El Ayuntamiento ordena el cierre de un establecimiento de kebabs del centro de Albacete

/Sandra Manzanares/

Un establecimiento de venta de kebabs se verá obligado a cesar su actividad debido a las molestias causadas por malos olores, además, en este local, ubicado en el centro de Albacete, se manipulan botellas de butano sin tener licencia de cocina. Tras varias quejas de los vecinos y de los pertinentes avisos por parte del Ayuntamiento para que el propietario de establecimiento corrigiera la situación, finalmente el local será cerrado hasta que se adopten las medidas necesarias. 

Hace un año los vecinos denunciaban al establecimiento de kebabs por emitir malos olores procedentes del funcionamiento del negocio, además de por el uso de botellas de butano, alegando que “hay una sentencia en firme que le deniega la actividad de cocina”. Tras esta primera denuncia en enero de 2018, los técnicos de la Unidad Verde del Ayuntamiento realizan una inspección donde constatan que “hay botellas de butano y se ejerce la actividad de cocina” sin licencia para ello, instando a la empresa a retirar todos los elementos de cocina instalados, como asadores de kebab, freidoras o tostadores.

Semanas después, el propietario presenta un certificado de adopción de medidas correctoras indicando que se han eliminado los aparatos de preparación de alimentos y se han retirado todos los elementos de cocina, así como las botellas de butano. Sin embargo, en una nueva inspección se comprueba que dichos elementos continúan en el local, y además hay “alimentos crudos que pueden ser cocinados, así como otros productos cocinados que se sirven para su consumo”, detalla el informe.

Una vez más, se pide al establecimiento que corrija la situación, y ya en julio, el restaurante vuelve a presentar un certificado indicando que se ha eliminado del local la cocina-barra, la campana de extracción y la freidora, añadiendo que “no se preparan ni dispensan alimentos cocinados en el local, ya que no existen medios de preparación para ello”. Sin embargo, en octubre, una nueva denuncia de los vecinos evidencia que los malos olores continúan, por lo que en diciembre, la inspección vuelve al local determinando que “no se cumplen” las condiciones de la licencia concedida. 

Un año y un mes después de la primera denuncia se procederá al cese del funcionamiento de la actividad de dicho establecimiento “hasta que se adopten las medidas necesarias para corregir las anomalías comprobadas”. El cierre deberá producirse en el plazo de cinco días desde la comunicación del acuerdo que se adopte al efecto, con advertencia de que en caso contrario se procederá a la ejecución subsidiaria por parte del Ayuntamiento. 

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