Olas de frío y de calor, temporales, cambios en la polinización de las plantas o la propagación de enfermedades son solo algunas de las consecuencias del calentamiento global, que lejos de ser un problema aislado, en España ha tomado protagonismo, y más concretamente, lo ha hecho en ciudades del Este peninsular y del interior del país, como es el caso de Albacete, que desde 1940 ha aumentado su temperatura media en 2,1 grados centígrados.
Comparando al temperatura registrada en Albacete en 1940 con la media del periodo 2014-2018 se puede apreciar un incremento de 2,1 grados, valores próximos a otras capitales como Alicante o Girona, aunque la ciudad cuya temperatura más ha crecido en los últimos 50 años ha sido Ciudad Real, pues en un periodo más corto de tiempo ha aumentado más su temperatura. En 1971, Ciudad Real tenía una temperatura media de 12,9 grados, lo que supone una diferencia respecto al periodo 2014-2018 de 3,6 grados.
Y es que, la temperatura de las ciudades españolas ha subido el doble que la mundial en el último medio siglo. En el resto del planeta, desde la década de los 60, las temperaturas han crecido 0,8 grados, y en los 250 últimos años, un total de 1,5 grados; lo que evidencia la preocupante situación actual, cuando en apenas 50 años en España se han superado con creces estos valores.
Según los registros del Observatorio de la Sostenibilidad, en los últimos 30 años la temperatura media de las capitales de provincia españolas se ha situado, por norma general, 1 grado por encima; mientras que en aquellas localidades en las que los datos amplían el abanico del tiempo, se puede apreciar como la media supera los 2 grados, especialmente en las zonas citadas del Mediterráneo e interior del país.
Datos procedentes de las estaciones meteorológicas de 52 ciudades españolas y de la Agencia Estatal de Meteorología, recopilados por el Observatorio de la Sostenibilidad para su informe sobre la descarbonización de España, que concluyen con la existencia de un aumento medio de la temperatura urbana de casi 1 grado, pasando así de los 15,10 grados del periodo 1988-1992 a los 16,06 grados del de 2014-2018.
Siguiendo con el calentamiento global, cabe destacar que una nueva herramienta climática predice que para 2050 los australianos ya no disfrutarán del invierno como lo conocen y experimentarán una nueva estación que podría llamarse ‘Nuevo verano’. El pronóstico corresponde a científicos de la School of Art & Design y el Instituto de Cambio Climático de la ANU, unidos en un proyecto de diseño, que toma los datos existentes y comunica los impactos del cambio climático de manera que el público pueda participar y comprenderlos mejor. El ‘Nuevo verano’ representa un período del año en el que las temperaturas alcanzarán un pico constante en muchos casos por encima de los 40ºC durante un período sostenido, lo que en un futuro, y de seguir esta línea, no será tan raro en otras partes del planeta.
