El jugador de Fuentealbilla y Alba Redondo protagonizan una bonita historia que demuestra que el fútbol no entiende de fronteras.
Lo cuenta La Razón en su edición digital, y es que fue precisamente en ese diario donde comenzó a fraguarse la historia que hace muy poquito se ha hecho realidad cuando en una entrevista, Alba Redondo, manifestó que si ella a día de hoy era jugadora de fútbol profesional era gracias a Andrés Iniesta, ya que cuando ella era todavía una niña y pegaba sus primeras patadas al balón en el patio de su casa con su hermano, fue a Fuentealbilla a ver un partido precisamente del equipo de su hermano y allí, entre el público, como uno más, se encontraba un Andrés Iniesta con el que Alba Redondo se hizo una foto y que con ese gesto y sin saberlo, dio el empujoncito que necesitaba Alba para comenzar a jugar al fútbol.
La historia no cayó en saco roto y llegó a Kobe, Japón, donde Andrés Iniesta defiende ahora los colores del equipo de la ciudad nipona, y de pronto, hace unos días, una llamada de la agencia de representación de Iniesta convirtió a Alba Redondo en una de las futbolistas más felices del mundo al comentarle desde el otro lado del hilo telefónico que André Iniesta se había emocionado con la historia y que quería enviarle una camiseta de su actual equipo, el Vissel Kobe, firmada y dedicada.
“No me lo podía creer”, argumenta Alba Redondo a La Razón mientras sostiene su regalo y lee una dedicatoria que reza así: «Para Alba con mucho cariño. Mucha suerte».
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