutas del camino, la meta vendrá sola”, auguraba un Pelayo que desde hace meses continúa la recuperación en su casa de Oviedo mientras disfruta del fútbol y continúa formándose en aptitudes universitarias. 

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