/Sandra Manzanares/ Fotos: Víctor Fernández/
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha exigido, una vez más, el fin del trasvase Tajo-Segura en pos de un “giro hacia el ecologismo” que está experimentando el país. Asimismo, y tras calificar esta infraestructura como un “atropello” y una “indecencia ecológica”, Page incidía en que “hay alternativas evidentes para gestionar el agua de otra manera”.
“Este país ha cambiado en sensibilidad patrimonial y ambiental”, decía Page, señalando que hace 40 años “nadie se preocupaba de si se contaminaban o no los ríos”, un posicionamiento que actualmente no se contempla, y es que el “conducto del Trasvase Tajo-Segura es un atropello, y de lo peor que queda de la Dictadura”. Por ese conducto, lamentaba Page, a día de hoy va “un 50% más de agua que lo que hoy va por el río Tajo”, criticando que es un problema ambiental “ver cómo el Tajo pasa como si fuera una cloaca”, incidía.
Y es que, según las mediciones realizadas a las 8:00 horas de este miércoles, el trasvase iba a una velocidad de 12 hectómetros cúbicos por segundo y, a su paso por Aranjuez, lo hacía a 8,8 hectómetros cúbicos por segundo. Por todo ello, el presidente de Castilla-La Mancha insistía en la necesidad de alcanzar un pacto nacional en materia hídrica, avanzando que así se lo transmitirá a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, con quien la próxima semana firmará en Puertollano el Acuerdo de las Comarcas Mineras, uno “de los muchos proyectos que se quedaron el cajón”, afirmaba Page.
En este sentido, el presidente ha defendido que el agua “no tenga ni ideología ni color”, a pesar de que en “España nos empeñamos que hayan diferencias en la gestión de un recurso que en esta tierra necesitamos de manera extraordinaria”. Según Page, “esa sensibilidad” del Ejecutivo Regional, que les lleva “a gastar tanto en agua es la que va a acabar con el trasvase”, aseguraba.
Por último, Page incidía en que “Quiere un acuerdo en materia de agua en España”, “y no mirar para otro lado”, pues “hay alternativas evidentes y claras para gestionar el agua de otra manera”, por lo que el presidente apela a la “sensibilidad” patrimonial.
